Como dice el sabio y popular refrán: “Para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado”, calza perfectamente con las palabras que meses atrás emitió con tanta desfachatez el actual ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, sobre la supuesta superioridad moral que su sector político tenía respecto de anteriores generaciones, porque hoy le explotan en su propia cara con el caso que involucra a la diputada Catalina Pérez de Revolución Democrática -el partido de Jackson-, la dirigente que instaló la mayor red de amigos al interior del aparato público en Antofagasta.
Lo mismo podría ocurrir con Boric que, durante su campaña electoral, aseguró al país que durante su gobierno se acabaría el “amiguismo” y los “apitutados”, ya que esta representante del oficialismo es la que logró “instalar” en diversos cargos públicos a la mayor cantidad de “amigos”, incluso por sobre los otros parlamentarios oficialistas de la región de Antofagasta que, incluso, muestran mayor antigüedad como legisladores.
A Catalina Pérez Salinas le decían “Fosforito” mientras estudiaba Derecho en la Universidad Católica del Norte. No era por algo relacionado con sus estudios, sino por el fervor que imponía como dirigente estudiantil y el llamativo color rojizo de su cabello. Dicen que “prendía con agua” a la hora de discutir sus ideas políticas.
Ese mismo ímpetu y convicciones son las que le abrieron una meteórica carrera que inició como escolar y que la tienen desde noviembre pasado y, hasta ahora, por ocho meses, como la segunda vicepresidenta de la Cámara de Diputados.Evidentemente, jamás nunca va a reconocer que “movió los hilos” para favorecer a la fundación que dirige su pareja (también militante de Revolución Democrática) que, con solo dos meses de funcionamiento, logró adjudicarse un proyecto por 426 millones de pesos de parte del MINVU.
“Aquí hubo un error político de juicio grave y los responsables políticos, que son los firmantes del convenio, don Carlos Contreras y don Daniel Andrade, tendrán que responder cómo corresponde”, dijo la parlamentaria, tratando de eximirse de toda responsabilidad y, por ende, evitando asociar su imagen con el escándalo que cubre la agenda política del país por estos días.
Lo curioso es que ella ha ayudado a consolidar esta fundación “sin fines de lucro” al haber participado como conferencista y publicitando las asesorías “expertas” en materia de defensa que ofrece esta fundación.
No obstante, este caso parece un ejemplo del estilo que cultiva Pérez en política. Allí ha tejido una considerable y compleja de red de poder al interior de distintos espacios del aparato público de Antofagasta y en Santiago. Con Revolución Democrática, su partido, como escudo, ha instalado a una serie de personeros muy leales, con quienes tiene importantes grados de amistad, que es precisamente lo que ha causado resquemores y ruidos en otros partidos y en funcionarios de las reparticiones públicas.
Es por eso que las dudas, igual que sus redes, son amplias y generosas. Podría decirse que su carrera se ha caracterizado por el éxito rápido con dos carreras corridas, dos triunfos: En 2017, cuando resultó electa por el Frente Amplio con 6.106 votos, equivalentes a un 3,39% del total de los votos y en noviembre de 2021 cuando fue reelecta en el cargo de diputada con la primera mayoría en el mismo distrito.
En enero de 2019 asumió la presidencia de Revolución Democrática, cargo que ejerció hasta julio de 2021, estableciendo una muy buena relación con el actual ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, de quien pasó a ser una especie de voz local.
Como diputada de oposición, Pérez bebió de grandes momentos y celebró el estallido social, desde la lectura algo obvia para el sector: se trataba de un despertar de la población contra el modelo social y político impuesto en dictadura y consolidado por la Concertación.
“En Chile la vida de un pobre no vale nada. ¿Cómo quieren que no lo quememos todo?”, fue uno de los Twitter publicados por ella durante aquellas jornadas.
Pero con el triunfo de Boric en la Presidencia, morigeró o derechamente cambió todo su discurso reciente y se ha consolidado como una militante disciplinada de un gobierno con problemas de apoyo y enfrentado a las conocidas derrotas en las urnas.
Esto se ha traducido en el apoyo irrestricto de todas sus propuestas, incluyendo aquellas que no estaban en el programa o que colisionan con sus convicciones o lo que reclamaba apenas hace algunos meses.
En conclusión, Pérez se convirtió desde entonces en uno de los principales focos de poder en la Región de Antofagasta, concretando una amplia red de simpatizantes y miembros de RD en puestos claves del aparato público regional, muchos de los cuales fueron sus asesores o fueron propuestos por ella a distintos cargos de elección.“Y pensar que en Antofagasta la misma ultraizquierda crucificó a Karen Rojo (ex alcalde) y rasgó vestiduras por una inconsistencia financiera de apenas 23 millones de pesos y hoy que tienen a un seremi de hizo negocio por 426 millones se hacen los lesos y miran para otro lado”, manifestó un vocero opositor que prefirió omitir su nombre para “evitar” reproches políticos.