En el marco del Día de la Discapacidad, cuatro alumnos del Diploma en Habilidades Laborales de la Universidad Andrés Bello hablan de su experiencia y dan cuenta de que la inclusión sí es posible en la Educación Superior.
De no ser por el Diploma en Habilidades Laborales de la Universidad Andrés Bello, para muchos jóvenes con discapacidad intelectual su formación habría terminado junto con su paso por el colegio. Es que, pese a que es un derecho, el acceso a Educación Superior es todavía una gran deuda en Chile.
Sin embargo, el programa que desde 2006 se dicta en UNAB, y que en la sede Concepción cumple hoy 10 años, ha demostrado que es posible la inclusión en las universidades, tal como lo evidencia el testimonio de cuatro jóvenes que este año egresan del plantel y que no solo se han desempeñado exitosamente en lo académico, sino también en lo laboral, a través de sus prácticas. Ser parte de esta iniciativa les ha permitido lograr mayor autonomía en sus vidas, tener ingresos, tener nuevas amistades y desafiarse en cada paso.
Como Víctor Sierra (33), que estudió la especialidad de Administración y para quien el Diploma en Habilidades Laborales fue una experiencia que marcó su vida. “Fue algo maravilloso, un reto muy grande, donde nos entregan las herramientas a mí y a cada uno de mis compañeros para desempeñarnos en el ámbito laboral”, relató.
La de Víctor es una cara reconocible dentro de la Universidad por su presencia en buena parte de las actividades que se realizan. “Viví, la vida universitaria, lo pasé bien, compartí con estudiantes de toda la U, con Desarrollo Estudiantil estuve en actividades extraprogramáticas y este año hice un taller de lengua de señas y me sentí muy bien”, resumió. Y es que como él ha sentido la inclusión, decidió que podía también aportar aprendiendo a comunicarse con personas sordas.
Desde muy pequeño tuvo que esforzarse más para poder avanzar en sus estudios. Hoy, a punto de egresar del programa, puede sumar un nuevo logro. No sólo eso, además hizo su práctica en Huachipato con excelentes resultados.
Superando barreras
Al conversar con algunos de los estudiantes del Diploma en Habilidades Laborales es frecuente encontrar historias de mucho esfuerzo, tanto de ellos como de sus familias. La mayoría pasó por varios colegios buscando algo que se adaptara a sus necesidades, muchos sufrieron bullying y esa violencia dejó huella en ellos. Pero también muchos encontraron amigos, parejas y alguna pasión como el baile, el deporte o, como en el caso de Andrés Goycoolea (24), la música. Él tiene varios trabajos en productoras de eventos operando equipos de amplificación, que es lo que, en realidad, capta su atención, la tecnología asociada a la música.
El joven de San Pedro de la Paz explicó que a través del Diploma pudo tener, por ejemplo, mayores conocimientos de informática, lo que espera aplicar cuando tenga su propia empresa de eventos. Además, pudo cumplir un sueño. Producto de su discapacidad, comentó, tiene dificultades para leer y para las matemáticas por lo que, “siempre pensé que no iba a poder entrar a la U, porque desde chico quería estudiar algo y pude hacerlo. Eso me tiene muy contento a mí y a mi familia, porque logré lo que quería”.
Andrés fue creciendo a lo largo de los tres años del Diploma, de a poco fue haciendo nuevos amigos y tomando un rol más activo dentro del plantel. Hoy pertenece a la rama de montañismo de la UNAB y realiza, además, trabajo de voluntariado.
Una pareja de bailarines
Christian Acevedo y Celeste Jerez son compañeros en el programa UNAB y también en la cueca. Con desempeños destacados en varios campeonatos, los estudiantes han representado a la Región al ritmo del baile nacional.
Celeste (23) aprendió con su hermanita de ocho años sobre los cuidados a los niños y eligió ese camino para su formación laboral en la especialidad Apoyo a la Educación Parvularia.
Su tiempo libre lo divide entre la cueca y el ballet. Hace poco estuvo en México en un certamen de la danza clásica. Desde la Universidad y su centro de práctica, el jardín infantil Lucerito de Tomé, le dieron las facilidades para viajar a competir. Volvió con el primer lugar y retomó su trabajo con los niños.
Christian (23) estudió la especialidad de Apoyo a la Función Gastronómica y hace poco hizo su práctica en el área en casa Betania, “fue una buena experiencia, mis compañeros se portaron un 100% y estoy agradecido”. Su sueño es poder abrir un local de repostería que lleve su nombre.
Contó que después de haber vivido experiencias muy difíciles en sus colegios, en la universidad pudo “hacer amigos, tener una buena relación con mis compañeros y encontrar apoyo en los profesores”. Algo que, dijo, debería estar siempre presente en la educación en los distintos niveles.
10 años del programa
María Florencia Iriarte, directora del Diploma en Habilidades Laborales de la sede Concepción, explicó que solo en esta sede 75 jóvenes con discapacidad intelectual han egresado y que este año se sumarán otros 7.
“La formación universitaria del Programa prepara a los y las estudiantes para participar activamente en el mundo del trabajo, capacitándolos en un área específica como apoyo a las áreas de Administración, Gastronomía, Educación, Veterinaria o Viveros y Jardines, pero también apunta a potenciar las diversas dimensiones de calidad de vida como el bienestar emocional, las relaciones interpersonales, el desarrollo personal y físico, la autodeterminación, inclusión social y los derechos, ofreciendo una formación integral”.
Sobre lo señalado en los distintos testimonios, la académica enfatizó: “Este programa derribó la barrera existente en el acceso, progreso y egreso hacia la Educación Superior, como también ha aportado en materias de inclusión laboral”, sin embargo, destacó es necesario seguir trabajando para acortar las brechas y que otras instituciones se sumen a la inclusión.