En esta muestra Norton Maza vuelve al origen de su necesidad de ser artista; al juego y a la capacidad de restaurar juguetes tal como lo hizo siendo niño, momento en el que nace, sin sospecharlo, su primera expresión artística. La exposición, que reúne 14 juguetes restaurados por Maza, se inaugura el 13 de abril y estará abierta hasta el 30 de junio en Museo Taller. A la inauguración asistirá Cecilia Pitrola, directora del Museo del Juguete de San Isidro, Buenos Aires.
Complementando su exposición permanente de herramientas antiguas de carpintería, Museo Taller realiza exposiciones temporales relacionadas con el cultivo virtuoso del trabajo manual. En ese ámbito se inserta la muestra La necesidad de jugar, de Norton Maza, quien restauró con piezas de madera juguetes rotos y en desuso, dejándolos incluso funcionales como eran en su matriz original. “Estos eran realmente juguetes de la infancia de algunas personas y eso es muy emocionante”, dice Maza.
Norton Maza creció en Francia y en Cuba. Recuerda que en Francia dibujaba mucho, pero aún no construía nada; luego su familia se fue a Cuba, lugar donde descubrió su pasión por el arte. “Todos tenemos una relación personal con los objetos, las personas -y en este caso los niños- interactúan de distinta manera según la región: en Francia me regalaban de vez en cuando un juguete, podía ser a pila, mecánico, de plástico, pero en Cuba no existía eso, ahí el día de los Reyes te entregaban un juguete según el orden de llegada, y como yo siempre llegaba al último, con suerte me tocaba una bolsa con bolitas…, se accedía a un juguete en el año”, recuerda.
Fue en Cuba donde descubrió la importancia de jugar con otros, “uno jugaba a juegos colectivos, se jugaba con la lluvia, con el agua, a guata pelá, con un pedacito de palo, en las canaletas de la calle se hacían carreras de barquitos… cosas muy simples pero muy efectivas emocionalmente, colectivamente”. Es entonces cuando comienza a arreglar los juguetes que se rompían, “a esas alturas también empecé a hacer mis propios juguetes, y a través de lo lúdico llegué por primera vez a la escultura … me hice una grúa, un autito; es importante mencionar que los materiales eran reciclados, hasta los clavos se reutilizaban, las herramientas eran pocas y había que ingeniárselas con lo que había… para hacer las ruedas cortaba el palo de una escoba, y me quedaban medio chuecos, entonces era todo precario, muy tercermundista, pero igual me hacía mis juguetes. Esta exposición es recrear el juego en mi cabeza, traer a la memoria la infancia y cómo se aloja el juego en distintas realidades socioculturales”, dice Norton Maza.
“Para nosotros es un lujo albergar una exposición de Norton Maza, y más aún esta que tiene elementos tan significativos para Museo Taller; primero, por el conmovedor uso de las herramientas y de la madera como material que permitió darle una segunda vida a un objeto y ahora esta tercera vida como un cuerpo de obra, y luego por el rescate de un imaginario emocional, exactamente lo que nos interesa como espacio museal”, explica Marcela Bañados, curadora de Museo Taller.
Norton relata que a los 29 años hizo el ejercicio de volver a su infancia y recuperar esos juguetes rotos con la misma precariedad con la que trabajaba, pero con la conciencia de lo que estaba haciendo al restaurarlos, y ahí nace la serie “La necesidad de jugar”.
La exposición estará montada en una habitación restaurada de un ala del Museo Taller, que se ubica en antiguas casas del tradicional barrio Yungay. “El lugar donde se exhibe la muestra forma parte del montaje, representa esa especie de útero que cobijó la infancia de Norton, donde se fue desarrollando su vocación por el arte, pero también es una habitación en la que, de una u otra manera, todos y todas hemos estado, es la metáfora de una memoria colectiva”, comenta Marcela Bañados.