Cambiar un deporte para siempre es para los elegidos, para quienes pueden ver más allá y, sobre todo, se animan a intentarlo. Ese fue Dick Fosbury, quien falleció este sábado en Los Angeles a los 76 años.
Su Fosbury Flop perdura en el tiempo y, desde 1968 al día de hoy, es la técnica más elegida por los saltadores en alto de todo el mundo.
Fue en los Juegos de México 1968 cuando el mundo descubrió como un hombre podía cambiar a un deporte para siempre, imponiendo su técnica en la especialidad de salto alto. Hasta entonces, la técnica más utilizada era la de rodillo ventral que consistía en superar el listón de frente, mientras intentaban girar el cuerpo a medio salto por encima.
La nueva técnica consistía en correr hacia el listón siguiendo una trayectoria en curva por lo que los últimos pasos eran en dirección transversal y el cuerpo se giraba para saltarlo de espaldas, superándolo con la espalda arqueada y las piernas flexionadas hasta estirarlas en el último instante. Según los especialistas, esta forma resulta más efectiva desde un punto de vista biomecánico.
Con su nuevo estilo, el atleta de 193 centímetros de alto logró el título en los campeonatos NCAA indoor de 1968 y también en los trials, logrando la clasificación olímpica como parte del equipo de Estados Unidos.
Si bien para Munich 72 no logró la clasificación olímpica, su legado se notó: 28 de los 40 competidores utilizaron su estilo, la Fosbury Flop. De esa manera fue que muchos comenzaron a superar rápidamente las marcas, el listón se colocó cada vez más arriba y él no pudo seguirles el ritmo. Para Seúl 1988 ya nadie utilizaba la vieja técnica. En 1993 fue elegido miembro del Salón de la Fama Olímpica de Estados Unidos.