El voto joven decide el rumbo de Polonia

El candidato proeuropeo y liberal Trzaskowski, favorito entre los polacos de 18 a 29 años, depende de su movilización electoral para imponerse a Duda en la segunda vuelta de la presidenciales

Exploran la política desde las redes sociales y se organizan a golpe de publicaciones con un solo objetivo: movilizar a la mayor cantidad de electores. Fascinados por la política, no ocultan sus preferencias. No evaden ningún tema, a diferencia de los dos candidatos oficiales que se niegan a enfrentarse en un debate cara a cara en televisión. LA RAZÓN se reúne con un grupo de jóvenes polacos de entre 18 y 29 años, la franja donde se pudo ver la mayor polarización en la primera vuelta presidencial del 28 de junio.

Las últimas dos semanas no han sido tiempo suficiente para lograr un acuerdo entre Andrzej Duda (Ley y Justicia, PiS) y Rafal Trzaskowski, el candidato de la Coalición Cívica (KO). Ambos deberían haberse enfrentado en un debate televisado, pues en Polonia la ley electoral contempla la necesidad de celebrar al menos uno. En su lugar, la televisión pública TVP organizó un programa especial con preguntas de ciudadanos anónimos dirigidas a Duda con un atril vacío con el nombre de Trzaskowski. Por otro lado, el medio privado naTemat emitió un debate con el mismo formato de atril vacío, esta vez de Duda, pero con preguntas de periodistas dirigidas al candidato del KO. Ambos se emitieron el mismo día y a la misma hora.

La última encuesta de Ipsos para OKO.press publicada el jueves da como vencedor a Duda con un 51% de los votos, mientras Trzaskowski obtendría un 49%. Otros sondeos vaticinan un empate, por lo que la participación podrá inclinar hoy la balanza.

Si bien Duda tiene el grueso de su electorado en los mayores de 50 años, el 19,3% de los jóvenes entre 19 y 29 años votó por el actual presidente. Alan Brol es uno de ellos. «Estoy seguro de mi voto. Duda nos representa», asegura. Alan tiene 21 años y es estudiante de Relaciones Internacionales en Cracovia. El candidato más votado por los jóvenes en este rango de edad fue, sin embargo, Trzaskowski, con un 23,8%.

En la práctica, un 46,1% de los electores más jóvenes se decantó por un partido moderado, mientras un 42,3% lo hizo por los dos partidos más conservadores.

Infografía: T. Nieto

Sin tiempo que perder después de la primera vuelta, los aspirantes a ocupar el palacio presidencial se han lanzado a la carretera para hacer campaña en las grandes ciudades, pero también en las zonas más rurales del país. «Sabemos que estas elecciones serán muy reñidas, pero es una buena señal porque significa que el PiS ya no tiene el monopolio de la política», comenta Jan Sarecki, enfundado en una camiseta con el nombre de Trzaskowski.

El candidato oficial del KO tomó distancia del partido durante la campaña, celebrando reuniones con sus electores sin las siglas del partido y sin sus personalidades destacadas. Entre sus promesas electorales está la de romper con el partido para cumplir con la neutralidad que se le presume a quien ocupe la presidencia, cuyo poder de veto a las leyes que se promulgan en el Sejm (Cámara Baja), donde el PiS tiene mayoría.

Hoy, 30 millones de electores están llamados a votar en un modelo híbrido con urnas en centros electorales y votaciones por correspondencia. A pesar de ser un tema de actualidad a nivel global, la crisis del coronavirus ha sido relegada a un tercer plano. En el país hay 36.689 infectados y 1.542 fallecidos. La cuota de refugiados que Polonia se negó a aceptar o cuestiones como el desempleo (3%), fueron perdiendo relevancia hasta ser eliminadas en las últimas dos semanas.

Homofobia rampante

Con una campaña electoral caótica y tóxica, Polonia se vio inmersa en un debate saturado de descalificaciones personales y temas tan polémicos como los derechos LGBTI. El actual presidente declaró en un acto público que su labor es proteger a los niños de la ideología LGTBI, asegurando que es «peor que el comunismo».

Por su parte, Trzaskowski centró su campaña en un discurso en positivo, sin dejar de lado los ataques al PiS, pero sin atreverse a entrar en polémicas donde la Duda domina la narrativa. Durante los últimos días, el candidato del KO, apremiado por las encuestas, rompió con su discurso y declaró estar en contra de que parejas del mismo sexo tengan el derecho a adoptar niños. «Me sorprendieron mucho sus declaraciones, él firmó una carta a favor del colectivo el año pasado», comenta Zofia Broszkiewicz.

«Es Duda quien ha traído este tema al debate nacional para crear polémica y apurar votos. Lo único que hace su discurso es reavivar el odio. Miembros de su Gobierno han declarado que no consideran personas a quienes formar parte del colectivo LGBTI, eso es simplemente inaceptable», asegura. Alan, votante del PiS, argumenta que la Constitución solo reconoce el matrimonio entre un hombre y una mujer; sin plantearse su modificación.

Todos coinciden en los beneficios del programa estrella del Gobierno: 500+, una ayuda familiar de 500 zlotys (115 euroos) por cada hijo. Jan matiza: «Los primeros años, este dinero estaba destinado a las familias más pobres y esto está bien, pero luego degeneró en entregar dinero a cualquier padre sin importar los ingresos que estos puedan tener». Desde su juventud, les preocupan temas que no han entrado en campaña electoral, como el aumento del precio de los alimentos básicos bajo la pandemia, la gestión de las ayudas a los pequeños negocios para reabrir tras dos meses de cierre o la enseñanza de la religión. «Polonia es un país donde la religión forma parte importante de nuestra cotidianidad. Es totalmente normal que esté en nuestro temario», apunta Alan.

Según la Oficina Central de Estadística (GUS), el 92,8% de los ciudadanos polacos se declara católico. Para Zofia, ésta no es una razón suficiente: “No soy creyente y me gustaría poder decidir si quiero o no asistir a una clase de religión”.

En el plano internacional, todos se declaran a favor de la pertenencia de Polonia a la Unión Europea. Aunque los caminos para llegar a ella son diversos, “es mejor llegar a Bruselas como bloque, crear unidad entre el Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia) y así poder representar mejor las necesidades de nuestra región”, explica Alan. El joven ha pedido el voto a Duda en sus redes sociales y en las calles repartiendo publicidad del candidato.

“En mis redes sociales todos saben a quién votaré el domingo, no es ningún secreto. Tengo amigos que votarán por Duda, con ellos evito hablar de política”, asegura Weronika Piotrowska, también estudiante y, al igual que Zofia y Jan, miembro de la Asociación de Jóvenes Demócratas. “Creo que al final todos somos muy parecidos y tenemos puntos en común, más de los que parece, por eso es complicado para mí entender este clima de crispación” argumenta Jan.

Su generación ha crecido rodeada de estereotipos, pero desprenden un aire reconfortante de diálogo abierto y honestidad en un entorno contaminado por el discurso fácil. Su vida, sus creencias y su estilo de vida ya están modelando al país, pero también marcarán el futuro de la nación.

LA RAZÓN

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