Perdona nuestros pecados. Crónica del gobierno de los errores no forzados

En política se denomina “error no forzado”, un término propio de las reglas del tenis, a los lapsus lingüísticos en que caen las autoridades de gobierno o de cualquier otro ente público, a la hora de hacer uso de los micrófonos de los medios de prensa.

En este sentido, el gobierno de Boric se ha caracterizado, justamente, por la reiteración de estos “errores no forzados” que han obligado a sus ministros de Estados, incluso al propio Mandatario, a rectificar sus dichos y, no solo eso, sino que también a pedir disculpas públicas a quienes han ofendido con esas palabras no calibradas y fuera de libreto.

Un reportaje del Diario La Tercera dio cuenta que el Gobierno -entiéndase los ministros y el propio Presidente- han pedido disculpas públicas en 16 oportunidades, por estas “salidas de madre” en tan solo 4 meses de gestión, algo insólito, digno del libro de récord Güinnes.

No obstante el propio Boric no le dio mayor importancia a estos lapsus, cuando dijo: “En estos casos hay dos opciones: unos optan por mirar hacia el lado, pero nosotros asumimos los errores”.

En este ámbito, sin duda que la portaestandarte ha sido la ministra del Interior, Izkia Siches, desde su primera intervención pública, el 15 de marzo, a menos de una semana de haber asumido, cuando quiso sorprender a todo el mundo con su visita a Temucuicui, siendo recibida a balazos por las comunidades indígenas del sector. Ahí, debió pedirle disculpas a su jefe, el Presidente Boric, por el numerito que se mandó.

Unos días después, el 24 de marzo, declaró críticas a la Justicia por su actuar, dependiendo del color de pelo y la tez de las personas para ser detenidas o liberadas en caso de acciones que ameritan detención por parte de Carabineros. El 31 de marzo, debió pedir disculpas por el uso del término wallmapu, enturbiando con ello la visita de Boric a Argentina.

En abril, aseguró que durante el gobierno del Presidente Piñera un avión con destino a Venezuela trasladando ciudadanos de ese país que fueron deportados, regresó a Chile con las mismas personas. Los “Platos” rotos, los pagó una funcionaria de tercera línea de Extranjería que fue despedida. Al día siguiente, publicó un twitter ofreciéndole disculpas en particular a Rodrigo Delgado, entonces ministro del Interior.

Frente a la muerte de un trabajador mapuche, expresó sin pelos en la lengua: “No habíamos visto un atentado directo hacia civiles. Basta ya”, inculpando directamente a Carabineros. Horas más tarde, entregó sus disculpas públicas a la institución uniformada tras enterarse que los responsables habían sido integrantes de las mismas comunidades indígenas de la región. Acusó a la prensa de haber “sacado de contexto” sus palabras.

Un lapsus lingüis también se debe anotar a su bitácora comunicacional y lo cometió al confundir al historiador calderino Luis Thayer Ojeda con un funcionario público, durante su visita a la región de Tarapacá hace un par de días. En la ocasión, manifestó: “Me acompaña en este punto el director del Servicio Nacional de Migraciones, Luis Thayer… Ojeda“. Y continuó con su intervención, sin percatarse del error. En realidad, el verdadero nombre del director es Luis Thayer Correa. Parecido, al menos fonéticamente.

Y terminamos con su último desacierto verbal. En medio de la discusión por la prórroga del estado de excepción, la secretaria de Estado manifestó en el parlamento: «Parece que a algunos se les olvidó, se pegaron en la cabeza», para referirse a temas ocurridos en la administración del Presidente Piñera. Posteriormente, rectificó sus palabras y aseguró que «mi frase fue desafortunada», pero la volvió a “embarrar” al pedir disculpas cuando dijo: “parece que a algunos les dio amnesia”.

ERRORES EN CANCILLERIA

Han transcurrido cerca de tres meses desde que se filtró el nombramiento de Sebastián Depolo, secretario general de Revolución Democrática, como embajador de Chile en Brasil y aún no se cuenta con el beneplácito de ese país para que pueda asumir su cargo en esta nación carioca.

