El Protocolo de Acuerdo firmado entre el Gobierno y la DC, que pretende destrabar el Proyecto de Ley que Moderniza la Legislación Tributaria, señala como Pilares fundamentales para la discusión del proyecto: 1) No reducir la recaudación fiscal; 2) No perjudicar la progresividad del sistema, esto es, que la mayor carga tributaria la tengan quienes tienen mayores ingresos; 3) No debilitar la institucionalidad tributaria, en especial del SII; y 4) Impactar positivamente el crecimiento económico.
En su contenido, destaca como “Medida Pro-Crecimiento” la reintegración del sistema de tributación sobre las rentas. Ello significa que el impuesto pagado por las empresas (1° Categoría) servirá en un 100% como rebaja, o crédito, para el pago de los impuestos finales (Global Complementario o Adicional) que deban pagar sus dueños o accionistas por los retiros o dividendos que reciban de las mismas empresas, y tendría como tributación final máxima una tasa de 35%.
Este punto ha sido denominado por los expertos como “la madre de todas batallas” pues implica retrotraer nuestro sistema tributario a aquel que existía antes de la Reforma Tributaria del año 2014, que incluyó en la Ley de Impuesto a la Renta dos sistemas generales de tributación: El Sistema Atribuido, en que el impuesto pagado por las empresas (con tasa del 25%) sirve en un 100% como crédito para el pago de los impuestos finales que deban pagar sus dueños o accionistas, en el mismo año en que obtenga la renta la empresa respectiva, y tiene como tributación final máxima una tasa de 35%; y el Sistema Semi Integrado, en que impuesto pagado por las empresas (con tasa del 27%) sirve en un 65% como crédito para el pago de los impuestos finales que deban pagar sus dueños o accionistas por los retiros o dividendos que reciban de las mimas empresas, y tiene como tributación final máxima una tasa de 44,45%.
En del año 2016 los contribuyentes eligieron uno de estos dos sistemas, resultando de ello que, según cifras del SII, solo el 20,7% de las empresas optaron por el sistema Semi Integrado, las cuales representan el 88% de las ventas del país. ¿Por qué las empresas más grandes eligieron el sistema que tiene mayor carga tributaria? En general, porque sus dueños en vez de retirar las utilidades las re–invierten en nuevos negocios, pudiendo postergar con ello la tributación final, pero con una sobre tasa de un 9,45%.
El documento señala que este cambio implica una pérdida fiscal de US$400 millones, lo que deberá ser compensado con otro tipo de medidas. En fin, este punto del acuerdo pugna con al menos dos de los pilares declarados, por una parte, reduciría la recaudación fiscal y, por otra, perjudica la progresividad del sistema, pues quienes más tienen pueden postergar el pago de los impuestos finales, opción que no tienen las pequeñas empresas, ni los trabajadores dependientes e independientes, quienes representan la mayor parte de los contribuyentes del país.
Maribel Veas
Académica
Ucentral Región de Coquimbo