El informe global sobre profesores realizado por la UNESCO a inicios del presente año, advierte que existirá un déficit de más de 44 millones de maestros de educación inicial y secundaria en todo el mundo. Los hallazgos señalan que esta problemática global prevalece no sólo en los países desarrollados, sino que también en lugares de altos ingresos ubicados en Europa y América del Norte.
Las tasas de desgaste de los docentes que trabajan en el nivel de educación inicial se han duplicado en más de un 9% a nivel mundial durante el año 2022; a ello se suma la deserción en los cinco primeros años del ejercicio de la profesión. La gravedad de esta situación impedirá el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4: “Educación de Calidad, Inclusiva y Equitativa”. En consecuencia, es imperativa la movilización por provocar el mayor de los esfuerzos para que los jóvenes se motiven por cursar carreras de pedagogía.
Chile no es ajeno a esta realidad, ya que al año 2030 el déficit de profesionales de la educación se proyecta en más de 33 mil docentes de educación inicial y secundaria, siendo las regiones de: Tarapacá, Antofagasta, Los Ríos, Aysén y Magallanes las más afectadas.
Pues bien, sólo queda imaginar un mundo sin profesores, es decir, sin profesionales que tengan las competencias disciplinares, pedagógicas y actitudinales para educar a las futuras generaciones en asuntos relacionados con: matemática, lenguaje, ciencias, historia, tecnología, educación física, entre otras habilidades que son requeridas para la sobrevivencia humana. Por lo mismo, es fundamental el cuidado de los profesores en ejercicio, no es posible que estén siendo maltratados física y psicológicamente al interior de los establecimientos escolares de nuestro país.
Carlos Guajardo Castillo
Académico de la Facultad de Educación, U.Central