¿Dónde está el error? En que Depolo fue un crítico acérrimo del actual mandatario brasileño, durante su campaña, a través de las redes sociales. Por lo tanto, existe responsabilidad de parte de quien aprobó su nombre, sabiendo que Depolo sería una persona non grata para el gobierno de Bolsonaro.

Actualmente, sigue ocupando dicho cargo como embajador Fernando Schmidt Ariztía, nombrado por el Presidente Sebastián Piñera en 2018.

El segundo caso patético lo constituye la designación del abogado Andreas Pierotic como embajador de Chile en China: ¿Razones? Tendría denuncias por amenazas y una sociedad con exyerno de Lavín.

La decisión del Mandatario se dio luego de que China concediera el agreement que había sido solicitado por Chile a inicios de su mandato en el mes de marzo. Con eso, Pierotic estaba listo para haber asumido el cargo el recién pasado 1 de agosto. Sin embargo, a última hora se echó para atrás su nombramiento, debiendo pedir disculpas a la cancillería china.

PYEMES “GANANCIOSAS”

Hace unos días, el ministro de Economía, Nicolás Grau, se refirió a la inflación cada vez más creciente que tenemos en Chile y explicó que, a diferencia de las personas, ésta (o sea, la inflación) genera ciertos beneficios para las pequeñas y medianas empresas (Pymes).

Quienes leyeron o escucharon esta explicación, quedaron atónitos y, al igual que Condorito, pidieron una explicación.

¿Qué dijo Grau?… Lo siguiente: “Las Pymes compran insumos y en esa perspectiva la inflación los perjudica. Pero también venden productos y, desde esa perspectiva, parte de esos productos los pueden vender un poco más alto, entonces ahí ganan”.

Fue muy mala la intervención del ministro de Economía y así también lo entendieron las organizaciones gremiales y los partidos de oposición que, junto con criticar sus palabras, lo acusaron de “una desconexión con la realidad que vive el país”. Por ejemplo, Juan Pablo Swett, presidente de la Multigremial Nacional, señaló que “la inflación nunca-jamás- nuca trae beneficios a las pymes; por el contrario, las mata”.

El nivel tan básico de argumento entregado por el ministro de Economía frente a los efectos de la inflación llevó a un grupo de 5 diputados de la oposición a exigir que Grau entregue copias autorizadas de sus títulos profesionales de pre y post grado, con el fin de corroborar sus conocimientos sobre temas económicos.

Frente a este mal momento, con el pasar de las horas, el propio ministro debió recapitular y aclarar sus dichos y, al mismo tiempo, pedir disculpas a los pymes de este país. En conversación con Radio Biobío, el ministro de Economía señaló: “Lo primero que me gustaría decir al respecto, es que yo tengo muy claro que las pymes lo han pasado muy mal. Desde el estallido social en adelante, ha sido sumamente complejo para ellos por la reducción de sus ventas y dificultades para desarrollar sus negocios, ha habido quiebras, en fin”.

O sea, la voltereta de Grau fue de 180 grados, admitiendo que sus palabras fueron “una mala frase, porque estamos de acuerdo que así fue”. Luego, agregó que “lo importante son los hechos y no sólo las palabras”.

A propósito del mismo ministro de Economía, semanas atrás se reunió en una mesa de diálogo con los comerciantes afectados por la violencia en sectores emblemáticos como plaza Italia y el Barrio Lastarria. En la ocasión, pidió disculpas a estas emprendedores “a nombre del Gobierno y del Estado”, por los daños y perjuicios que fueron víctimas, en el marco del llamado estallido social en octubre de 2019 y semanas posteriores.

Sus palabras fueron recogidas de inmediato por la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, para quien “resulta insólito que, por una parte el ministro Grau pida disculpas a nombre del Estado y, por otra, el mismo Estado tramite la libertad incondicional de los detenidos que causaron esos daños y perjuicios a esos mismos comerciantes a los que les pide perdón”.

