“Una cosa que alguien me dijo recientemente y que se me quedó grabada es que están bastante seguros de que sus hijos van a tener más amigos IA (Inteligencia Artificial) que amigos humanos”, comentó hace un tiempo Sam Altman, cofundador y CEO de OpenAI, durante una entrevista.
“El uso de la IA en aplicaciones y juguetes conectados puede plantear preocupaciones sobre la privacidad de los niños. La recopilación y el procesamiento de datos por parte de sistemas basados en IA deben ser manejados con cuidado para proteger la privacidad de los niños”, reflexiona Edmundo Barrientos, con cerca de 15 años de experiencia desarrollando soluciones tecnológicas educativas en Chile y Estados Unidos, especializado en Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito del aprendizaje en las organizaciones educativas y empresas.
El impacto de la Inteligencia Artificial (IA) en niños y niñas puede ser significativo y abarca diversos aspectos de sus vidas, sin embargo, su verdadero impacto aún es desconocido. Y, debido a que estamos pisando nuevos terrenos, resulta urgente que tanto padres, madres, educadores y hasta desarrolladores de tecnología consideren cuidadosamente el diseño, la ética y la seguridad al introducir la IA en el día a día de menores de edad.
Ahora, la interacción entre niños y esta tecnología 5.0 viene sucediendo hace años. De hecho, una investigación realizada por Data Child Futures indicó que en 2019 ya el 40% de las casas que fueron incluidas en el estudio, los niños contaban con juguetes conectados a internet o “wereables”.
Bajo esta mirada, tanto la supervisión como la participación activa de adultos son fundamentales para garantizar que los niños experimenten los beneficios de la IA de manera segura y positiva.
Edmundo Barrientos, con cerca de 15 años de experiencia desarrollando soluciones tecnológicas educativas en Chile y Estados Unidos, especializado en Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito del aprendizaje en las organizaciones educativas y empresas, enfatiza que “la seguridad en el uso de niños y niñas de la Inteligencia Artificial (IA), así como también el tiempo que pasan frente a una pantalla es crucial”.
En ese aspecto la Academia Americana de Pediatría (AAP) tiene establecido pautas, entre ellas, evitar el uso de pantallas en niños menores de 18 meses. De 2 a 5 años se sugiere
limitar el tiempo de pantalla a una hora al día de contenido de alta calidad, co-viendo con los niños y ayudándoles a comprender lo que están viendo y para menores de 6 años en adelante, se alienta a establecer límites de tiempo de pantalla, asegurándose de que el tiempo de pantalla no interfiera con el sueño, la actividad física y otras conductas saludables.
Pero a lo que se refiere IA propiamente tal, no existen nuevas pautas establecidas. “La recomendaciones de uso de IA en niños son las mismas que se tienen respecto al uso de tecnología, computadores, televisión, es decir sobre el uso de pantallas entregadas por la AAP. Esto es porque estas nuevas tecnologías están incrustadas en estos medios digitales”, comenta el experto.
“Ahora, el uso de la IA en aplicaciones y juguetes conectados sí podría plantear preocupaciones sobre la privacidad de los niños. La recopilación y el procesamiento de datos por parte de sistemas basados en IA deben ser manejados con cuidado para proteger la privacidad de los niños, siendo esto una responsabilidad ética por parte de, por ejemplo, los fabricantes de juguetes o softwares con IA, así como también de los padres o cuidadores de monitorear el uso de esta tecnología por parte de niños y niñas ”, reflexiona Edmundo Barrientos.
IA en edades tempranas
Respecto a qué edades los niños y niñas debieran comenzar a aprender de IA, Edmundo Barrientos explica que es crucial que este aprendizaje sea desde edades tempranas. “La IA es la nueva realidad del ser humano y tendrá un impacto en la educación, en el aprendizaje e incluso me atrevería a decir en toda actividad humana, incluyendo la económica”.
“Los niños de hoy tendrán que entender y saber manejar la IA ya que será una tecnología que no sólo estará presente en el colegio, sino que también en las universidades, en su día a día y, por supuesto será un skill exigido en el mundo laboral. Además, a través de IA los estudiantes podrían lograr desarrollar mayores habilidades cognitivas como el pensamiento crítico y la creatividad, por ende, en los trabajos del futuro van a pedir personas que tengan capacidades más allá de la repetición de tareas, memorización o incluso de esfuerzo físico”, reflexiona el experto.
¿Cómo la IA puede apoyar a los estudiantes a desarrollar estas habilidades ? “a través de preguntas indagatorias, que permitan que los estudiantes piensen. Una de las ventajas de aplicar la IA en la educación es que permite disponer de un tutor o un asistente que hace las preguntas adecuadas para el estudiante, lo que a la vez, brinda la posibilidad de conseguir un aprendizaje personalizado y, por ende, mucho más efectivo para cualquier estudiante”, comenta Barrientos.
“Por ello, en Boost Education desarrollamos asistentes, también conocidos como tutores inteligentes para acompañar a los estudiantes en su aprendizaje. Esto quiere decir, que dado un contenido, como por ejemplo dentro de una plataforma de e-learning, o un libro electrónico, se genera un tutor virtual quien acompaña al estudiante para desarrollar el pensamiento crítico, a que aprendan, a aplicar los conceptos, a relacionarlos con conocimientos previos”, enfatiza Edmundo.
Respecto al rol que juegan los docentes en la aplicación de IA en la educación, el profesional enfatiza que es “clave, y como todo cambio, puede generar cierta resistencia de un grupo, al inicio, pero como profesionales que educan a quienes son el futuro de un país, deben informarse y capacitarse sobre esta nueva forma de enseñar y de aprender, tal como lo haría como cualquier otro método nuevo que involucra educación”.
¿Menos amigos reales?
En relación a lo comentado por Sam Altman, cofundador y CEO de OpenAI, sobre la posibilidad que los niños puedan tener más amigos virtuales que reales, Barrientos reflexiona lo siguiente: “creo que es posible. De hecho, esto me recuerda a un juguete creado en 1996 en Japón y, que fue éxito mundial, el Tamagotchi que era una mascota virtual, a la que había que alimentar digitalmente, hacerla dormir, entre otras actividades del día a día.
“Con la IA podría suceder algo similar, ya que entrega la opción de una mayor interacción. Es que los niños cuando interactúan no logran diferenciar si es que el les está respondiendo es otro niño o una máquina , entonces sin querer pueden que terminen generando más amigos virtuales”, agrega.
“Ahora, lo importante, como todo en la vida, es que haya un equilibrio entre aprendizaje e interacción virtual y mediante pantallas y conexión con el mundo real. De esta forma, el niño puede obtener lo mejor de ambos mundos, y esto es algo que ya se realiza en la educación mediante lo que se conoce como realidad aumentada donde por ejemplo, un cuaderno de actividades tiene una versión física y una versión virtual mediante una aplicación. De esta forma, lo que hace el niño en el cuaderno se ve reflejado en la app que además, suelen contar con tutores que incentivan a los menores a realizar ciertas tareas, pero todo esto es seguro, siempre y cuando haya un adulto monitoreando estas actividades”, finaliza.