La importancia de creer en lo que enseñamos

 

El arte, la técnica o la ciencia de educar constituye una labor compleja y desafiante, porque la puesta en escena requiere no solo responder a las necesidades de lo que la sociedad demanda, sino que por sobre todo, al desarrollo de las competencias que los estudiantes en sus distintos contextos y niveles necesitan. Para ello, los profesores deben movilizar competencias de enseñanza en la triada del saber, del hacer y del convivir, con el propósito de transformarse en un buen profesor, pese a no existir una receta. Si bien, la investigación ha avanzado en materia de educación, sí existe un factor fundamental en el acto de enseñar, es la autoeficacia del profesor, pues no se puede enseñar ni suscitar aprendizaje en otro, si no se cree en lo que se hace. Como bien ha expresado Albert Bandura (1999), los contextos propicios para el aprendizaje y la enseñanza, dependen tanto del talento como de las creencias de autoeficacia que alberguen los profesores.

Tanto es así, que las creencias de autoeficacia constituyen una fuerza poderosa que incide en el campo conductual, actitudinal y relacional de profesores y estudiantes. Dicho de otra manera, se encuentran vinculados con la confianza del profesor para promover el aprendizaje y motivación en los estudiantes. De modo que un profesor con férreas creencias de autoeficacia no sólo tendrá la motivación, las expectativas y la claridad en los objetivos o metas, sino que además, un buen concepto de los estudiantes para generar reacciones positivas hacia el aprendizaje y la enseñanza. Más aún, los profesores con creencias de autoeficacia positivas, muestran mayores niveles de planificación y organización en sus clases. Además, manifiestan receptividad a nuevas ideas, empleando metodologías innovadoras; actuando con firmeza, persistencia y resiliencia ante los obstáculos de la cotidianeidad en los diversos escenarios en donde imparten clases. Estos profesores empatizan e invitan a los estudiantes a mejorar sus debilidades y a potenciar sus fortalezas.

Una educación de calidad se ve influenciada por diversos factores, pero enseñar y generar aprendizajes es un acto de servicio y afecto hacia otros, donde el rol profesional requiere creer, independiente de los obstáculos o dificultades, en el desarrollo de las capacidades y talentos personales. Por lo anterior, potenciar las creencias de autoeficacia en los profesores del sistema educativo, en los futuros profesores y en los profesores universitarios, debiese contemplarse en las políticas educativas emanadas desde el nivel central.

 

Carmen Gloria Covarrubias

Académica

Ucentral Región de Coquimbo

 

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