Junio 2022 marcó un importante hito en la historia medioambiental de Chile, pues comenzó a regir la Ley Marco de Cambio Climático con el fin de dar cumplimiento a las metas del Acuerdo de París y afianzar la lucha contra el cambio climático como una política de Estado, definiendo los mecanismos que utilizará el país para enfrentar este fenómeno buscando alcanzar, entre otros objetivos, la carbono neutralidad para el año 2050.
Este macro objetivo, además de significar una ardua labor para el sector público, también impondrá grandes desafíos para las distintas industrias privadas del país, ya que implicará cambiar la forma en que nos transportamos, alimentamos, vestimos y producimos energía.
En detalle, la normativa establece facultades y obligaciones a nivel central, regional y local, e involucra acciones concretas para enfrentar al cambio climático a 17 ministerios, los gobiernos regionales y a todas las municipalidades de Chile, quienes deberán comenzar a definir metas que aseguren el cumplimiento de este gran objetivo, las cuales impactarán de forma directa al sector privado y su actual forma de actuar.
Asimismo, esta nueva ley también reconoce la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) que contiene los compromisos de Chile ante la comunidad internacional en mitigación y adaptación al cambio climático, así como la Estrategia Climática a Largo Plazo (ECLP) que detalla la hoja de ruta de cómo el país cumplirá sus compromisos a través de acciones concretas, considerando un horizonte de 30 años.
Con todo lo anterior queda claro el gran desafío por venir para el sector empresarial, el cual deberá comenzar a regirse por las nuevas políticas establecidas y definir las mejores estrategias que permitan, entre otros factores, operar de forma sustentable para aminorar la generación de residuos que cada una genera y hacerse cargo de los mismos, y es aquí donde la ayuda de un partner especializado en la materia se vuelve fundamental, pues permitirá llevar a cabo acciones pertinentes y certificadas que cumplan con lo exigido.
En este contexto, Gonzalo Velásquez, gerente de Medio Ambiente de Hidronor Chile, destaca que “para cumplir con esta ambiciosa pero necesaria meta será necesario realizar cambios y adecuaciones desde todo punto de vista, partiendo por las costumbres de consumo implementadas en nuestros propios hogares hasta realizar adecuaciones en el diseño de productos y procesos productivos que conduzcan a la minimización de la generación de los residuos. Nadie podrá ni deberá quedar al margen de las normas establecidas si queremos alcanzar la carbono neutralidad al 2050. La buena noticia es que como país contamos con avanzadas tecnologías y empresas especializadas en la materia -como Hidronor- para apoyar el cumplimiento de este gran objetivo”.
En este contexto, la compañía se ha convertido en un socio ambiental estratégico con cobertura a lo largo de todo Chile en materia de gestión y tratamiento de residuos industriales y peligrosos para distintos tipos de industrias, aportando a la mitigación del cambio climático con servicios de revalorización energética, recuperación y reciclaje de residuos, remediación, saneamiento y recuperación de terrenos contaminados; tratamiento y disposición final de residuos, entre otros que aportan a la sustentabilidad ambiental.
“Otro de los servicios con los que más aportamos a la industria nacional es con el reemplazo del uso de combustibles fósiles tradicionales por residuos líquidos que presentan una capacidad calorífica alta (los llamados “combustibles líquidos alternativos”). Entre nuestras instalaciones contamos con una planta exclusivamente dedicada a la formulación de un combustible alternativo a partir de residuos líquidos de distintas características, permitiendo así el reemplazo posterior de combustibles tradicionales en distintos procesos productivos de nuestro país”, finaliza.
De esta forma se demuestra entonces que alcanzar la meta de carbono neutralidad al 2050 es realmente factible si todos los actores responsables de este cambio trabajan en conjunto, tomando medidas que aporten a la disminución de residuos de forma personal y apalancándose en proveedores expertos que puedan ayudar a optimizar los procesos productivos, así como la gestión y posterior tratamiento de los residuos industriales.
