El texto, denominado “Batalla de Los Loros, documentos, testimonios e iconografías”, de la Sociedad Pedro Pablo Muñoz Godoy, devela la historia heroica, mágica y desconocida de Revolución Constituyente de 1859, que dirigieron los próceres nortinos, Pedro Pablo Muñoz y Pedro León Gallo.
Se trata de un libro que da cuenta de la Batalla de Los Loros, que sucedió al este de Las Compañías en La Serena, el 14 de marzo de 1859, donde las tropas del Gobierno de Montt se enfrentaron a las tropas del “Ejército Libertador del Norte”, formados por insurgentes de Atacama y Coquimbo, comandados por el general Pedro León, en el marco de la llamada “Revolución Constituyente”. El libro contiene documentos epocales, testimonios y mapas de la batalla. La mayoría de ellos son inéditos: El parte de Guerra de la batalla relatado por el comandante del Estado Mayor revolucionario y poeta, Ramón Arancibia Contreras; relatos del historiador Pedro Pablo Figueroa, el juicio al comandante de las tropas del Gobierno por la pérdida de la contienda; noticias de los diarios de entonces; manuscritos de los decretos del firmados por Pedro León Gallo, y varios documentos, mapas, fotos y biografías de los próceres y hombres ilustres que lucharon en esa batalla.
Batalla de Los Loros es publicado por la Sociedad Patrimonial Pedro Pablo Muñoz Godoy —que dirige Alicia Mondaca Rivera— y un equipo editor, compuesto por: Juan García Ro, Arturo Volantines, Catherine Trigo y Eva Tapia Cortés. La portada corresponde a una acuarela de Antonio Márquez Alisson, que fue facilitada por la Academia de Historia Militar de Chile. Y, la contraportada, a una imagen de la “Carga de la Legión Husquina” en la batalla de Loros, realizada por el pintor y periodista, José Gai, recientemente fallecido. Este texto fue ganador del concurso editorial 2018 del GORE de la región de Coquimbo. Tendrá varios lanzamientos, empezando por el que se realizará en La Serena, y, luego, en Coquimbo, Vallenar, Copiapó, Santiago y otras ciudades.
La Batalla de Los Loros se desarrolló en la Quebrada del mismo nombre, al noreste de la ciudad de La Serena. El Ejército Libertador del Norte bordeo La Serena por el mineral de El Brillador y bajó por el lado este de la Quebrada, y se atrincheró en ese lugar. Los Centralistas, estacionados cerca del río, enviaron ataques de caballería sobre el naciente de la Quebrada, pero fueron rechazados por tropas escogidas, en guerrilla, de los revolucionarios, ya que estos no pudieron contar con su propia caballería. Esta acción dejó en malas condiciones a los insurgentes de Pedro León Gallo. Durante algunas horas, se combatió con fusilería y cañones. Pronto, al quedar inutilizados los cañones revolucionarios, los regimientos del Gobierno Central hicieron un ataque sobre la orilla este de la quebrada, siendo repelidas por los mineros con el “Corvo”, causando muchas bajas y dispersión en las tropas de Gobierno, las cuales fueron perseguidas hasta el río. Los sobrevivientes huyeron a Coquimbo, donde se reembarcaron. En las orillas de la Quebrada de Los Loros quedaron centenares de cadáveres y vestigios del combate. Por parte de las fuerzas revolucionarias, quedó un centenar de muertos y heridos. Entre ellos, Víctor Torreblanca, José A. Peña, Antonio “Manco Moreno” y el mismo comandante Pedro León Gallo, con dos heridas de bala. Después de enterrar a los muertos, el ejército revolucionario descendió a La Serena, y fue recibido con flores y algarabía multitudinaria.
La Sociedad Pedro Pablo Muñoz Godoy de La Serena trabaja en el Sitio. Para conocer más de este primer proyecto en el sector, denominado “Sitio de la Batalla de Los Loros”, se trabaja en la creación de un referente, a partir de su notable patrimonio intangible y tangible y de ser símbolo de la dignidad y del sacrificio de las Regiones. La labor específica en el “Sitio de la Batalla de Los Loros” —en conjunto con muchos profesionales tales como arqueólogos, antropólogos, ingenieros, historiadores, poetas, etc.—; ha sido y es para preservar el lugar y que sea un Santuario de la Memoria y no una especie de Fantasilandia. Para ello, se cuenta con cientos de apoyos expresos como el Ministerio de las Culturas, el CORE de la Región de Coquimbo, el Alcalde de la ciudad de La Serena, del Gobernador del Elqui, de varios diputados de la República; de los Premios Nacionales, Gabriel Salazar, Sergio Villalobos, Jorge Pinto Rodríguez, etc., y de muchísimas organizaciones culturales de Chile. Avanzamos en el propósito es que sea declarado a la brevedad Monumento Histórico Nacional por el Estado de Chile.
