«No me puedo quedar indiferente ante esta vergonzosa sentencia para la humanidad», escribió en una carta Piotr Cywiński, director del monumento en memoria de las víctimas de Auschwitz, en Polonia.
Su misiva la dirigió al presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, para pedirle que perdone a un niño de 13 años que cumple una condena de diez años de cárcel por blasfemia.
Los nazis mataron a más de un millón de personas en el campo de exterminio de Auschwitz en la Segunda Guerra Mundial, muchos de ellos eran niños, y como explicó el historiador polaco en una entrevista con la cadena alemana Deutsche Welle, «cuando uno trabaja aquí a diario, observa lo que ocurre en el mundo con una sensibilidad mayor».
Desde hace 14 años, Cywiński ha sido el director del museo estatal de Auschwitz-Birkenau y no es usual que esa organización se pronuncie sobre casos de este tipo.
Pero en esta ocasión, la misiva firmada por Cywiński, que se hizo pública el 25 de septiembre en la cuenta de Twitter del museo, no sólo pide el indulto, sino que hace un ofrecimiento:
«Si resulta que las palabras de este niño requieren absolutamente 120 meses de prisión, e incluso usted no puede cambiar eso, sugiero que en lugar del niño, 120 adultos voluntarios de todo el mundo, reunidos por nosotros – yo personalmente entre ellos – sirvan, cada uno, un mes en una prisión nigeriana».
«En total, el precio por la transgresión del niño será el mismo y todos evitaremos lo peor«.
«Ni quiero saber»
Cywiński le cuenta a BBC Mundo que supo del caso en septiembre a través de un amigo francés.
«Y recordé que el presidente de Nigeria había visitado Auschwitz hacía unos dos o tres años».
«Así que pensé que sería buena idea tratar de contactarlo para proponerle la posibilidad de encontrar soluciones a este problema porque es macabro enviar a un adolescente a prisión por un periodo que cubre toda su educación por algo como una blasfemia».
El adolescente fue declarado culpable el 10 de agosto y condenado por un tribunal islámico por hacer comentarios poco halagadores sobre Dios en el estado de Kano.
«Parece que estaba en una discusión con otro adolescente y aparentemente dijo algo que es considerado una blasfemia», indica Cywiński.
«Yo ni quiero saber qué dijo porque cuando tienes 13 años dices cosas que no son correctas».
«Todos tuvimos 13 años y podemos recordar que hicimos cosas que no eran las más inteligentes en su momento».
«El punto no es qué dijo exactamente», señala. «No hay nada que un niño de 13 años pueda decir que conlleve una sentencia de 10 años».
Y así lo reflexiona en la misiva: «Independientemente de lo que dijo, no se le puede tratar como plenamente consciente y responsable, dada su edad».
Más de 300 voluntarios
Cuando se le pregunta por qué decidió ofrecerse él mismo a pasar un mes en una prisión nigeriana, Cywiński reflexiona sobre la dinámica de la sociedad actual:
«Hoy en día cuando quieres hacer algo, cada vez más le damos clic a algo: ‘Me gusta’, ‘No me gusta’, ‘Compartir’, en las redes sociales, retuiteamos. Como máximo firmamos una petición online».
Pero en este caso sintió que debía dar un paso concreto.
«Por eso me propuse a mí mismo para pasar un mes y, como 10 años son 120 meses, pensé en encontrar a 119 personas más para cubrir el total (de la sentencia)».
Y la reacción a su propuesta no se hizo esperar.
Por una parte, se generó un discusión sobre el tema en Nigeria, «lo cual es muy importante». De hecho, los medios de comunicación hicieron una amplia cobertura de su propuesta.
Y, por otra parte, personas de diferentes edades y países le respondieron.
«Mucha gente a través de las redes sociales, por correos electrónicos, textos, incluso una persona en Varsovia me paró en la calle para darme su número de teléfono porque quería participar».
