La sequía es un fenómeno que avanza de forma silenciosa pero evidente. Por ello, el monitoreo permanente del uso del agua y contar con sistemas de riego de precisión adquiere cada vez mayor relevancia.
En vista de los crecientes desafíos derivados del cambio climático y el consiguiente aumento de sequías en todo el mundo, ha cobrado cada vez más importancia la eficiencia en el uso sostenible el uso del recurso hídrico.
Sin ir más lejos, Chile se encuentra entre los 25 países del mundo que están actualmente expuestos a un estrés hídrico extremadamente alto cada año, lo que significa que utilizan más del 80% de su suministro de agua renovable para riego, ganadería, industria y necesidades domésticas. Incluso una sequía a corto plazo pone a estos lugares en peligro de quedarse sin agua y, a veces, obliga a los gobiernos a cerrar las llaves.
Así lo dio a conocer un informe del Instituto de Recursos Mundiales que señaló que este tipo de escenarios ya ha sido observado en muchos lugares del mundo, como Inglaterra, India, Irán, México y Sudáfrica.
Para 2050, se espera que mil millones de personas adicionales vivan con un estrés hídrico extremadamente alto, incluso si el mundo limita el aumento de la temperatura global a 1,3 grados Celsius y a 2,4 grados Celsius para 2100, en un escenario que es considerado optimista.
Asimismo, se prevé que la demanda mundial de agua aumente entre un 20% y un 25% para 2050, mientras que la cantidad de cuencas hidrográficas que enfrentan una alta variabilidad de un año a otro, o suministros de agua menos predecibles, se espera que crezcan un 19%.
La seguridad alimentaria mundial también está en riesgo. Así lo explica Marco Quezada, gerente técnico de Dripsa, empresa chilena dedicada a proveer soluciones tecnológicas para la gestión hídrica: “El 60% de la agricultura de regadío ya enfrenta un estrés hídrico extremadamente alto, en particular la caña de azúcar, el trigo, el arroz y el maíz. Sin embargo, para alimentar a los 10.000 millones de personas proyectados para 2050, el mundo necesitará producir un 56% más de calorías alimentarias que en 2010, todo mientras se enfrenta al aumento del estrés hídrico y a los desastres provocados por el clima, como sequías e inundaciones”.
Las ventajas del riego tecnificado a la hora de enfrentar este escenario son múltiples. En primer lugar, este método permite una distribución precisa del agua, asegurando que cada planta reciba la cantidad necesaria sin desperdicios. Esto no solo optimiza el consumo de agua, sino que también maximiza la productividad agrícola. Además, el riego tecnificado ayuda a evitar la erosión del suelo, promoviendo la salud a largo plazo de las tierras de cultivo.
Conscientes de la importancia de este recurso vital, es fundamental que los agricultores adopten prácticas sostenibles y conscientes en el riego de sus cultivos. Por ello, desde Dripsa entregan algunos consejos claves:
Monitoreo y Programación: Utilizar sistemas de monitoreo para evaluar las necesidades hídricas de los cultivos y programar el riego en consecuencia.
Tecnología Inteligente: Incorporar tecnologías avanzadas, como sensores de humedad del suelo y sistemas de riego automatizado, para optimizar la eficiencia del uso del agua.
Cultivos Resistentes a la Sequía: Seleccionar y cultivar variedades que sean más resistentes a las condiciones de sequía, reduciendo la dependencia del riego excesivo.
Reciclaje del Agua: Implementar sistemas de reciclaje y reutilización del agua residual para reducir la demanda de agua fresca.
Capacitación y Concientización: Educar a los agricultores sobre la importancia de prácticas responsables de riego y fomentar la adopción de tecnologías sostenibles.
Adoptar estas prácticas no solo beneficia a los agricultores individualmente, sino que contribuye al esfuerzo global para preservar y proteger nuestros recursos hídricos frente a los desafíos del cambio climático.