El arma que fue utilizada este martes en un instituto de EE.UU. que terminó con tres víctimas mortales y ocho heridos fue comprada hace cuatro días por el padre del sospechoso, un estudiante de 15 años de ese centro.
Eso explicó en una rueda de prensa el sheriff del condado de Oakland (Michigan, EE.UU.), Michael Bouchard, en la que el funcionario no identificó al sospechoso por ser menor de edad ni a las víctimas del tiroteo de la Escuela Secundaria de Oxford «por respeto a las familias».
Además, Bouchard dijo que los padres del sospechoso han prohibido a su hijo hablar con las autoridades y han contratado a un abogado para su defensa.
«No hemos tenido una conversación con él ni sus padres, así que no hay colaboración en ese sentido», apuntó Bouchard al respecto.
Al ser menor de edad, el sospechoso fue ingresado este martes en un centro de menores tras ser detenido por las autoridades y se encuentra bajo un régimen de vigilancia intensiva, cada 15 minutos, para evitar su posible suicidio.
De acuerdo al relato de Bouchard, el estudiante de 15 años entró a la Escuela Secundaria Oxford con el arma guardadaen su mochila y entró al baño.
Poco después, salió con una pistola modelo Sig Sauer de 9 milímetros en mano y empezó a disparar a diferentes alumnos que se encontraban cerca del cuarto de baño.
Las tres víctimas mortales, un chico de 16 años y dos chicas de 14 y 17 años, eran estudiantes de ese instituto, que tiene cerca de 1.800 alumnos.
Otros siete estudiantes, dos de los cuales se encuentran ingresados en estado crítico con heridas de bala en el pecho, y un profesor resultaron heridos, según Bouchard.
En su comparecencia de prensa, que pudo seguirse en redes sociales, el sheriff contó que el suceso duró sólo unos minutos cuando los agentes llegaron ante las llamadas de alerta de que había un tirador en el instituto.
En poco minutos, «entre dos y tres» según el representante policial, los agentes lograron reducir y detener al chico, que no obstante ya había disparado sobre múltiples víctimas.
El tirador no resultó herido y «se rindió sin problemas», sin decir nada a los oficiales, según Bouchard.