Cuenta que en 10 días, ya contaban con más de 300 personas que se ofrecieron a servir un mes de prisión en la nación africana por el niño.
«Pérdida total de su juventud»
La petición de Cywiński al mandatario nigeriano es que intervenga para que el niño sea puesto en libertad.
«En general, en los países con sistemas presidenciales, el presidente tiene el derecho de concederle una libertad especial a la gente que ha sido sentenciada», explica.
«Prometí que en ese caso, trataría de encontrar el dinero para financiar su educación y así poder transformar lo que sería un desastre para él«.
De esa manera, planteó en su carta, «en cambio de un hombre joven destruido, Nigeria obtendrá un ciudadano consciente y educado».
El niño -escribió- «no debería ser objeto de la pérdida total de su juventud, ser privado de oportunidades y estigmatizado física, emocional y educativamente por el resto de su vida».
«Como director del memorial de un campo de exterminio en el que también fueron encarcelados y asesinados niños, no puedo permanecer indiferente ante esta vergonzosa sentencia para la humanidad», indicó Cywinski.
Hasta ahora, no ha recibido respuesta del presidente.
Pero -le explica a BBC Mundo- ese no es su objetivo. «Lo que quiero es que se consiga una solución».
«No hay problema con que no me conteste, el problema es que este niño todavía está en prisión y es una para adultos».
Sharia
Cywiński insiste en la importancia en que se estimule el debate en Nigeria sobre la realidad de su sistema legal.
Kano es uno de los 12 estados de la nación africana en los que se practica el sistema legal de la Sharia junto con las leyes seculares del país.
Solo los musulmanes, que en el norte del país constituyen la mayoría de la población, pueden ser juzgados en esos tribunales, explica Mansur Abubakar, corresponsal de la BBC en Kano.
El caso del niño se encuentra actualmente en el tribunal secular de apelaciones, en donde existe la posibilidad de que se anule la condena.
El abogado del adolescente apeló contra la sentencia sobre la base de que la misma viola los derechos del niño y la constitución nigeriana.
Acuerdos internacionales
«Nigeria tiene una responsabilidad internacional porque ha suscrito acuerdos sobre los derechos de los niños y los derechos humanos en general», señala Cywiński.
Y eso, indica, se debe implementar en todo el territorio.
De hecho, el 16 de septiembre, UNICEF emitió un comunicado en que expresaba «su profunda preocupación» por el caso.
«La sentencia de este niño (…) a 10 años de prisión con trabajos forozosos es incorrecta«, dijo Peter Hawkins, representante de UNICEF en Nigeria.
«También niega todos los principios básicos subyacentes de los derechos del niño y la justicia infantil que Nigeria, y por ende el estado de Kano, ha firmado».
La sentencia contraviene la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, que Nigeria ratificó en 1991 y también es una violación de la Carta Africana sobre los Derechos y el Bienestar del Niño, que ese país ratificó en 2001, indica el comunicado.
Esa organización también le pidió al gobierno de Nigeria y a las autoridades de Kano que «revisaran urgentemente el caso con miras a revocar la sentencia».
Aunque la propuesta de Cywiński ha provocado múltiples muestras de solidaridad en varias partes del mundo y él mismo tiene esperanzas en que el niño pueda recuperar su libertad pronto, se muestra un tanto pesimista frente a nuestra sociedad:
«En las dos últimas décadas, en Europa y en Occidente (…) no hemos reaccionado a lo que ha estado sucediendo en otras partes del mundo» y menciona como ejemplos: la crisis de los rohingya, el tratamiento de los uigures en China, la tragedia en Yemen, «donde hay gente que está muriendo porque no tiene que comer».
«Nuestra civilización está yendo, en mi opinión, en una dirección muy anormal y amoral en la que hay una escasez de solidaridad, de responsabilidad, de capacidad de ver cómo podemos reaccionar, de empatía con lo que está pasando en el mundo», reflexiona Cywiński.
«Compartimos el mismo mundo (…) y debemos asumir nuestra responsabilidad».
BBC