SUPERIORIDAD MORAL

Y la guinda de la torta la acaba de instalar el ministro secretario general de la Presidencia, Giorgio Jackson, al afirmar la “superioridad moral” de sí mismo y de su generación respecto de las que los antecedieron, atacando directamente a las administraciones de la Concertación y la Nueva Mayoría, provocando una verdadera hecatombe en estas huestes que han apoyado lealmente al gobierno de Boric.

Tras este verdadero balazo en los pies, como primera consecuencia, quedó en tela de juicio el rol que Boric le había asignado a Jackson, como era “canalizar” las ideas de las coaliciones oficialistas respecto a las necesarias reformas al borrador constitucional, para ordenarlas y trazar una hoja de ruta, de acuerdo a las expectativas del gobierno. Ante lo sucedido, será el propio Boric quien encabezará este trabajo político.

Los duros dichos hacia sus principales y más leales socios parlamentarios (el socialismo democrático) se transformaron en un puñal directo al corazón del oficialismo, a tal punto que hoy los partidos evalúan si deben seguir solos buscando acuerdos o, como lo propusieron el PPD y el PS, quitarle el rol de interlocutor válido a Jackson, lo que dejaría a Boric contra la espada y la pared, reforzando la necesidad de un urgente cambio de gabinete.

¿Cuáles fueron las palabras de Jackson que sacaron roncha? “Nuestra escala de valores y principios en torno a la política no solo dista del gobierno anterior, sino que creo que frente a una generación que nos antecedió, que podía estar identificada con el mismo rango de espectro político, como la centro izquierda y la izquierda, yo creo que estamos abordando los temas con menos eufemismos y con más franqueza”.

No deja de ser curioso que el ministro secretario general de la Presidencia haya realizado estas afirmaciones en momentos en que, según las encuestas, su gobierno se encuentra muy mal evaluado por la mayoría de los chilenos y se sostiene básicamente en la presencia confiable del ministro de Hacienda, Mario Marcel, y del subsecretario del Interior Manuel Monsalve, ambos personeros provenientes, justamente, de esa otra tradición política tratada con tanta frivolidad y liviandad por Jackson.

Por otra parte, bastaría recordar las críticas a carabineros o a los estados de emergencia, los permanentes cambios de opinión y constantes reconocimiento de errores no forzados, o sus negativas relaciones con el Congreso Nacional, para comprender que la manera “franca y sin eufemismos de gobernar”, como lo dijo el propio Jackson, no se ha cumplido un solo día y, como consecuencia, tienen a su gobierno tan mal evaluado por la ciudadanía.

Al margen de lo anterior, también está el costo de la “gobernabilidad” que supone la unión del bloque gobernante, porque bien es sabido que este gobierno no ganó solo con los votos del Frente Amplio y el Partido Comunista, sino que con la suma de votos aportados por los partidos de la ex Nueva Mayoría, como el PS, el PPD, el PR y la DC, con los cuales Boric piensa o pensaba que se podría formar un gran conglomerado que asegurara gobernabilidad en el tiempo a su sector.

Sin embargo, el senador por la zona de Arica, José Miguel Insulza dijo categóricamente que, tras los dichos de Jackson, esta posibilidad “murió” y descartó impulsar una coalición única de Gobierno. “Hoy día somos dos coaliciones”, precisó.

Finalmente, remató diciendo que lamentaba estas palabras, porque “efectivamente el ministro Jackson cree lo que dice”. Y, para el Panzer, ahí está lo grave de sus palabras, porque es posible que hasta el Presidente Boric piense lo mismo, con la salvedad que no lo dice, obviamente.

En resumidas cuentas, parodiando el nombre de una telenovela chilena que se exhibió con gran éxito hace unos años, valdría decir como corolario: “Señor, perdona nuestros pecados”, aunque solo sean tropiezos verbales.

 

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