Maximiliano: El niño de ocho años que ha pasado la mitad de su vida en un hospital

A los cuatro años, Maximiliano fue diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda. Inició un tratamiento con quimioterapia que, por suerte, no dejó mayores consecuencias físicas. Pero tuvo una recaída este año y los doctores le dijeron a su madre, Constanza, que su única posibilidad para sobrevivir es encontrar a un donante de células madre sanguíneas 100% compatible. Hoy, la fundación DKMS apoya a la familia en la búsqueda de su “hermano de sangre”.

Cuando Maximiliano tenía cuatro años, empezó a estar muy decaído, sin ganas de caminar, ni de nada. Su madre, Constanza de la Rosa (entonces de 25 años), lo asociaba a la edad, a que estaba particularmente regalón. Hasta que un día la piel de su hijo empezó a tener un color distinto y decidió llevarlo al médico.

El doctor le dijo a Constanza de que podría ser un problema en la sangre, que lo mejor era llevarlo a urgencias. El diagnóstico lo confirmó: leucemia linfoblástica aguda, la neoplasia más común entre los niños (representa el 30%-75% de los diagnósticos de cáncer de sangre en ese rango de edad).

Desde entonces, su vida dio un vuelco importante. Maximiliano empezó la quimioterapia y, por suerte, todo avanzó según lo esperado. Pero poco tiempo después tuvo una primera recaída y tuvo que recomenzar los ciclos de quimioterapia, de esta vez en soledad, porque el mundo vivía la pandemia del COVID-19. Por suerte el cáncer entró nuevamente en remisión y Constanza y Maximiliano pudieron, una vez más, recuperar su día a día, alejados de las salas médicas y las agujas.

Pero no por mucho tiempo. En mayo de este año, Maximiliano -hoy de ocho años- empezó a sentirse mal. Tenía un dolor de espalda y estómago muy fuertes. Le hicieron muchísimos exámenes y todos salían bien. Hasta que hicieron el de la médula.

“Esta vez el pronóstico era mucho más complicado porque significaba que dos veces haciendo un tratamiento no funcionaba y ya el tercero era más complicado abordarlo…”, recuerda Constanza.

Finalmente, el equipo médico determinó que su única posibilidad de sobrevivir era encontrando a un donante de células madre sanguíneas 100% compatible. No siempre es una tarea fácil. De acuerdo con la fundación DKMS, dentro de las familias, los únicos que pueden ser 100% compatibles con los pacientes son sus hermanos. Y la probabilidad, en estos casos, es de 25% con cada hermano. Pero Max es hijo único.

Por eso, los doctores decidieron extender la búsqueda a donantes no emparentados, como los registrados en DKMS.

“Por azar genético es posible encontrar a personas no relacionadas que comparten características de compatibilidad o -como los llamamos- ‘hermanos de sangre’. Cuanto más similar es el pool de genes, mayor es la probabilidad de que un donante sea compatible. Y cuanto más personas se registren como potenciales donantes, mayor es la probabilidad de que un paciente como Maximiliano encuentre a su hermano de sangre”, dice Ignacia Patillo, directora ejecutiva de la fundación.

Registrarse en www.dkms.cl es muy simple y no tiene costo. Los requisitos son tener entre 18 y 55 años, contar con buena salud y vivir en Chile. De esta manera, aumentan las posibilidades de que él u otros pacientes con cáncer de sangre tengan una segunda oportunidad de vida.

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