Ansiedad financiera, propósito y binestar: las prioridades de los jóvenes chilenos en el trabajo

Según el último estudio de Deloitte, la Generación Z y los millennials en Chile enfrentan mayores niveles de ansiedad financiera que el promedio global, pero también impulsan un cambio hacia entornos laborales más éticos, sostenibles y centrados en el bienestar.

Santiago, julio de 2025.- En un país marcado por el alto costo de la vida y la creciente incertidumbre laboral, las nuevas generaciones están replanteando sus prioridades y expectativas frente al mundo del trabajo. Así lo revela el último informe Deloitte Global Gen Z and Millennial Survey 2025, que muestra cómo la ansiedad financiera se ha transformado en la principal fuente de preocupación para los jóvenes trabajadores del país, con efectos directos en su bienestar, motivación y desempeño profesional.

Claudia Cornejo, socia de Human Capital en Deloitte Chile, sostiene que “la ansiedad financiera se ha convertido en el enemigo silencioso de la productividad empresarial. Esta preocupación está impactando al núcleo de nuestra fuerza laboral más activa, afectando directamente su desempeño y bienestar”. Según el estudio, un 54% de los millennials y un 41% de la Generación Z en Chile vive al día, sin capacidad de ahorro, y casi la mitad declara tener dificultades para cubrir sus gastos mensuales. Estos datos superan los promedios globales, lo que pone de manifiesto la particular crudeza de esta realidad en el contexto nacional.

La incertidumbre respecto al futuro también es significativa. Un 42% de los Gen Z y un 49% de los millennials en Chile teme no poder jubilarse con comodidad financiera. Cornejo explica que “no se puede pensar en el mañana cuando el hoy es una lucha constante. Casi la mitad de los jóvenes trabajadores vive atrapado entre sus responsabilidades actuales y una ansiedad permanente por su futuro”. Para los encuestados, el costo de la vida es su principal preocupación, superando incluso al desempleo, la salud mental y la seguridad personal.

Pese a este panorama, los jóvenes chilenos no se mueven únicamente por razones económicas. El 87% de la Gen Z y el 90% de los millennials, considera que el propósito en el trabajo es clave para su satisfacción y bienestar. De hecho, el 54% ha rechazado ofertas laborales por razones éticas o de sostenibilidad, y un 73% evalúa las credenciales ambientales de una empresa antes de postular. “El éxito profesional para estas generaciones se construye sobre tres pilares inseparables: dinero, propósito y bienestar. Pero cuando el dinero tiembla, todo el sistema se desestabiliza”, afirma Cornejo.

Frente a este escenario, Deloitte plantea que las organizaciones tienen una oportunidad, y una responsabilidad de responder con acciones estructurales. Cornejo señala que no se trata solo de aumentar salarios, sino de diseñar un ecosistema laboral que aborde las causas profundas del estrés financiero. “No puedes tener empleados comprometidos con el futuro de tu empresa si no pueden visualizar su propio futuro financiero”, advierte. En esa línea, destaca el valor de implementar programas de educación financiera, planes de ahorro empresarial y mecanismos reales de apoyo emocional.

El desarrollo profesional aparece también como un factor clave. Según el estudio, el 75% de la Gen Z y el 69% de los millennials en Chile dice que desarrolla nuevas habilidades al menos una vez por semana, mientras que más del 90% considera esenciales las habilidades blandas, como liderazgo, empatía y comunicación, para avanzar en sus carreras. Esta búsqueda de crecimiento constante entrega a las empresas una gran oportunidad de generar sentido de pertenencia y seguridad profesional, mitigando así la ansiedad económica de largo plazo.

Finalmente, la flexibilidad laboral se posiciona como una herramienta crítica. Un 58% de la Gen Z y un 56% de los millennials en Chile identifica las largas jornadas como una fuente clave de estrés. En este contexto, ofrecer modelos de trabajo más adaptables a las necesidades individuales no solo contribuye al bienestar personal, también permite una mejor administración de los recursos financieros de los colaboradores.

“La ansiedad financiera de nuestros jóvenes talentos no es un problema individual: es un desafío estructural para las empresas”, indica Claudia Cornejo. “En un mundo donde la incertidumbre económica es la norma, las organizaciones que ofrezcan seguridad integral —financiera, profesional y emocional— serán las que lideren el futuro. La pregunta no es si podemos permitirnos invertir en el bienestar de nuestros colaboradores. La pregunta es si podemos permitirnos no hacerlo”, concluye.

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