En el Alcorconazo de 2009 había equipo, pero no había entrenador; en el Alcoyanazo de 2021 hay entrenador, pero no hay equipo
Por muchas neuronas que pierda jamás se me olvidará aquel martes de octubre de 2009 en el que al Real Madrid de Manuel Pellegrini le calzaron un 4-0 que desde el Marca que yo dirigía bauticé como Alcorconazo. Ése fue el apelativo que pusimos al Annual que representó para el mejor equipo de la historia el partido de ida de los treintaidosavos de la Copa del Rey contra al equipo de Segunda Bque a la sazón era el Alcorcón de Anquela. Cuatrocientos millones largos de presupuesto frente a 1. Jugaron Benzema, Raúl y buena parte de las estrellas merengues. El titular fue pelín más duro: “Pellegrini, vete ya” en obvia alusión a un míster chileno que aquella gélida noche —en lo climatológico y en lo futbolístico— demostró que no servía para sentar sus posaderas en un banquillo del Real Madrid que es al fútbol lo que el de los Lakers al baloncesto o el de los All Blacks al rugby, lo más de lo más.
El editorial del diario deportivo líder tampoco se anduvo con paños calientes. Pedimos el relevo del técnico porque, tal y como vaticinamos, “dentro de 20 años se recordará esta noche”. La razón de la debacle fue seguramente la de siempre: la ausencia del más grande, Cristiano Ronaldo, al que se reservó tanto en la ida como en esa vuelta en el Bernabéu en la que al lamentable míster no se le ocurrió mejor idea que plantar cara a un equipín al que había que meter cinco goles con ¡¡¡un doble pivote defensivo!!! Y lo cierto es que 12 años más tarde continúa presente en el imaginario madridista, cual recurrente pesadilla, el temor a un nuevo Waterloo como el que constituyó la visita a la ciudad al sur de la capital.
El miércoles, sin ir más lejos, lo revivimos con el Alcoyanazo contra un conjunto también de Segunda B que tuvo setenta veces siete más moral que los Zizou boys. En 2009 el problema es que había equipo pero no entrenador; en 2021 hay entrenador, pero no equipo. La plantilla de hace 12 años era un grupo de elegidos para la gloria como luego se demostró con las Copas de Europa de 2014, 2016, 2017 y 2018 y las tres ligas obtenidas desde entonces. La de estos momentos se halla en plena descomposición con cerca de una docena de futbolistas desahuciados. Empezando por dos presuntas estrellas con físico de mesa-camilla: Marcelo e Isco, los de las risitas en medio del tsunami en El Collao. Al primero nada que reprocharle, porque fue clave tras CR7 y Ramos en el Madrid de las cuatro Orejonas, salvo que ya no se cuida como antaño, sabiendo como sabe que en la élite hay que dar el 120% cada día, en partidos, en entrenamientos, en el gimnasio y hasta a la hora de comer. No hace falta ser un dietista ni preparador físico para colegir que está fuera de forma. Basta con ver un partido un ratito. El segundo no sólo nunca ha triunfado en el Real Madrid sino que, además, ahora está crónicamente fuera de peso. El siguiente señalado del Alcoyanazo es Vinícius, velocista superlativo con una capacidad para el desborde que nada tiene que envidiar a la de sus paisanos Garrincha, Ronaldinho o Neymar. El problema es que ni tiene ni parece que vaya a tener nunca eso que los cursis llaman “definición” y los peloteros de toda la vida denominamos “remate”. Suma y sigue: Valverde, del que nadie diría que fue la gran estrella merengue la temporada pasada o el que resolvió el Clásico en el Camp Nou hace tres telediarios. El cuarto en discordia es el fichaje más caro de la historia de la entidad: Eden Hazard, que aún no ha demostrado ni 5 de los 130 millones que costó. Por no hablar de los Mariano, Odriozola y cía a los que no se les ha dado ni la más mínima oportunidad de demostrar su valía, de un Mendy que no sé qué pinta teniendo en la recámara a Reguilón o de un Lucas Vázquez que es sinónimo de desastre cada vez que se le sitúa de lateral derecho.
El drama del Madrid es el de siempre desde ese día de julio en el que nos dejó el que nunca nos tenía que haber dejado: CR7. Y, mientras el Real Madrid ficha a Mbappé y/o a Haaland, como mínimo uno de los dos caerá, no estaría de más sosegar el ruido generado en torno a Zidane. ¿O es que acaso se nos ha olvidado que lleva tres Champions en poco más de cuatro años reales al frente del Real Madrid? ¿Hay alguna alternativa mejor que él? Si al entrenador de los Lakers le fichan pívots de 1,95 o de 2,17 pero con 250 kilos de peso poco podrá hacer, si al de los All Blacks le contratan enclenques le ganará hasta el equipo de mi pueblo. Zidane, Guardiola o Helenio Herrera no son nada sin estrellas. Y en el Madrid actual brillan… pero por su ausencia.