Hospitales, fundaciones, colegios, organizaciones sociales, casas habitación, plantas procesadoras de leche y productoras de alimentos, han optado por utilizar la biomasa como fuente de calefacción y generación de energía para sus procesos industriales. Utilizar energía renovable para este fin cobra vital importancia en el contexto de emergencia sanitaria en la que se encuentra nuestro país.
Quedarnos en casa es la mejor manera que tenemos de combatir la expansión del covid-19, enfermedad que a mediados de marzo entró en la categoría de pandemia mundial por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por eso, contar con una calefacción eficiente y segura surge como una de las principales necesidades para este invierno, ya que aún se desconoce hasta cuándo durará el periodo de distancia social al que han llamado las autoridades, así como también los cordones sanitarios y las cuarentenas para las comunas con mayor índice de contagio.
En ese escenario, la biomasa surge como la alternativa más eficiente para utilizar en la calefacción del hogar y también de centros asistenciales del país. Entre estos últimos se destacan varios institutos Teletón, fundaciones y también hospitales como los de Santa Juana, Castro, Puerto Montt, Angol, Lebu, Lautaro o Angol que han convertido sus calderas desde otros combustibles tradicionales -como leña o gas- al uso de pellets, astillas o chips.
Francisco Gallardo, gerente de Biomasa S&W, contó que ya están preparados para distribuir astillas durante este invierno en el sur de Chile. Con asiento en Osorno, la compañía es una de las principales comercializadoras de biomasa entre Gorbea y Chiloé; con experiencia en el rubro desde 1991, la firma es clave en el funcionamiento de calderas en empresas de alimentos y también en hospitales de la zona.
De hecho, Gallardo contó que dentro de su cartera de clientes hace poco se integraron los hospitales de Angol y, ubicados en la Región de La Araucanía; y también el de San Juan de la Costa y Quilacahuín, en la Región de los Lagos, hospitales diseñados para utilizar este tipo de combustible en sus calderas.
Uso creciente
Se considera biomasa a un grupo de productos energéticos y materias prima de tipo renovable que se originan a partir de materia orgánica. Las principales fuentes de biomasa son los residuos de la industria forestal-maderera y también los residuos de la industria agrícola. Se comercializa en distintos formatos, pero los más utilizados son las astillas o chips de madera y pellets, aunque también se pueden elaborar con la cáscara del arroz, cuescos de olivos, cáscara de nueces, entre otros. Todo dependerá de la tecnología a utilizar para la generación de la energía.
Antonio Minte, gerente de la Asociación Chilena de Biomasa (AChBIOM), agrupación gremial que reúne a los diferentes actores de la cadena de producción de esta fuente de energía renovable, contó que el uso de biocombustibles para la calefacción es desde hace mucho tiempo el energético renovable más utilizado en nuestro país; sin embargo, es en los últimos años cuando más se ha visibilizado. Su uso comenzó en las industrias del rubro forestal como una forma de reutilizar los residuos orgánicos de las industrias, pero con el paso de los años también logró insertarse de buena manera en los hogares de las personas, instituciones e incluso en industrias de otros rubros, como el alimenticio y el hotelero, principalmente.
“En este período de crisis sanitaria hemos hecho el trabajo de catastrar las distintas instituciones, principalmente las ligadas al área de salud, y hemos encontrado varios hospitales, Centros de Salud Familiar (Cesfam), Centros Comunitarios de Salud Familiar (Cecof), algunas sedes de la Teletón, como también algunos hogares de ancianos -entre ellos Fundación Las Rosas, en Independencia, Santiago. A estos podemos sumar muchos colegios y otros edificios corporativos, que han preferido principalmente a los pellets como combustibles para su calefacción. En el caso de los hospitales, no sólo es utilizada para calefacción, sino también para agua caliente sanitaria, situación que también es muy común en muchos hoteles del país”, contó.
La fácil manipulación de las calderas y la baja emisión de gases que producen el efecto invernadero son algunas de las principales ventajas del uso del biocombustible con relación a otros tradicionales. Leandro D’Angelo, gerente de la empresa distribuidora Pel-Lets, compañía que abastece hogares e industrias de Santiago y el litoral central, contó que la emisión de gases es tan baja, que para equiparar la contaminación de una estufa a leña se necesita encender 28 a pellets.
“Con la estufa a pellets tu mantienes una temperatura constante y sin contaminación intradomiciliaria, puedes programar tu estufa para que calefaccione la casa toda la noche. Ahora que vamos a pasar mucho tiempo en la casa, es importante tener temperatura estable al interior, lo que ayuda a disminuir los resfríos u otras enfermedades, sobre todo en niños y adultos mayores”, añadió.
Abastecimiento asegurado
Hasta hace poco, la biomasa no estaba dentro de los elementos de primera necesidad con los que deben contar los hogares para hacer frente a la cuarentena y el periodo de distanciamiento social. Por eso, la AChBiom inició un trabajo con el ministerio de Economía para revertir esa situación y así asegura que todas las personas puedan tener acceso a calefacción segura y de calidad, contó el gerente de la asociación.
Precisó que “hasta el momento la coordinación con el ministerio de Energía ha sido básicamente asegurar el transporte de biomasa, ya que lamentablemente, y por el hecho de no existir aún una ley de biocombustibles sólidos, a las autoridades que están haciendo los controles sanitarios, específicamente en las ciudades con cuarentena, se le ha tenido que explicar que la biomasa es el principal energético renovable del país, esto con un respaldo desde el ministerio. Sin embargo, esperamos que esto visualice una vez más la necesidad de dicha ley, ya que es incomprensible que la segunda fuente de energía del país aún no tenga una regulación normada”.
En ese contexto, D’Angelo añadió que “si bien es cierto, los pellets de madera están aprobados en los planes de descontaminación que están vigentes en el país (en Los Ángeles, el Gran Concepción y la Región Metropolitana), se hace necesario el potenciamiento por parte del Estado, como una alternativa carbono neutral. Como es un combustible relativamente nuevo todavía se está trabajando en normas de estandarización”. Ya hay empresas que tienen certificación europea, pero es necesario que la autoridad implemente mejores medidas para la regulación de este combustible renovable”, dijo.
Al respecto, el presidente de CORMA, Juan José Ugarte, es claro. “Los bosques chilenos capturan el 60% del CO2 que el país emite a la atmósfera. En países desarrollados la biomasa es una energía sustentable validada y plenamente aceptada por la población. El desafío es aumentar la captura de carbono para que lleguemos al cien por ciento, y aumentar el aporte de productos dentro de la economía circular, donde claramente está una mayor utilización de la biomasa”.