Según relato de dirigente vecinal: ENTUSIASTA DIRIGENTA DE PABELLÓN PIDE UNA MULTICANCHA Y QUE AUTORIDADES SE PREOCUPEN UN POQUITO MAS DE ELLOS

A unos 40 kilómetros al interior de Copiapó, en la comuna de Tierra Amarilla, se encuentra el pequeño poblado de Pabellón, un sector donde antiguamente existió una estación de ferrocarriles que tenía como destino el mineral de Chañarcillo. Ahí, junto a la Ruta C-35, también se encuentra la vieja y abandonada casona donde vivió el afamado escritor costumbrista nacional José Joaquín Vallejo, más conocido por su seudónimo literario de “Jotabeche”.

Sin embargo, a pesar de su importancia histórica, este es un sector que, lamentablemente, ha sido ignorado por la autoridad municipal y, por la misma razón, presenta serias carencias vecinales que, en caso de ser atendidas, entregarían gran satisfacción a sus pocos vecinos, mejorando ostensiblemente la calidad de vida, como por ejemplo, una multicancha que permitiría a la juventud una sana recreación. “Solicitamos un terreno a Bienes Nacionales para la construcción de una cancha para los pequeños y hasta ahora no hemos recibido respuesta”, comentó al respecto Romina Tirado Pinto, dirigenta de la junta vecinal de Pabellón Bajo desde hace cuatro años.

Para demostrar el abandono denunciado, señaló que tampoco el municipio ha realizado operativos de sanitización, a pesar que cuenta con tractores y camiones que solo han enfocado su trabajo en la zona urbana central de la comuna, olvidando al resto de pequeñas localidades.

A propósito, hizo un llamado al seremi del MOP para que proceda pronto con el compromiso contraído de arreglar o reponer la pasarela que allí existe, malamente llamada puente, ya que carece de barandas y su entablado está totalmente carcomido y requiere ser cambiado con urgencia, para seguridad de los vehículos y peatones que hacen uso de él. “Envié cartas al MOP y me respondieron que pronto harán los arreglos”, puntualizó.

Romina Tirado dijo representar el sentir de los vecinos que hacen un llamado a las autoridades municipales y gubernamentales para que presten un poquito más de atención a esta localidad, “porque Tierra Amarilla también la conforman los pueblitos pequeños que estamos hacia el interior”, expresó gráficamente.

Sin embargo, también hay cosas positivas que destacar en Pabellón Bajo, como la placita que con esfuerzo de los vecinos y el apoyo de la empresa privada han podido construir. “Es un proyecto participativo ejecutado con recursos de minera Candelaria, a través del Municipio y su construcción demoró tres meses”, acotó la dirigente.

Con pareja y tres hijos (13, 7 y 6 años), Romina sale adelante frente a las dificultades que provoca la pandemia y, por ende, las restricciones sanitarias. “Es difícil, un problema gravísimo para los que vivimos acá, por la distancia que tenemos con Copiapó y Tierra Amarilla hasta donde tenemos que llegar para proveernos de los insumos y alimentos. Ni hablar de los adultos mayores y los niños que han visto alterada su rutina diaria por esto de la cuarentena, donde no pueden circular libremente ni compartir con sus amigos.

Uno de los problemas eternos de Pabellón es el suministro del agua potable, ya que no existe este servicio, la única alternativa para los vecinos es abastecerse del agua de pozo que no se puede consumir, siendo solo para el baño y lavado, mientras que para el consumo humano deben que comprar agua envasada.

En cuanto a la energía eléctrica, ocurre algo parecido, ya que también es una carencia histórica y, a pesar que he pedido apoyo reiteradamente a los gobiernos de turno, no ha sido escuchada. “Acá no tenemos la luz estable, estamos colgados del alumbrado público, lo que es un grave problema y todo esto pasa por el hecho que no tenemos título de dominio, a pesar que llevamos años viviendo acá, y mientras no tengamos ese documento, no podemos aspirar a ninguna regularización”, lamentó.

Frente a tanto dolor y problemas que afronta la humanidad, ya sea en las grandes ciudades como en pequeños poblados como Pabellón, Romina envía un mensaje de optimismo: “Sólo hay que tener harta fe en Dios para salir adelante, porque es el único que nos puede proteger; el virus no distingue entre ricos y pobres, a cualquiera le puede tocar; son pruebas que manda Dios para ver cuán fuertes somos y, ante eso, no queda otra opción que ponerle el pecho a las balas”, concluyó.

ESTE PROYECTO ES FINANCIADO POR EL FONDO DE FOMENTO DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL DEL GOBIERNO DE CHILE Y EL CONSEJO REGIONAL

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