Especial de prensa: Mes de la minería Atacama 2024

Pequeña Historia de la Minería,

para la actual Región de Atacama

Guillermo Cortés Lutz
Doctor en Historia
Director del Museo Regional de Atacama
Miembro de GEA

La historia del desarrollo minero en la actual región de Atacama es tan amplia que abarca aproximadamente unos 2000 años y permea casi todos los ámbitos de nuestra vida hasta el presente. De allí que en nuestra opinión, la mejor forma de abordarlo, es la pequeña historia, una línea historiográfica y pedagógica, es una síntesis histórica, con nuevos antecedentes, con una nueva cronología, y donde 

 también tributan la arqueología, la etnohistoria, la antropología, la politología y la geografía, para abarcar de forma didáctica y comprensiva el fenómeno histórico. En este caso la Minería de Atacama. El objetivo de la pequeña historia es reivindicativo, mediante escritos cortos y diálogos participativos, buscamos que las personas y las comunidades desarrollen conciencia crítica y social.

Los ciclos mineros en nuestro territorio, a lo largo del tiempo han sido: la lapidaria o piedra, es la más antigua; la minería metálica; cobre, oro, plata, fierro, y en la actualidad nos encontramos con el litio, que es el metal más liviano y con mayor potencial electroquímico. En nuestra región se encuentra en el alto andino en salmuera en los lagos y salares.
Se pensaba que la minería en nuestra región se inició aproximadamente desde el año cero. Los estudios del arqueólogo doctor Francisco Garrido, indicaban que el año cero ya existía un trabajo de lapidaria (piedra), encontrándose algunas de estas piezas en las colecciones del Museo Regional de Atacama. Así también el trabajo minero de los pigmentos que se conseguía cuando se machacaba distintas rocas, las que entregaban colores como rojo, negro, ocre, los que en un inicio se usaron en pictografías (la pictografía es cuando se pinta con colorantes de origen mineral espacios rocosos u otros) y luego sirvió para la decoración de la alfarería de la región.

En las investigaciones del arqueólogo Dr. Patricio López y su equipo, entre los que se cuenta el arqueólogo local, Carlos González (mayo de 2023), se han encontrado y han podido datar indicios de vida humana en el Salar de Infieles, al noreste de la ciudad de Diego de Almagro a unos 3.500 msnm. El contexto asociado al descubrimiento son escamas líticas y para nuestra historia minera, rastros de pigmentos de mineral rojo. Su data cronológica sería 12.440 años a.C. Entonces allí estarían los orígenes de nuestra pequeña historia minera.
A inicios del siglo XIII d.C. aproximadamente, ya había comenzado la extracción y fundición de minerales, es decir los procesos de fundición comenzaron 250 años antes de lo que suponíamos. Complementando, podemos indicar que se han encontrado fundiciones y restos de trabajo extractivo de antigua data, todos anteriores al centro minero metalurgista de Viña del Cerro. Los antecedentes etnohistóricos sobre el sitio minero-metalurgista de Viña del Cerro, nos indicaban que este comenzaba en el siglo XV, con la llegada del inkanato al territorio de la actual región de Atacama. Era el punto inicial de nuestra minería.
Pero a partir de las últimas excavaciones arqueológicas, desde el Museo Regional de Atacama y el Museo Nacional de Historia Natural, lideradas por Francisco Garrido, hemos podido concluir que Viña del Cerro es a los menos 200 años anterior a lo que se pensaba. En este sito se molía, chancaba, fundía y se hacía metalurgia. Sin duda la metalurgia chilena sí tiene un punto de partida sistemático y de gran expansión en Viña del Cerro, en la actual comuna de Tierra Amarilla. Con la llegada de los europeos, la minería en el territorio de los que hoy es Atacama, tiene una baja hasta el siglo XVII.

Existen, al momento de escribir este artículo, pocos antecedentes sobre la minería entre 1600 y 1699, pero las informaciones de los años posteriores hacen pensar que ya había un desarrollo importante de esta actividad.

