A 100 AÑOS DEL NATALICIO DEL “ZORRO” ALAMOS

Para la mayoría de los periodistas deportivos que conforman la nueva hornada de estos profesionales en nuestro país, especialmente, aquellos que tienen una mayor figuración nacional, creen que el fútbol chileno nació con la Generación Dorada y se olvidan por completo de quienes hicieron historia en décadas anteriores.

Por ejemplo, hoy lunes 25 de diciembre se cumplen 100 años, el CENTENARIO de su natalicio, de un hombre que debe estar en las páginas doradas del fútbol chileno, en su calidad de entrenador…. Y más encima es atacameño. Nos referimos al gran y querido Luis Alamos Luque, más conocido como el “Zorro” Álamos.

Nadie en el mundo del fútbol chileno, sobre todo entre los más adultos, discute el gran aporte que hizo este ilustre chañaralino al balompié nacional. El “Zorro” nació el 25 de diciembre de 1923 y realizó sus estudios superiores en la Escuela Normal de Copiapó, donde obtuvo su título de profesor primario. Además, a lo largo de su carrera siempre se destacó por su vocación pedagógica, siendo un verdadero maestro para los jugadores.

Su historia futbolística comenzó cuando fue recomendado a Alejandro Scopelli, el entonces entrenador de Universidad de Chile, quien lo incorpora al equipo universitario. Su puesto era de delantero, pero el entrenador lo ubicó en el mediocampo, puesto que ocuparía hasta su retiro, pasando en el fútbol como un simple destructor.

En realidad, Alamos no era un dechado de virtudes técnicas como futbolista y la verdad es que no alcanzó a brillar en las canchas, por eso se retiró joven para dedicarse a su gran vocación de maestro del deporte. “Pasé por el fútbol como un ´pata dura´, teniendo que hacer justamente todo lo contrario de lo que a mí me gustaba, como era crear juego”, dijo el propio director técnico a la antigua y desaparecida Revista Estadio.

Como técnico se inició dirigiendo las divisiones inferiores de Universidad de Chile en 1956 y dos años más tarde fue designado entrenador del primer equipo. Aprovechando a los mismos que había dirigido desde niños, Álamos formó toda una generación de jugadores azules que destacarían en el profesionalismo, teniendo como base un equipo formado en casa y que sería el mejor en la historia del cuadro laico, conocido como el Ballet Azul.

Tras ganar el título de 1959 con la definición contra Colo Colo, se transformó en protagonista del torneo nacional chileno por lapso de 10 años. Bajo la batuta de Álamos, los universitarios ganarían los títulos de 1962, 1964, 1965 y 1969, además de ser equipo base para el tercer lugar en el Mundial de Chile 1962, ocasión en que Luis Álamos fue el ayudante técnico de Fernando Riera, hecho que muy pocos cronistas deportivos destacan a la hora de entregarle reconocimientos a este equipo donde lució también nuestro gran Eladio Rojas Díaz, el tierramarillano, sin desmerecer lo que hicieron Misael Escuti y Adán Godoy, copiapino y “Lorino”, respectivamente.

El “Zorrito” también tiene muchas historias y anécdotas que contar, como aquella histórica y mítica frase de que al día siguiente que Colo Colo ganaba, “la marraqueta era más crujiente y el té más dulce para el pueblo chileno”. Dicen que esta historia nació en plena época de la Unidad Popular, cuando el Colo Colo se lucía en su campaña de la Copa Libertadores y el mismo “Zorro” observó en las faenas de construcción del metro (Línea 1) que los trabajadores gozaban más que nunca su tecito en los “tachos” que se lo servían.

El “Zorro” Alamos supo ganarse el cariño, aprecio y respeto de sus jugadores, algo muy poco usual en el fútbol chileno. Por ejemplo, el gran Francisco “Chamaco” Valdés (QEPD) dijo lo siguiente en una entrevista: “Para mí, no tengo dudas en que Luis Álamos fue el mejor entrenador chileno, no porque hizo buena campaña en la U, creara el Ballet Azul y luego formara el famoso Colo Colo ’73, sino que principalmente por la sicología que usaba en su trabajo. Era muy amigo de los jugadores y muy claro, utilizando palabras simples. Nos daba libertad para crear y no nos encasillaba en un concepto futbolístico, dejaba que los jugadores sacaran lo mejor de sus capacidades”.

Por su parte, el gran ídolo Carlos Caszely dijo de Luis Álamos: “Fue el mejor entrenador que tuve. Fue un adelantado. Rescato su pedagogía para entregar conocimientos. Me impresionaba su forma de parar los equipos. Nos daba libertad para definir, tenía muchos conocimientos. Cambiaba de tácticas con los mismos hombres sin renunciar al ataque”.

A propósito de estos conceptos, recuerdo otra gran frase para el bronce del “Zorro” y ocurrió cuando los jugadores de Colo Colo le preguntaron en el camarín, cuál iba a ser su estrategia para enfrentar al rival de turno, y él les dijo: “Qué les voy a enseñar yo a ustedes… salgan a la cancha y cada uno ya sabe lo que tiene que hacer”. Así de simple, nada de pizarras, nada de libretos, nada de estrategias. Sólo, FILOSOFIA PURA, porque con esta frase el Zorro estaba demostrando la confianza que él tenía en sus dirigidos y, al mismo tiempo, los estaba desafiando a que cada uno sacara lo mejor de sí para enfrentar al rival, porque ya eran hombres grandes que sabían lo que tenían que hacer.

Así fue como el “Zorrito” formó con singular éxito al Colo Colo de 1973, ese equipo que llegó a disputar la final de la Copa Libertadores de América en tres finales con el cuadro de Independiente de Argentina, demostrando un fútbol de alto nivel técnico, con jugadores que el rescató de otros clubes y pulió para que destacaran a nivel nacional e internacional.

La efervescencia que generó este mismo Colo Colo en el país, mientras disputaba este torneo sudamericano, hacía que el Estadio Nacional se llenara con más de 70 mil personas cada vez que jugaba de local, un hecho que no pasó inadvertido para los políticos de ultra derecha y militares de la época, ya que se afirma que este Colo Colo de Luis Alamos, justamente por esta gran actuación, “retrasó el Golpe Militar” que se pensaba podría haber ocurrido mucho antes en nuestro país.

En el Diario El Clarín de la época tituló: “Mientras Colo Colo gane, el ´Chicho´ Allende está seguro”. Lamentablemente, los albos perdieron la final de la Libertadores el 6 de junio y tres meses después vino el golpe de Estado.

Sus dirigidos y dirigentes dicen que nunca se vió al “Zorro” despotricando públicamente, ni dando malos ejemplos para sus alumnos, como ocurre con muchos técnicos actuales que adoptan aires de divos; claro, porque nunca olvidó que él era un maestro, un profesor formado en la Escuela Normal de Copiapó, donde adquirió el amor por la enseñanza, por la pedagogía y por sus dirigidos.

El “Zorro” entró en la galería de los personajes míticos, de aquellos que traspasan los tiempos y alcanzan la inmortalidad, cuyo nombre en este caso jamás se borrará de la memoria del hincha chileno, porque se ganó el respeto, la estima, la simpatía y el cariño de ellos y de quienes fueron sus pupilos.

SERGIO ZARRICUETA ASTORGA

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