18 de septiembre en Atacama

 

 

En esta fecha se cumplen 208 años de nuestra Independencia Nacional, desde aquel lejano 18 de septiembre de 1810, cuando un puñado de patriotas decidió que había llegado el momento de dar los primeros pasos para alejarse del gobierno y dominio de la Colonia Española, llegando a concretar la bien sabida Primera Junta de Gobierno que quedó bajo el mando del octogenario Mateo de Toro y Zambrano.

 

Frente a ese panorama, muchos alguna vez se habrán preguntado: ¿Y qué pasaba en Copiapó en esa época? Hay que decir que Atacama en general no tuvo participación directa en los sucesos acaecidos en el capital de Chile aquel 18 de septiembre de 1810, a tal punto que nuestra ciudad conoció las resoluciones del Cabildo Abierto desarrolladas en Santiago, recién el 24 de octubre de 1810. Es decir 36 días después, todo esto por la lejanía y falta de conectividad entre ambas zonas.

 

Así lo describe el historiador Carlos María Sayago, en su clásica Historia de Copiapó, señalando que ese 24 de octubre, “el correo era portador de un documento importantísimo: el acta de reunión celebrada el día 18 de septiembre por el cabildo y vecindario, con asistencia del presidente del Reino, don Mateo de Toro y Zambrano y de los prelados y comunidades religiosas, con el objetivo de constituir una Junta Gubernativa del Estado, mientras durase la prisión del Rey Fernando VII y en conformidad a las órdenes recibidas del Supremo Consejo de Regencia establecido en Sevilla”.

 

Sayago también cuenta que, por esos días, el Partido (provincia) de Copiapó estaba ocupado en elegir a un diputado americano, como se le designaba, miembro que finalmente formaría parte de la Suprema Junta Representativa de la Soberana Majestad de España, mientras durase la prisión del Rey.

 

Estas buenas nuevas venían a dar un importante giro a la vida de los 25 partidos que para entonces estaba dividido el país, ya que la orden era elegir un diputado y un suplente para un congreso nacional que se habría de instalar en Santiago el 1 de mayo de 1811, con el objeto de adoptar la forma de gobierno de la naciente nación.

 

En un vistazo somero a aquel 18 de septiembre de 1810, podemos decir que Atacama contaba en esa época con una gran cantidad de minas en producción, como Agua Amarga, Capote y Vaca Muerta, en los sectores del Huasco. El Oro del Inca, Chanchoquín, Quebrada Seca, en Copiapó, El Algarrobo y las Minas de Roco de Caldera, entre las más conocidas. Las explotaciones de estos minerales, estaban regulados ya en el Siglo XVIII por los reinados de Carlos III y Carlos IV donde eran trabajadas por diversos particulares.

 

Copiapó era una aldea con dedicación exclusiva a la explotación de la minería, según lo manifiestan los hermanos Cristiano y Conrado Heuland, de nacionalidad alemana, en su Relación Histórica y de Geografía Física, que resume los viajes efectuados a América Meridional, por orden de Su Majestad entre los años 1795 y 1796, para estudiar la minería y los fósiles de Copiapó.

 

Cuando se tuvo conocimiento en Copiapó del Cabildo celebrado en Santiago y sus resoluciones, los patriotas locales organizaron una pacífica reunión para adherir a la causa y juntar fondos. Fue así como se logró reunir grandes cantidades de minerales para cooperar al mantenimiento y formación del Ejército. Entre los mineros que hicieron importantes contribuciones figuran Miguel Gallo Vergara de Copiapó; Diego de Almeida, de los sectores de Caldera y Chañaral; además de Gregorio Aracena, José María Montt y Mariano Zañartu del valle del Huasco.

 

En Copiapó, una ciudad con calles de tierra y casas de barro y adobe, comienza así la Independencia de Chile, aportando para el financiamiento de la noble causa patriótica el cobre, la plata y el oro de sus minas y sus mineros.

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