La Revolución de 1859 —que conmemora 160 años— empezó a desarrollarse cuando Benjamín Vicuña Mackenna observa que “la Moneda ya no es un palacio de administración pública, es una fortaleza, es la Bastilla”. Comenzó cuando nuestros diputados y representantes de algunas provincias no se sumaron a los arreglos nacionales de la Presidencia de Manuel Montt para favorecer la oligarquía que, con métodos fraudulentos, pretendía comprar por parte del Estado, bienes a particulares. Especialmente, en el hecho tremendo del negociado del Ferrocarril Valparaíso – Santiago, para adquirir las acciones a los empresarios. Esto trajo como resultado una tensión insoportable. Los mineros del norte ya estaban muy molestos con el Gobierno del Presidente Montt, porque los agricultores casi no tributaban; en cambio, ellos, pagaban altos aranceles. Además, los artesanos y, particularmente, los obreros de las faenas mineras, soportaban condiciones prehistóricas de trato en los laboreos y de abundante accidentalidad. Esto hizo que la comunidad pluriclasista de Atacama y Coquimbo se uniera. Y estallara la Revolución. El abuso y la prepotencia nunca se han resuelto en Copiapó con balidos de ovejas.
En Atacama se formó el “Ejército Libertador del Norte” encabezado por Pedro León Gallo. Se sumó, desde La Serena, Pedro Pablo Muñoz Godoy, el cual ya había participado en la Revolución de 1851. Este Ejército del Norte llegó a tener casi 2.000 hombres. Se construyeron cañones y otros armamentos. Se emitieron “Pesos Constituyentes”. Se nombraron autoridades. Pedro León Gallo fue elegido por votación popular, como Intendente Regional —el primero y único en Chile—. Se formaron batallones con los mineros de Chañarcillo y de otras faenas; de Chañaral, Caldera, Tierra Amarilla y Vallenar, y con intelectuales y artistas de la ciudad de Copiapó y La Serena. También, se sumó un contingente de la provincia de Coquimbo, provenientes de La Higuera, Vicuña, Ovalle e Illapel. Estas tropas tenían experiencias en las revoluciones anteriores; contaban con recursos que venían de las ricas minas, especialmente de Chañarcillo. También, había una efervescencia intelectual muy influida por los emigrantes europeos y la masiva presencia de exiliados argentinos que habían luchado contra la dictadura de Rosas.
En esa época, el Norte de Chile era un polo de desarrollo cultural notable. Allí llegaron a vivir y trabajar muchos de los intelectuales y poetas más importantes en ese momento de nuestro país: Ignacio Domeyko, Carlos Lambert, Domingo Faustino Sarmiento, Valentín Letelier, Victorino Lastarria, Ramón Arancibia Contreras, Manuel Concha, los hermanos Matta, los hermanos Escuti, Rosario Orrego, Alberto Blest Gana, Valentín Magallanes, etc. Y, también, muchas mujeres se plegaron a la Revolución, encabezadas por Candelaria Goyenechea, Antonia Vallejos y Teresa de Guevara.
Este Ejército luchó con armas propias, incluida la herramienta de trabajo denominada: “Corvo”, que hizo su aparición como arma distinguida y oficial de Chile. Comenzaron los combates contra el Ejército Centralista, en diversos lugares de la provincia de Atacama y, luego, las grandes batallas: Quebrada de Los Loros (14 de marzo de 1859) y Cerro Grande (29 de abril de 1859).
Arturo Volantines, dice, en el prólogo: “…Se vuelve imprescindible que la Comunidad y las autoridades conozcan esta montaña invisible de la memoria: de la épica, libertad, dignidad, valentía y matriotismo de un pueblo en el mundo. Además, sirva de reflexión, en un momento en que el país precisamente está en una etapa de grandes reformas para profundizar la democracia en el marco de mayor justicia social y para que sea un país pluricultural y progresista”.
rr.pp.
PPMG.