Por
Ricardo Cifuentes Lillo
Quiero felicitar a la sociedad no sólo por este lanzamiento, sino por varios otros que lo anteceden y especialmente por la recuperación patrimonial que llevan a cabo.
Chile esta en un trance, que duda cabe. Los últimos acontecimientos nos preocupan y debiesen ocuparnos a todos en promover lo antes posible una solución marco que inicie un nuevo pacto social, garantizado a través de una nueva constitución. Desgraciadamente la impericia del gobierno y quizá también la falta de voluntad de sus promotores hace que aún no avizoremos una salida pronta.
Pareciera que este juego de lista práctica al estilo “check list” americano, tiene que agotarse para verdaderamente emprender un programa de transformación que alivie las tremendas injusticias sociales que el país mantiene y su sociedad hoy en las calles reclama.
esa nueva sociedad, tiene que ver con la forma en que el país se administra. Doscientos años de régimen centralista borbónico han contribuido entre otras cosas, a un débil desarrollo de la cultura y del conocimiento de la historia profunda de nuestros territorios. Eso este libro y otros de su autoría lo reclama.
Y en esto somos socios. La descentralización que proponemos y que hemos contribuido a construir es más que un proceso. Es un cambio de paradigma. Estamos iniciado una etapa de un proyecto que nos llevará años, quizá décadas en implementar completamente. Esta es sin duda la fase más política con cambios constitucionales, legales, creación de una nueva institucionalidad. Todo ello ya está hecho. Ahora toca su implementación. El símbolo más significativo es la elección del Gobernador Regional en octubre de 2020, pero el proceso es mucho más profundo y de largo alcance.
Este cambio de paradigma en la relación nacional, regional y local requiere más que nunca de asentarlo sobre una base de identidad potente, que no es otra cosa que el reconocimiento de nuestras formas de vida, de nuestras costumbres, de nuestra relación con la naturaleza y especialmente del reconocimiento de que este territorio se ha ido conformando desde hace muchos años.
No hay desarrollo sin historia. Nuestra región, la región de las estrellas, requiere reconstruir su pasado para mirar con más fuerza nuestro futuro. Ese es en mi criterio uno de los mayores valores del libro que hoy se presenta.
Otra contribución, es que nos permite apreciar que el sueño descentralizador no es nuevo. La historiografía chilena, especialmente de los últimos cuarenta años, nos hace ver como un país plano, sin heridas ni fallas, sin relieves donde se expresan particulares formas de vida. Pareciera que da lo mismo vivir y desarrollarse en el desierto de Atacama o en los hielos patagónicos. Que no hay diferencias entre la cordillera y el mar. O entre las grandes ciudades y el campo.
No es así. Chile es diverso. Extremadamente diverso. Eso que para algunos es un peligro, para nosotros es una oportunidad y requiere de una institucionalidad que lo reconozca, estimule y apoye.
Como lo muestra el libro. Este espíritu impera desde los albores de nuestra república. Y el ejemplo de Atacama y Coquimbo así lo muestra. En Chile se han librado guerras persiguiendo el ideal descentralizador. No sólo la de Los Loros. Hay otras mas grandes y con mayor número de bajas humanas.
Hoy estamos a las puertas, mediante un proceso de paz, de pasar de un régimen centralista que nos ahoga a uno descentralizado. Esto requerirá de nosotros un gran esfuerzo y mucha responsabilidad.
Nos llegó la hora de tomar el control y probar que somos capaces.