El académico de la USM Dr. Pedro Sariego expuso mecanismos para combatir la escasez de agua en el país.
Soluciones que calificó como “básicas y elementales” para enfrentar el dramático problema de la escasez hídrica que azota al norte de nuestro país, específicamente la Región de Coquimbo, fueron las que expuso el académico de la Universidad Técnica Federico Santa María, Dr. Pedro Sariego, invitado por la Comisión Hídrica y de Desertificación de la Cámara de Diputados.
El experto demostró a través de su estudio «Aguas de la costa a cuencas de interiores a bajo costo mediante sinergia de energías alternativa”, que la desalinización por osmosis inversa permite convertir el agua de mar en agua potable para consumo humano. En el caso de los cultivos, dijo, “esa solución llega solo hasta la cordillera de la costa”.
El Dr. Sariego explicó que el mayor problema que tiene el agua para transportarla desde la costa hasta donde sea requerida, es el valor asociado a su transporte, ya que hay que elevarla venciendo la fuerza de gravedad. Aunque hay muchas empresas utilizando los métodos de desalinización en la actualidad, dicho sistema tiene un costo asociado que puede llegar a aumentar hasta cuatro veces su valor, dependiendo de la distancia a recorrer y, especialmente la altura. “El costo de la energía es inmensamente grande, y esos valores hoy solo lo pueden pagar las mineras. Si el metro cúbico de agua cuesta un dólar en la costa, por ejemplo, trasladarlo a la altura de Santiago sale tres dólares y medio… y así, mientras a mayor altura se lleve, más aumenta su costo”, detalla.
Un problema elemental
Sariego señala que Chile está lejos de ser el único país que se ve expuesto a estas dificultades. Las soluciones están a la mano y todo radica en la capacidad de generar energía alternativa, almacenarla y utilizarla de manera oportuna.
“Hay que pensar al revés. Si uno quiere llevar agua de la costa hacia el centro se necesita mucha energía, entonces lo que tenemos que hacer es fijar un costo del agua para toda cuenca posible de pagar por los agricultores, y establecer qué conjuntos de tecnologías y qué configuraciones hacen posible ese propósito”.
El experto añade que “existen más de siete formas de generar y almacenar energía alternativa, como por ejemplo a través del aire comprimido, o las centrales hidráulicas de acumulación por bombeo. En todas ellas se ocupan recursos naturales que están disponibles”, comenta.
Sariego pone como ejemplo el caso de la Región de Coquimbo, una de las más asediadas por la escasez hídrica en el país, pero que, por el contrario, posee energía alternativa “de sobra”, que se vierte a ciertas horas y se pierde, y es precisamente esa energía la que se necesita para poder movilizar el agua desalinizada hacia los asentamientos del valle central, hacia la red de embalses que esta región posee. Lo que pasa en la Región de Coquimbo, por ejemplo, es una paradoja: le falta agua y le sobra energía alternativa. Allí lo que hay que hacer es almacenar energía alternativa y usarla en beneficio de las comunidades y especialmente del sector agrícola”.
Técnicas antiguas
Sariego insiste en que los métodos de generación de energía alternativa son técnicas antiguas de la ingeniería que se utilizan actualmente en diversos países. “Hay que jugársela a fondo con la generación y almacenamiento de la energía alternativa. La clave de todo es almacenar más energía de la que se requiere. SI impulsamos un modelo de concesiones, todos los indicadores económicos privados indican que es posible y atractivo, hasta con una inversión cero por parte del Estado. Y si el Estado quiere hacer la inversión –también es rentable– lo importante es tomar la decisión estratégica de hacerlo”.
Finalmente, Pedro Sariego explica que “los números son consistentes, las tecnologías son todas conocidas en Chile y son de conocimiento de cientos de profesionales en el ámbito de la ingeniería. Lo que queda es estudiar cada cuenca y generar soluciones técnicas y financieramente posibles, todas con el sello medioambiental y sostenible que los tiempos exigen”.