Por Arturo Volantines 
El diario El Cosmopolita fue el órgano de la Revolución Constituyente en La Serena. La Imprenta del Pueblo estaba ubicada en la calle de Almagro. Allí, también, se publicaron: proclamas, decretos y, fundamentalmente, el Boletín de la División Liberadora del Norte. Esta labor: profusa, circunstancial y elegiaca, era dirigida por Manuel Concha y Luis Román. Del Archivo Nacional hemos recuperado los números: 1, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y el 12 correspondiente al 23 de abril de 1859, a casi una semana de la aciaga batalla. También, tenemos el n° 4, pero este está casi ilegible. No poseemos información si hay más u otras copias del Boletín. Los originales que tenía Pedro Pablo Figueroa se quemaron cuando su casa fue saqueada en la Revolución del 91. Hubo en el país otros periódicos revolucionarios y de oposición a Montt: La Actualidad, La Semana, El Correo Literario, La Asamblea Constituyente, El Ciudadano, El Provinciano, El Amigo del pueblo y varios más. Sin embargo, El Cosmopolita fue el órgano inmortal que llenó de tinta a la revolución. Hablar, aquí, del Boletín tiene el propósito que este se visibilice, porque es del ser del Norte Infinito. No solo por lo que dice, sino por trasuntar el espíritu de los revolucionarios de otrora. Y esto, entre muchos hechos, verifica: los insurgentes eran voluntarios en busca del bien común. Estos pliegos son, indudablemente, parte del patrimonio de nuestra tierra e indicadores de nuestro destino. Ya vendrán tiempos en que se puedan reunir todos los legajos de la Revolución Constituyente, generados por la División Libertadora del Norte. Y en forma más exhaustiva. Señalarlo, aquí, es un disparo para que no se olvide, como tantos enterrados hechos: inauditos, mágicos y heroicos de los hijos de Atacama y Coquimbo.
El diario El Cosmopolita fue el órgano de la Revolución Constituyente en La Serena. La Imprenta del Pueblo estaba ubicada en la calle de Almagro. Allí, también, se publicaron: proclamas, decretos y, fundamentalmente, el Boletín de la División Liberadora del Norte. Esta labor: profusa, circunstancial y elegiaca, era dirigida por Manuel Concha y Luis Román. 
Del Archivo Nacional hemos recuperado los números: 1, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y el 12 correspondiente al 23 de abril de 1859, a casi una semana de la aciaga batalla. También, tenemos el n° 4, pero este está casi ilegible. No poseemos información si hay más u otras copias del Boletín. Los originales que tenía Pedro Pablo Figueroa se quemaron cuando su casa fue saqueada en la Revolución del 91. Hubo en el país otros periódicos revolucionarios y de oposición a Montt: La Actualidad, La Semana, El Correo Literario, La Asamblea Constituyente, El Ciudadano, El Provinciano, El Amigo del pueblo y varios más. Sin embargo, El Cosmopolita fue el órgano inmortal que llenó de tinta a la revolución. Hablar, aquí, del Boletín tiene el propósito que este se visibilice, porque es del ser del Norte Infinito. No solo por lo que dice, sino por trasuntar el espíritu de los revolucionarios de otrora. Y esto, entre muchos hechos, verifica: los insurgentes eran voluntarios en busca del bien común. Estos pliegos son, indudablemente, parte del patrimonio de nuestra tierra e indicadores de nuestro destino. Ya vendrán tiempos en que se puedan reunir todos los legajos de la Revolución Constituyente, generados por la División Libertadora del Norte. Y en forma más exhaustiva. Señalarlo, aquí, es un disparo para que no se olvide, como tantos enterrados hechos: inauditos, mágicos y heroicos de los hijos de Atacama y Coquimbo.
