- La apertura del Puerto de Chancay, aparte de suponer un avance logístico para Perú, también plantea una incógnita sobre cómo afecta a nuestra economía chilena. Los efectos económicos, como los impactos en la balanza comercial, la inversión extranjera directa y el empleo, son factores clave para evaluar si estamos preparado para esta competencia. Esto nos deja una pregunta crucial: ¿Cómo responderemos?
Sobre la balanza comercial chilena, el impacto se refleja en el comercio de bienes y también en los ingresos por servicios portuarios. Si más empresas optan por Chancay para manejar sus exportaciones, los puertos chilenos, como San Antonio y Valparaíso, enfrentaría una disminución en el volumen de carga que procesan. Esto reduciría los ingresos generados por actividades como la carga y descarga de mercancías, afectando el aporte de estos servicios al equilibrio de la cuenta corriente.
El segundo aspecto está relacionado con la inversión extranjera directa. La competencia de Chancay podría desalentar nuevas inversiones en infraestructura portuaria chilena, un sector que ya enfrenta desafíos estructurales. La falta de avance en los proyectos de modernización de los principales terminales marítimos limita el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Enfrentar este desafío requiere acelerar la ejecución de los proyectos portuarios, garantizando procesos ágiles y priorizando la integración con las cadenas logísticas globales.
El empleo y el ingreso disponible también podrían verse afectados. La actividad portuaria es una fuente de empleo en regiones como Valparaíso y Biobío, y una disminución en el tráfico marítimo genera contracciones en estos mercados laborales. A nivel nacional, esto impacta el consumo privado, reduciendo uno de los principales componentes del PIB. Además, la caída de la actividad portuaria debilita sectores dependientes como el transporte y el comercio, generando un impacto acumulativo en el dinamismo económico del país.
En este escenario, la pregunta inicial encuentra una respuesta: Chile debe responder redefiniendo su estrategia económica. Los desafíos en infraestructura, los riesgos para el empleo y las presiones sobre la balanza comercial evidencian la necesidad de ajustes urgentes. Sin embargo, esta situación abre una oportunidad para fortalecer nuestra posición en el comercio global. La clave está en fortalecer la diversificación exportadora, acelerar la modernización portuaria y fomentar políticas públicas que integren de manera eficiente las cadenas logísticas nacionales. De lo contrario, el impacto de Chancay amenaza no solo nuestro comercio exterior, sino también las bases de nuestra estabilidad macroeconómica.
Manuel Chong Fuentes
Economista y académico Ingeniería Comercial
Universidad Andrés Bello