Boric anunció la propuesta de Reforma Previsional, la medida de política social de su programa de Gobierno que, como principal punto de interés, contempla el fin del sistema de AFP que pasará a un régimen calificado como “Sistema Mixto de Pensiones”.
Esto significa que ahora no solo aportarán empleados (10%), empleadores y Estado, sino que los resultados de esas contribuciones tendrán un mecanismo de distribución entre los mismos trabajadores cuando se pensionen.
Al mismo tiempo, se mantiene el pilar solidario, ahora denominado “no contributivo”, donde está la Pensión Garantizada Universal (PGU) que se financia con rentas generales de la Nación (impuestos).
Lo más llamativo –“populismo», le llamaron algunos- es que sería elevada desde $193.917 hasta $250 mil, cuyos recursos provendrán de la Reforma Tributaria.
El otro pilar es el “contributivo”. Allí están tanto el 10% que aporta hoy el trabajador en su cuenta de capitalización individual en la AFP, como en el futuro un 6% extra del empleador hacia un fondo colectivo.
El otro pilar casi inalterado es el voluntario, que consiste en recursos extra del trabajador para subir su pensión.
En esta escena apareció el Administrador de Pensiones Autónomo (APA), que será el organismo encargado de afiliar, recaudar, cobrar y pagar los beneficios.
De esta forma, se acaban multifondos, el sistema que permite a los afiliados escoger entre cinco tipos de riesgo (del A al E). El nuevo sistema se llamará Fondos Generacionales. Es ahora la regulación la que escogerá por las personas, según su sexo y edad, cuál es el mejor esquema de inversión para su futura pensión.
REACCIONES
Lo planteado por el Gobierno generó críticas no solo en la oposición, donde sostienen que lo mínimo es que haya libertad para elegir entre un sistema privado y público y, al contrario de lo que dice la reforma, que esto también aplique para el 6 por ciento adicional.
También apuntan que se comete un error al asignarle un rol a un Instituto de Previsión Social supuestamente ‘modernizado’, recordando que deberá pagar pensiones a 8 millones de personas, considerando que no hace mucho tuvo problemas para pagar la Pensión Garantizada Universal (PGU) a solo 600 mil chilenos.
También creen que con el aumento de la PGU no es necesario aumentar el 6 por ciento y se le sigue cargando la mano al mundo laboral, y lo más importante, la mayoría es de la idea de que los sistemas de reparto son un fracaso y una fijación ‘ideológica’ de La Moneda.
En resumen, calificaron el anuncio de Boric como un discurso de buenas intenciones, pero que deja un justificado temor a la letra chica.
