Su retiro dejó el camino despejado para el avance talibán. Los costos de una decisión que se compara con la caida de Saigón.
Cuando el presidente Joe Biden anunció hace meses que había llegado “la hora de terminar la guerra más larga de Estados Unidos ” colocó una fecha más que simbólica para el retiro total de las tropas estadounidenses de Afganistán: el 11 de septiembre.
Justo cuando se cumplen 20 años del ataque terrorista de 2001 que desató la prolongada guerra en aquel país. Parecía una idea auspiciosa hacer volver los soldados a casa y dejar de gastar miles de millones de dólares en aquel conflicto.
No parecía tan fácil. En ese momento algunos expertos advertían que la retirada apresurada de las fuerzas de EE.UU, podría generar un feroz avance del Talibán en terreno afgano e incluso un auge del terrorismo internacional.
Biden, sin embargo, siguió adelante con el repliegue de tropas y su estrategia desencadenó ahora un terremoto de imprevisibles consecuencias: este domingo todo volvió a punto cero, con los talibanes ingresando triunfantes a la capital afgana y tomando el palacio presidencial, mientras el jefe de Estado huía del país y los diplomáticos aceleraban su partida.
AFP
Con la imagen de los helicópteros partiendo apresurados de Kabul con diplomáticos y ciudadanos estadounidenses escapando presurosos de una guerra de décadas, con miles de víctimas y miles de millones de dólares gastados, el fantasma de Vietnam comenzó a sobrevolar en Estados Unidos.
Rajan Menon, profesor de Ciencias Políticas del City College of New York y experto en Seguridad Internacional estadounidense dijo a Clarín que “las escenas de personas que trabajaron con Estados Unidos abarrotando desesperadamente el aeropuerto traen recuerdos de la salida de Vietnam».
«Construir un Afganistán post-talibán estable (e idealmente democrático), fue un esfuerzo de veinte años de miles de millones de dólares que ha fracasado. Los talibanes están hoy en el asiento del conductor”, agregó.
Jacqueline L. Hazelton, profesora de estrategia y políticas del U.S. Naval War College, afirmó a Clarín que “la situación actual en Afganistán regresa al punto al que estábamos hace 20 años. El esfuerzo occidental para reformar, liberalizar y convertir al país en un estado moderno y centralizado nunca será alcanzado”.
El presidente Joe Biden y una difícil decisión. Foto AFP
Hazelton agregó que “es similar a Vietnam en el sentido en que en ambas guerras Estados Unidos tenía objetivos políticos para otro gobierno que nunca podrían alcanzar. Es similar también en que Estados Unidos tenía buenas intenciones que realmente fueron imposibles de cumplir”.
Los asesores de Biden afirmaron a The New York Times que estaban azorados por el rápido colapso de las fuerzas afganas en la capital y la ofensiva bien planeada del Talibán. El Pentágono sabía del potencial de los talibanes para derrotar al ejército afgano, pero los militares nunca imaginaron que lo harían en apenas semanas.
El ejército
Evidentemente se sobrestimó el entrenamiento y los pertrechos del ejército afgano, en el que se invirtieron 83.000 millones de dólares desde 2001. “Ellos tienen una fuerza aérea capacitada”, algo que los talibanes no tienen, dijo John Kirby, portavoz del Pentágono el viernes. “Tienen equipamiento moderno, tienen el beneficio de haber entrenado con nosotros por 20 años, es tiempo que usen esas ventajas”.
Pero no sucedió. Con un sentimiento de abandono por parte de EE.UU. y sin un liderazgo afgano claro, apenas ofrecieron resistencia y fracasaron en tener un plan para defender las ciudades.
Cuando Biden llegó a la Casa Blanca, a fines de enero, ya estaba convencido de la retirada total, pero en Pentágono intentaron convencerlo de dejar una pequeña fuerza de contraterrorismo en el terreno por algunos años más.
La embajada de Estados Unidos en Kabul. Foto DPA
Le señalaron que los talibanes se habían fortalecido durante la administración de Donal Trump al punto que en dos o tres años Al Qaeda podía volver a hacer base en Afganistán. También un panel de altos generales retirados le recomendó públicamente que no estableciera fechas de retiro sino un repliegue de acuerdo a la situación en el terreno.
Biden les respondía: ¿Cuánto puede hacer un pequeño número de tropas estadounidenses si Kabul era atacada? El presidente les decía a sus asesores militares que estaba convencido de que no importaba lo que Estados Unidos hiciera porque Afganistán se encaminaba a otra guerra civil, un conflicto en que la Casa Blanca no quería sumergirse.
El experto Menon apunta: “El presidente, acertadamente en mi opinión, concluyó que los objetivos que no se pudieron lograr después de 20 años de esfuerzo no se podrían alcanzar quedándose unos años más. La élite política puede criticarlo, pero creo que su decisión cuenta con un amplio apoyo público”.
Hazelton agrega otro dato: “Si bien la guerra occidental contra el Talibán en Afganistán fue en vano en términos de su objetivo general de gobernanza, contribuyó a cambios que significan mucho para las personas».
Y detalla: «La mejora de la atención médica y la alfabetización y que mujeres educadas ayudaron a otras mujeres a huir de familias violentas y a convertirse en líderes en ámbitos gubernamentales y civiles. Estos cambios a nivel individual, a nivel de la vida de los afganos y de sus economías individuales, son los que hacen que los eventos de hoy sean mucho más amargos”.
Los temores
Karl Kaltenthaler, director del Centro de Estudios de Inteligencia y Seguridad de la Universidad de Akron no fue tan pesimista. “La guerra de los 20 años no fue del todo en vano”.
“Si bien eliminar y mantener a los talibanes del poder era un objetivo de los esfuerzos militares de Estados Unidos, el objetivo principal era proteger a EE.UU. y sus aliados del terrorismo de Al Qaeda»,explica.
«Al Qaeda fue destruida en gran parte en la región de Afganistán y Pakistan. Por supuesto, existe la preocupación de que al Qaeda pueda, una vez más, desarrollar una presencia cada vez mayor en Afganistán controlado por los talibanes que puede amenazar la seguridad nacional de Estados Unidos”, sanaló.
Militantes talibanes reaccionan en Mehtarlam, capital de la provincia de Laghman, en el este de Afganistán. Foto Xinhua
Respecto de cómo podrá impactar la crisis en Afganistán en la imagen de Biden, Kaltenthaler, señaló: “El presidente se enfrenta a una gran presión política por lo que parece un final vergonzoso de la presencia estadounidense en Afganistán. Habrá muchas preguntas sobre qué salió mal. Los partidarios de Biden dirán que esto era inevitable y los oponentes le echarán la culpa”.
El experto resalta que Estados Unidos aún no ha sacado a toda su gente de Afganistán. “Hay diplomáticos y otros no han podido salir. De hecho, Estados Unidos está enviando tropas ahora para garantizar que los estadounidenses sean sacados del país de manera segura. Si los estadounidenses son tomados como rehenes o asesinados por los talibanes, eso dañará muy gravemente a Biden”.
Pero algo es seguro, apunta: “Las imágenes de los helicópteros estadounidenses en Saigón y en Kabul parecen sorprendentemente similares y perseguirán políticamente al presidente Biden”.
Paula Lugones