- Tras destacar a nivel juvenil, el copiapino Matías Soto partió a estudiar a Estados Unidos, donde también compitió. A los 23 años se graduó de Relaciones Públicas y Administración de Empresas gracias a una beca en la Universidad de Baylor, Estados Unidos. Su historia denota muchísimo esfuerzo detrás.
Durante su estadía en Norteamérica aprovechó la oportunidad para competir en la National Collegiate Athletic Association (NCAA), donde incluso se enfrentó a jugadores que a la postre terminaron metiéndose en el top 100 o 200 de la ATP, por lo que significó un gran aprendizaje para él.
Una vez titulado, se reinsertó en el circuito profesional, donde partió de cero y con muy pocos recursos económicos. Incluso, tuvo que realizar campañas por internet hasta realizar clases de tenis en su ciudad para costear todo lo que conlleva ser tenista profesional, para lo cual ha sido clave el rol de su familia.
“Obviamente desde que empecé a competir me he estado moviendo por todos lados; mi familia también y se ha obtenido alguna ayuda, pero el tenis es un deporte caro, para el que se requiere mucho dinero para hacer las cosas bien; para viajar bien, tener buenos entrenamientos… Y esto no para. Lo que se consigue ahora, se gasta mañana, y así vamos”, contó hace un tiempo a un diario capitalino.
Las cosas fueron mejorando y Matías Soto logró los mejores resultados de su carrera esta temporada. Con 25 años, consiguió meterse entre los 250 mejores del mundo en singles y se acerca al top 100 en dobles, pese a que no es su modalidad favorita.
Este año supo alcanzar una final de challenger en San Luis Potosí y seis de torneos ITF, coronándose en Arequipa y Recife, lo que le permitió sumar valiosas unidades para seguir escalando en el ranking mundial.
Así es la vida deportiva de este joven talento atacameño que, en base a esfuerzo propio y perseverancia, ha sabido torcerle la mano al destino y destacar a nivel internacional en un deporte que practica desde niño: el tenis.