“El viajero francés Amadeo Frezier, en su periplo por Atacama el año 1713 y con relación a la minería, nos decía que; ‘Dada la gran cantidad de minas de oro y plata de las montañas de Copiapó, habrían de ocupar no menos de 40.000 hombres’. Cifra sin duda exagerada, pero que viene a dar cuenta de la importancia que podía tener el territorio con relación a las labores de tipo minero”. (Cortés, G., 2017). Comenzaba el ciclo del cobre, que si bien para la época mercantilista (etapa que basaba la riqueza de las naciones en el atesoramiento de oro y plata) el cobre no era un metal fundamental en los mercados internacionales, su producción sí servía para la incipiente creación de productos manufacturados, lo que a futuro aumentaría la relevancia de comercialización. No obstante, también hubo explotación de oro y en menor medida de plata. El gobernador de Chile Ambrosio O’Higgins entre 1788 y 1789, en su inspección a las localidades de Freirina y Vallenar, intentó el aumento de la producción de estos dos últimos metales con la contratación de expertos en el trabajo minero de oro y plata para esta zona. Existía el convencimiento de que la minería era un espacio de crecimiento y riqueza.

Siglo XIX, cuando de las montañas brotó la plata; sin duda el siglo decimonónico está marcado por la minería argentífera. Es importante decir que el trabajo del pueblo minero le permitirá a Chile independizarse y organizar la república. El año 1811, José Licuime, descubrió al sur de Vallenar el mineral de plata de Agua Amarga. Es tal la fuerza mercantil de Agua Amarga que el premio nacional de historia, doctor Jorge Pinto, ha dicho que fue con esta riqueza con la que Chile financió la guerra de independencia. El año 1812 se creó el Banco de rescate de la plata en Vallenar. Pero el momento más brillante de la minería argentífera vendrá cuando el 16 de mayo de 1832, el joven Juan Godoy, al sur este de Copiapó, descubra el yacimiento minero de Chañarcillo (se le había dado este nombre porque allí habían muchos chañares pequeños). Es tal la cantidad de plata, que el Estado de Chile se organiza, dando paso esta riqueza a grandes adelantos, como la puesta en marcha del ferrocarril en Chile en 1851, una obra de la minería de la plata, la puesta en marcha de la iluminación pública a gas, la creación de la escuela de minas, la revolución constituyente de 1859, la creación del Liceo de hombres y del primer Liceo de niñas de Chile, la organización del batallón Atacama, entre tantos logros de la minería. El año 1848, en la actual provincia de Chañaral, cerca de la ciudad de Diego de Almagro, Apolinario Soto comenzó la explotación del mineral de Tres Puntas, lo que sumado a Chañarcillo, hicieron de Atacama y Chile, una potencia de la plata.

No está demás decir que para esta época ya estaba en funciones el mineral de Capote en la localidad de Freirina, en aquel momento se llamaba Reales Minas de Santa Rosa. Nunca se dejó tampoco de trabajar el cobre, en los distintos ingenios cupríferos. No por casualidad el historiador Oriel Álvarez, escribe Huasco de Cobre.

Los Siglos XX y XXI, fue del Cobre al Fierro y es del Fierro al Litio. El siglo 20 indudablemente es un siglo de expansión en cuanto a la producción minera. Pero sin lugar a dudas es en este siglo cuando comienza el ciclo del cobre, siendo el campamento minero de Potrerillos en 1918, a más de 2500 msnm, el que con su epopeya se convirtió en el punto de inicio de una minera qué subsiste hasta el presente. Posteriormente encontramos el Mineral del Salvador, los Yacimientos del valle de Copiapó. También será en la primera mitad del siglo XX, cuando comienza la explotación del fierro, siendo la región de Atacama, una de las dos regiones en Chile donde se explotó y se explota el fierro.

Hoy, adentrados en el siglo XXI, este territorio alberga la minería del litio, un recurso natural que nos hará crecer y tal vez desarrollarnos.

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