Esto es especialmente relevante porque se trata de la primera vez que se utiliza ADN antiguo para confirmar una relación familiar entre individuos vivos e históricos, de acuerdo al profesor Eske Willerslev, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
La confirmación de esta conexión familiar fue posible mediante un nuevo método para analizar linajes familiares utilizando fragmentos de ADN antiguos,desarrollado por un equipo de científicos dirigido por el profesor Willerslev y el Centro de Geogenética de la Fundación Lundbeck de la Universidad de Copenhague.
El equipo comparó el ADN autosómico, es decir, no específico de género, del cuero cabelludo del líder indígena Toro Sentado con muestras de ADN de Ernie Lapointe, un hombre que afirmaba ser descendiente suyo, y otros miembros de la misma tribu sioux.
14 años
Los científicos tardaron 14 años en encontrar una forma de extraer el ADN utilizable del mechón de pelo de Toro Sentado, de unos 5 a 6 centímetros, y en un estado «extremadamente degradado», según los expertos, después de haber estado almacenado durante más de un siglo a temperatura ambiente en el Museo Smithsonian de Washington antes de ser devuelto a Lapointe en 2007.
Los resultados demostraron que Lapointe es efectivamente bisnieto de Toro Sentado y, en consecuencia, su descendiente vivo más cercano.
Tras conocer los frutos de este estudio, Lapointe celebró que por fin se reconozca su conexión después de que a lo largo de los años «muchas personas hayan tratado de cuestionar» su linaje.
Además, al ser su descendiente vivo más cercano, Lapointe espera poder volver a enterrar los restos del líder nativo americano en un lugar «más apropiado» de donde están actualmente.
De acuerdo al equipo de Willerslev, esta nueva técnica allana el camino para pruebas de ADN similares para comprobar la relación entre muchas otras figuras históricas muertas hace mucho tiempo y sus posibles descendientes vivos.
Este método también podría usarse para responder preguntas basadas en ADN humano antiguo que anteriormente podría haberse considerado demasiado degradado para analizar, por ejemplo, en investigaciones forenses.