Nancy Gallegos, oriunda de Nacimiento, es la primera mujer operadora de una torre de detección en CMPC, en un trabajo que hoy cobra especial relevancia cuando estamos en plena temporada de alta ocurrencia de incendios.
Ella “no vende humo”, al contrario: lo detecta y alerta para que no se expanda y el incendio se contenga a tiempo. Trabajo estratégico, sin duda, que la mantiene alerta ocho diarias, equipada con un par de binoculares, un equipo de radio y cartografía, arriba de una torre de 30 metros de altura, en medio de bosques de pino, en pleno corazón de la Región del Biobío.
La trabajadora forestal Nancy Gallegos Aguayo es la primera mujer operadora de una torre de detección de incendios en CMPC. Se inició en este trabajo hace 10 años, a instancias de su marido, Cristián Godoy, quien también es “torrero”, como se identifica en la jerga forestal a quienes realizan esta actividad.
“Un día mi marido –cuenta Nancy- me comentó que su supervisor le había sugerido que me invitara al desafío de CMPC de trabajar con mujeres en este oficio. Me atreví, me gustó el trabajo y ha sido una oportunidad muy buena, porque nos ha permitido surgir como familia y tener ingresos para cumplir nuestro sueño de la casa propia.”
Nancy recuerda que para poder ser aprobada como Operadora de Torre tuvo que someterse a exámenes de visión, test sicológicos, chequeos médicos, aprender manejo a la defensiva, dominar la lectura de mapas cartográficos y conocer cada predio y cada bosque del sector que vigila. “Mis primeras salidas a terreno –relata- fueron para capacitarme y aprender los nombres de los predios, porque cada bosque tiene nombre”.
El estado físico de Nancy es primordial y trata de no usar el auto para caminar a su torre que tiene 30 metros en ángulo de 90 grados. “Para subir a mi áerea de trabajo me demoro un lapso de un minuto o de un minuto y medio, ya que hay que tomar un descanso, porque como es recto cansa incluso los brazos”.
Para ella no es tema permanecer sola durante ocho horas a 30 metros de altura. “Mi preocupación es estar atenta y cumplir bien trabajo: “reportar cualquier indicio de humo. Uno sabe que mientras más oportuna es la detección mejor se previene el avance del fuego, y más rápido actúan las brigadas y las aeronaves”.
Pese al tiempo que lleva en este trabajo, Nancy todavía se impacta por la tragedia que puede implicar un incendio. “Provoca una pena tan grande…desde mi torre puedo ver, por ejemplo, cuando las llamas se acercan a casas cercanas, y eso duele…”
Por eso, insiste en que es clave la prevención. “La mayoría de los incendios es por negligencia: quemas o fogatas que se les escapan. La conducta errónea de las personas es quemar y no se fijan en las condiciones atmosféricas”.
Respecto del riesgo, asegura que no tiene temor. “Hay protocolos definidos, sabemos cómo ir reaccionando y en caso extremo contamos con líneas de evacuación”.
Con profundo sentido de familia, Nancy destaca que ella y su marido trabajan para la misma forestal, la cual les ha adaptado un horario que les permita retornar diariamente a su casa y compartir con sus dos hijos: Diego de 18 años y Matías de 13.
Orgullosa y realizada con su trabajo, esta operadora de torre fue distinguida con el Premio CORMA 2017 que anualmente entrega la Corporación Chilena de la Madera a los mejores trabajadores forestales. Ella asegura que el mérito de este reconocimiento es de su esposo y sus jefes en CMPC que apostaron por ella y la convencieron de que tenía habilidades para el puesto.