Tierra Amarilla: Almacén «El Chuno”… una tradición en la localidad de Punta del Cobre

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Si esta historia la contáramos para lectores que no son tierramarillanos y, por ende, no conocen la comuna, les diríamos que existe un sector histórico denominado Punta del Cobre, donde antiguamente funcionaban la estación ferroviaria y la antigua escuela primaria “Luis Uribe Orrego” de la cual hoy solo quedan sus raídos muros como silentes testigos de un pasado glorioso de esta tierra tan generosa en cobre, plata y oro, entre otros valiosos metales, pero como siempre, con escolares de precarias condiciones socioeconómicas. Eran los tiempos del Chile de ayer.

Allí mismo, en la calle Ignacio Carrera Pinto Nº 140, desde hace más de 60 años -ya casi llegando a los setenta- atiende un almacén que aún subsiste a la competencia de los minimarkets que se han instalado en la comuna. Su iniciador fue Oscar Godoy Pastén, fallecido hace unos 20 años, a quién todos lo conocían por «El Chuno”.

Antigua Escuela primaria F Nº 42 “Luis Uribe Orrego” de la cual hoy solo quedan sus raídos muros como silentes testigos de un pasado glorioso de esta tierra tan generosa en cobre.

¿Dónde vas a comprar?, preguntaba alguien…..  ¡Donde el ´Chuno´!, respondía su interlocutor. Y así se hizo conocido en el tiempo entre los vecinos este almacén que nunca tuvo un nombre oficial, sino que simplemente quedó por costumbre oral como el negocio del “Chuno”

Hoy lo atiende con mucho esfuerzo y encomio su hermana Irma Godoy Pastén, quien reconoce que los tiempos están muy difíciles para los pequeños almacenes de barrio y que las ventas han bajado mucho.

En esta labor le colabora su sobrino Mery, junto a quien atiende a su fiel clientela desde las 08;30 a 14;00 horas y por las tardes cierra temprano, a las 17;00 horas, por temor a la delincuencia. “Mejor es ser precavidos y no exponernos a un asalto que nos pueden quitar lo poco que uno tiene y que tanto nos cuenta mantener”, comenta la locataria fuera de grabación.

Un vecino que desde niño se reconoce como un fiel cliente es este negocio es Pedro Masnava, más precisamente desde la época cuando estudiaba en la escuela del sector, destaca que concurre siempre a comprar “porque uno es muy bien atendido acá y uno se siente como de la familia, algo así”.

Al mismo tiempo, ve con preocupación e inquietud que, al parecer, no exista otra persona que pueda seguir los pasos de la señora Irma para continuar con el funcionamiento de este local, además de modernizarlo a los tiempos de la computación.

La opinión de don Pedro, nos imaginamos, debe ser semejante a las del resto del vecindario, valorando el servicio que por años ha entregado este local comercial, satisfaciendo las demandas menores en frutas, verduras, bebidas y abarrotes, cuya hora de la bajada definitiva de cortinas pareciera no estar lejana, porque el paso del tiempo es inexorable, pero donde el legado patrimonial del “Chuno” quedará por siempre como un útil y servicial almacén de barrio.

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