EVOLUCIÓN DEL CONFLICTO ENTRE CATALUÑA Y ESPAÑA

Por Jordi Oriola Folch
Barcelona, Cataluña

España no es una nación, sino un conjunto de naciones, sobre todo la unión de dos reinos (a parte del País Vasco): El Reino de Castilla y el Reino Catalano-aragonés. Castilla era gobernada por reyes autoritarios y conquistó por las armas un gran imperio transoceánico. La Corona Catalano-aragonesa era una confederación de cuatro reinos soberanos, cuyas cortes hacían de contrapeso del rey. Tuvo uno de los primeros parlamentos del mundo y fue un gran imperio medieval que comerció por todo el Mediterráneo. La unión voluntaria de ambos reinos terminó, en 1714, con una guerra en la que ganó Castilla e impuso su forma de gobernar, sometiendo a Cataluña hasta hoy día.

Como España no es una nación sino un entramado de poder en torno a la monarquía y centrado en Madrid, el epicentro de la nación castellana, no tiene un proyecto nacional por el bien común, sino que vive con el único objetivo de evitar la disgregación del Estado para no perder esta estructura de acaparamiento económico y de clientelismo, que inevitablemente provoca un goteo continuo de casos de corrupción en el Partido Popular y el Partido Socialista que se alternan en el poder. Por eso la obsesión de combatir contra la independencia de Cataluña, cruzada en la que España no duda en usar todas herramientas del estado para atacar la determinación por subsistir de la nación catalana.

Y esta corrupción intrínseca al país, llevó al actual gobierno socialista al poder a través de una moción de censura contra el gobierno de derechas condenado por los tribunales por un gran caso de corrupción. Pero, de igual modo, en el actual gobierno, acaba de estallar otro gran caso de corrupción en la persona de Santos Cerdán, que es el número tres en el organigrama del partido socialista.

Precisamente Santos Cerdán es quién, en Suiza, negocia con el presidente catalán Carles Puigdemont, quien está en el exilio en Bélgica desde que se celebró el referendo de autodeterminación de Cataluña del 2017. Esta negociación fue condición de los catalanes para permitir la reedición del gobierno socialista. Sin Cerdán, el diálogo continuará con el expresidente español Rodríguez Zapatero. El punto de partida de Zapatero es que no contempla la posibilidad de que se acuerde hacer un nuevo referendo de autodeterminación porque cree que es un mecanismo que divide en lugar de unir y porque no es posible resolver una cuestión tan compleja con un sí o un no. Pero Zapatero sabe que en 1978 se llevó a cabo un referendo sobre la Constitución española, en 1986 otro sobre la entrada en la OTAN, en 2005 uno sobre la Constitución europea y en 2006 otro sobre el Estatuto de Cataluña pactado precisamente con Zapatero. Y eran asuntos complejos. Pero parece que los referéndums sólo pueden realizarse cuando el resultado sea el que España quiere. Porque, pese a la actual pelea entre partidos independentistas consecuencia de la fuerte represión española, y a pesar de las encuestas en las que la opción independentista baja, Zapatero sabe que, si se plantea un referéndum del que se respetará el resultado, Cataluña votará separarse de España.

+España también persigue judicialmente a los independentistas catalanes, demostrando que no es un estado de derecho. El Tribunal Constitucional ha resuelto que la «ley de amnistía» aprobada por el Parlamento español (exigida por l os independentistas catalanes al gobierno socialista que necesitaba los votos catalanes) es constitucional y que deben dejar de perseguir a Puigdemont y los demás independentistas, pero los jueces del Tribunal Supremo aseguran que seguirán persiguiéndoles, ignorando la ley y desobedeciendo al Constitucional. En España, los jueces dictaminan con criterios políticos, pero no por indicación del gobierno, es decir, por falta de independencia judicial, sino porque la mayoría de los altos magistrados aplican criterios políticos contra Cataluña por iniciativa propia.

Y de igual modo la policía. Acabamos de saber que, en 2015, el móvil del expresidente catalán Artur Mas fue el primer infectado de Europa con el software-espía Pegasus, y el segundo del mundo después de la periodista mexicana Carmen Aristegui. Este software solo lo pueden comprar los estados para luchar contra el terrorismo y el crimen organizado. Pero Artur Mas fue espiado ilegalmente durante cinco años con un total de 32 infecciones, durante gobiernos de derecha y de izquierda, en momentos en que se convocaban elecciones, se formaban coaliciones electorales o gobiernos. Es decir, no se luchaba contra el terrorismo, sino que se espiaba con motivación política para intentar derrotar a una opción legítima que era mayoritaria entre los catalanes.

Costará de conseguir, pero los catalanes seguiremos insistiendo hasta conseguir la independencia, porque está en juego nuestra supervivencia nacional.

Fotografías 1 y 2: Día Nacional de Cataluña 11/09/2023 y 11/09/2024 (Assemblea Nacional Catalana)

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