WASHINGTON.- Tal vez los hayan visto en internet o informes televisivos: seis hombres de traje negro, , van cargando un ataúd al ritmo de la música tecno. Son los un elenco de performers funerarios que desde hace años busca arrancarles una sonrisa a los deudos en medio de su dolor. Pero cuando la pandemia arreció se convirtieron en los rostros accidentales de la campaña mundial de autoaislamiento, como representantes cómicos de La Parca que nos recuerdan los riesgos de no tomar precauciones.
¿Reabrir los shoppings cuando los casos siguen aumentando?. ¿Protestas contra la cuarentena en lugares que son foco de contagio? Video de los sepultureros bailando. ¿Te olvidaste de lavarte las manos al volver a casa? Video de los sepultureros bailando. En China, en Brasil, en Estados Unidos, la gente compartió video tras video con imágenes del grupo, que recibió millones de likes y ya tiene fans en todo el mundo.
Benjamin Aidoo, líder del grupo, no sabe bien cómo ocurrió: una mañana de marzo se despertó, y vio que sus característicos movimientos de baile estaban por todas partes. «Mete un poco de miedo, pero también es gracioso», dice Aidoo, que tiene 32 años y vive en Accra, capital de Ghana. «La gente dice: mejor me quedo en casa o estos tipos me llevan con los pies para adelante».
Este mes, la policía de Colombia copió el bailecito mientras cargaban a hombro un ataúd por la ciudad de Quibdó, instando por altavoces a los vecinos a quedarse en sus casas. La imagen de Aidoo y sus compañeros también apareció con advertencias en francés y portugués: «Quédese adentro o baile con nosotros».
Uno de sus fans los dibujo como superhéroes de historieta, otro los recreó como muñequitos de Lego y un negocio de Hong Kong directamente los modeló en plástico. En estos días en que la mortalidad está tan presente, el humor negro como mecanismo de defensa cotiza en alza.
Este mes, los usuarios angloparlantes de Twitter mencionaron más de 60.000 veces a los «dancing pallbearers» (los sepultureros bailarines), informó Yasoku Quinn, vocera de la red social, esto es, más veces que durante toda la historia anterior en Twitter.
Un pequeño sondeo entre los fans del grupo en las redes sociales permite delinear un par de teorías que explicarían el fenómeno. Richmond Lee, artista de videojuegos de Chiang Mai, Tailandia, los calificó como «el meme del año 2020» antes sus más de 13.000 seguidores. «Vi esas imágenes incorporadas a memes tailandeses, chinos y japoneses», dice Lee, de 36 años. «Esos son culturas donde es tabú hablar de la muerte de manera directa, así que los sepultureros hacen más liviano el tema».
Para Kevin Mboya, administrador de redes sociales de 25 años de Nairobi, dice que el video lo hace reír indefectiblemente, y posteó una versión reggae del mismo. La vida es estresante, reflexiona Mboya, y los ghaneses le dan una vuelta de tuerca a la desgracia. «Pero lo más importante es que nos recuerdan a mí y a mis amigos que hay que quedarse guardados para frenar la propagación del virus».
Shandhi Sayogo, diseñador gráfico de 24 años de Bandung, Indonesia, dice que el meme logró arrancarle una carcajada en medio de la cuarentena, así que decidió convertir a Aidoo y su troupe en una versión animada. Para Aidoo, toda esta atención es una buena distracción de la sombría realidad que se vive en Ghana, que hasta el viernes registraba 1279 casos de coronavirus y 10 fallecidos. Para frenar los contagios, esa nación de África Occidental a prohibido las reuniones de gente con música.
Así que ahora los sepultureros bailarines usan máscara y hacen un show reducido en funerales de pocas personas. Pero la semana pasada, cuando una estación de televisión local los invitó a bailar en vivo en el estudio, tuvieron oportunidad de desquitarse.
Es común que los funerales en Ghana incluyan música. Cuando alguien muere naturalmente, en la vejez, es usual que los parientes organicen reuniones de varios días, con fotógrafos, barra de tragos, comida y bandas de música en vivo. Todo depende del gusto de la familia, y no todos quieren una fiesta a todo trapo. Y cuando el muerto es joven, reina la solemnidad.
Antes, eran los miembros de la familia los que normalmente transportaban el féretro, hasta que en la década de 1990 floreció un nuevo negocio, según recuerda la escritora e historiadora ghanesa Wilhelmina Donkoh. «Y con el paso del tiempo, los cargadores de ataúdes quisieron distinguirse unos de otros, agregando distintas coreografías y pasos cada vez más complicados», cuenta Donkoh. Y de pronto, ahora están a tono con los tiempos que corren. «La gente quiere y necesita el alivio de la risa», dice Donkoh, «para tapar la realidad de una enfermedad que no tiene cura».
Aidoo dice que para eso están, para levantarle el ánimo a la gente. Para Aidoo esta historia arrancó cuando era adolescente y consiguió trabajo en una funeraria. Fue entonces que formó un grupo de baile para destacarse en el rubro. Esa troupe de seis sepultureros bailarines ahora es una fuerza de trabajo de 100 personas, que actúan en funerales en toda Ghana, modificando su rutina a pedido de los clientes.
Cuando esté permitido nuevamente viajar, Aidoo tiene intenciones de internacionalizar el negocio. Dice que sueño con actuar en Argentina porque es fanático de Lionel Messi. Por el momento, como casi todo el mundo, Aidoo está mayormente confinado, se ríe de los memes que lo incluyen y se adapta a su nueva popularidad. Hace poco, un conductor de televisión le preguntó qué pasa con los que no se quedan en su casa. «Los vamos a sacar a bailar», dijo el sepulturero.
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide