El presidente y su mujer, la vicepresidenta, se conocieron en el exilio en Costa Rica en los años 70. En 2017, él la nombró su número dos. Juntos han ordenado la mayor represión que ha sufrido el país centroamericano
La pareja presidencial casada en 1979 acumula el poder de las instituciones nicaragüenses. La Ley de Defensa de Derechos del Pueblo a la Independencia ha sido la palanca legal para propiciar la ola represiva. El académico de Ciencia Política en la Universidad Nacional Autónoma de México, Camilo Cruz, coincide en que el ataque del matrimonio contra las libertades ha hecho desaparecer las protestas multitudinarias: “Las movilizaciones terminan muriendo por la alta represión y el gobierno inicia una serie de campañas contra las libertades. Esto termina fortaleciendo a un gobierno. Inicia un empoderamiento de la policía, no se investigan los abusos y se despide a los funcionarios díscolos. Hay gente en el exilio”.
El matrimonio respondió con una violencia extrema a las grandes movilizaciones sociales del año 2018 donde se lamentaron 325 fallecidos, 2.000 heridos y cientos de detenidos. “Cuando en 2019 desaparece el foco internacional sobre Nicaragua, vienen una serie de leyes represivas que son las que están afectando a la ciudadanía. Comienzan la expulsión de las ONG, se contemplan delitos que realmente expresan la posibilidad discrecional de que la Policía, la Fiscalía o el Gobierno decida quien está cometiendo un delito político. El objetivo es arrestar a figuras políticas y cancelar el registro de los partidos”. Mora señala que la bicefalia autoritaria se debe a la desconfianza de la pareja en sus aliados: “No se fían de las personas que ocupan cargos de responsabilidad. Por ello, van acaparando los poderes del Estado y se produce una familiarización del poder. A nivel simbólico, representan las figura materna y paterna que vela por los nicaragüenses. Se basa en este discurso de sacar adelante al pueblo a través de eliminar la pobreza”.
Acusaciones de abuso sexual
La unidad del matrimonio parece inquebrantable. “La Chayo” siempre ha defendido a su marido ante las denuncias contra el mandatario de su hija Zoilamérica Narváez, hijastra de Ortega, de abusar sexualmente de ella. “Él venía a la cama y yo me quedaba inmóvil como si siguiera durmiendo. La primera vez tenía menos de diez años. Para mí él era una pareja más de mi madre. Estuve 12 años bajo el abuso sexual. Y luego transcurren ocho años sufriendo acoso sexual”, relató a la BBC. “Él fue el abusador y mi madre fue su cómplice”. Narváez no duda en calificar el régimen Ortega-Murillo como “una dictadura”. Murillo desprecia su vida en el exilio: “Es una hija desagradecida”. “Ortega le debe todo a Murillo”, destaca Mora. La ONU y la OEA han condenado las violaciones de derechos humanos en Nicaragua. Mientras tanto, Ortega ha reaparecido este miércoles asegurando que las últimas semanas han detenido a “criminales” que “intentaban dar un golpe de Estado”. El excomandante sandinista, Luis Carrión, ha sido el primero de los antiguos líderes de la revolución que abandona el país por estar enfrentado con Ortega y Murillo: “Mi esposa y yo hemos abandonado el país para continuar la lucha por la democracia en Nicaragua y la libertad de todos los presos políticos”. El régimen nicaragüense ha detenido a antiguos «camaradas» de la revolución sandinista. Algunos de ellos participaron en una operación para liberar a Ortega cuando estuvo secuestrado por la dictadura de Somoza. Ortega y Murillo, al igual que Macbeth y su esposa en la obra Shakespeare, han traicionado sus ideales a cambio del poder. Macbeth y Lady Macbeth también traicionaron a las personas que arriesgaron su vida por ellos.
Fuente: LA RAZÓN