Después de mucha presión de parte de la Asociación de Municipalidades de Atacama, ARMA del alcalde Osvaldo Delgado,las notas de molestia de parte de Ex Diputado Jaime Mulet y la presión social especialmente a través de las redes sociales, por fin el Gobierno se decidió a decretar como zona de catástrofe las comunas de Copiapó, Tierra Amarilla y Alto del Carmen, sumándolas a Diego de Almagro y Chañaral, algo que esperaba toda la región desde el primer momento, en vista de los graves daños ocasionados por los recientes aluviones en cada una de estas comunas, provocando grandes daños a la propiedad pública y privada, medida que no merecía mayor análisis, de allí el sentimiento de desagrado hacia las autoridades gubernamentales, así como lo hizo saber en su editorial de hoy lunes 15 de mayo en el Diario Atacama : «Confusión por la catástrofe» En una polémica entre alcaldes y gobierno y las dudas por la declaración de zona de catástrofe han marcado las jornadas. En este contexto el Alcalde de Tierra Amarilla acusó al gobierno de «no hacer bien su pega».
Esta decisión, al decir de muchos dirigentes sociales, no quita la rabia y molestia existente hacia el nivel central, frente a la dubitación y tardanza en adoptar la medida, tomando en cuenta que esta actitud de los gobiernos ha sido recurrente en el tiempo, apretando siempre el puño cuando se trata de atender las demandas de Atacama que, por contrapartida, es una de las regiones que más aporta al erario nacional para el desarrollo y crecimiento del resto del país, en especial de la Región Metropolitana.
Así quedó demostrado también en la visita efectuada a la comuna de Tierra Amarilla, ayer domingo, por el intendente de Atacama, Miguel Vargas, junto a autoridades del gobierno central, quienes debieron soportar el “apriete” de los desesperados vecinos de los sectores Cancha de Carrera y Algarrobo que, frente a la pasividad y lentitud de las medidas adoptadas, tuvieron un fuerte encontrón, ya que ellos estimaron que mucha responsabilidad en lo ocurrido lo tiene el gobierno que, a dos años de ocurrida una tragedia similar, no trabajó en concretar medidas preventivas en favor de los vecinos.
SOLO PARA FOTO
“Nosotros vemos que, al igual que hace dos años, las autoridades solo se pasean por Tierra Amarilla y el resto de las comunas, se sacan las fotos de rigor para la prensa y después se van, sin dejar nada concreto”, señaló un vecino del sector Algarrobo. En tanto, otro dirigente de Cancha de Carrera, dijo gráficamente que “al parecer, el Gobierno sufre de autismo y sordera, porque no han querido declarar a Tierra Amarilla zona de catástrofe, a pesar de toda la destrucción que tenemos a la vista de todo el mundo”.
Los pobladores de Tierra Amarilla, en particular, no tienen duda que este Gobierno se muestra en deuda con Atacama, con su gente y con la historia de esta tierra y, lo que es peor y molesta más, es que esto ocurra con la complacencia de algunas de nuestras propias autoridades que están en sus cargos para atender al ciudadano; pero, al parecer, no pretenden “incomodar” al nivel central y no se ponen ni colorados para afirmar que “todo está bajo control” o “en vías de solución”, en vez de golpear la mesa, como lo ha hecho permanentemente el alcalde Osvaldo Delgado, en Tierra Amarilla, consecuente con el actuar que espera el vecino que ha perdido todo.
En este sentido, llaman la atención las palabras del intendente Miguel Vargas que, en uno de sus comunicados de prensa, dice: (…) “Como región vamos aprendiendo y eso es muy importante, porque los efectos de una lluvia como la de ayer pudieron ser peores y eso es producto de la buena coordinación, del trabajo conjunto, de la buena comunicación con los comités operativos y de las evacuaciones preventivas que se hicieron en distintas localidades, como La Vega, sector Punta Negra, sector de Las Pircas y algunos campamentos de la ciudad de Copiapó y Paipote”.
¿De qué está hablando aquí el intendente?: “buena coordinación, trabajo conjunto, evacuaciones preventivas y buena comunicación”, dice él. Más bien, sus palabras parecen una tomadura de pelo, considerando que las radioemisoras locales se vieron colmadas de llamados de vecinos desesperados que pedían ayuda a gritos, porque estaban por ninguna parte habidos ni el intendente, ni el alcalde Marcos López, como ocurrió en el caso de Copiapó.
QUEBRADAS
Desde el punto de vista geográfico, tampoco podemos olvidar que Tierra amarilla y Alto del Carmen han sufrido claramente una alteración en la geografía local, con la intervención de sus quebradas, por parte de empresarios agrícolas, con el fin de someterlas como tierras cultivables para la plantación de uva de mesa, cuyas consecuencias ya las tenemos a la vista. ¿Y quién regula y autoriza el uso de estos suelos?.
SOLUCION FINAL
¿Entonces, qué hacer frente a tanta destrucción?. Frente a este panorama tan desalentador y doloroso, el Gobierno tiene dos aristas desde el cual abordarlo. El técnico y el político, porque debe sumar la voluntad de destinar recursos y especialistas, con la decisión de concretar efectivamente obras de mitigación y prevención, duraderas y efectivas.
En primer lugar, los especialistas coinciden en que llegó la hora de replantear el crecimiento demográfico y urbanístico de la región, ya sea, no permitiendo el asentamiento humano en laderas aluvionales y, en segundo lugar, concretando mega obras de contención de aguas lluvias, como deben ser lagunas decantadoras en las comunas afectadas, para regular la carga de los ríos que, a su vez, debieran ser encauzados con fuertes fortificaciones de muros sólidos que conduzcan las aguas hasta lugares seguros, fuera de los radios urbanos y poblacionales.
En consecuencia, esto es lo que espera la región de Atacama, para no tener que estar levantándose y reconstruyendo las ciudades después de cada frente de mal tiempo que se deja sentir en la zona. La palabra final la tienen las autoridades del gobierno central