Daniel Llorente, presidente de CORPROA: “El largo camino que debe atravesar un proyecto para materializarse aún representa fuertes barreras de entrada”

 

Finalizado el primer semestre del año, el líder gremial hace un repaso de la primera mitad de 2019, donde insiste en la necesidad de agilizar el avance de los proyectos de inversión, apurar la modernización tributaria y la flexibilización del mercado laboral.

 

 

¿Cuáles son las perspectivas de crecimiento que tiene CORPROA para el país y la región en lo que resta del año ¿En qué basan sus proyecciones? 

 

-Las cifras del IMACEC, de la primera parte del año, apuntarían a un crecimiento en torno a un 2,0%. Esto presiona a la actividad económica para que crezca cerca de un 4,0% durante el segundo semestre y así cumplir las previsiones del crecimiento para el año  2019 efectuadas por el Banco Central, tomando en cuenta que la estimación de crecimiento para el presente ejercicio, de acuerdo al propio Instituto Emisor, se encuentra en un rango de entre 2,75% y 3,5%.

Alcanzar tal crecimiento en el segundo semestre, depende en gran parte de la solución al conflicto entre China y Estados Unidos -asunto en el que Chile  no tiene control-, la recuperación del dinamismo en el sector minero y el aumento de la inversión.

Por otra parte, el panorama en la región parece ser más difícil, las exportaciones de Atacama han acumulado un fuerte retroceso entre enero y abril de este año con una baja de más de un 30% en el valor de los envíos respecto al año anterior y una disminución de casi un 45% en el volumen exportado, en ambos casos explicado -principalmente- por el menor desempeño del sector minero, a esto se añade la caída en la producción minera que al mes de mayo acumula un 14,5% de decrecimiento, medido a través del Índice de Producción Minera Regional (IPMIN).

Cabe consignar que no solo el menor empuje de la minería dificulta hacer una proyección de crecimiento para la Región de Atacama, la falta de indicadores de actividad regional como el INACER resta elementos que permitan elaborar alguna perspectiva, dependemos, por el momento, de los datos de crecimiento del Banco Central para conocer en qué medida la economía regional ha crecido, o bien, retrocedido.

Especificar, por ejemplo, si el crecimiento que esperan para el segundo trimestre tiene relación con un factor real de aumento de productividad y de consumo o bien tiene relación con la base de comparación de 2018.

A nivel nacional, según datos del Banco Central, se espera que la inversión siga impulsando el crecimiento del país, pero en menor medida a lo esperado a fines del 2018, al igual que el consumo. La base de comparación del segundo semestre del 2018 es más exigente que la del 2017, por lo que de persistir los riesgos de la guerra comercial y el lento ritmo del sector minero las proyecciones de crecimiento podrían ajustarse a la baja.

Para la Región de Atacama se disponen por el momento de datos anualizados del PIB. Pese a que la variación del PIB del 2017 fue negativa aun cuando la actividad minera creció, para el año 2018 podría preverse un resultado positivo atribuido a la construcción, sector que también ha mostrado buenas cifras durante el 2019 con un INACOR (Índice de Actividad de la Construcción Regional) acumulado entre enero y marzo de 2,9%, siendo las única región de la zona norte con números azules en esta medición, sumado a aumentos en los permisos de edificación y mayores niveles de ocupación en el sector.

 

Para 2020, ¿cuáles son las proyecciones de crecimiento para el sector y el país? ¿En qué basan sus análisis?

 

-Suponiendo que las repercusiones negativas, especialmente en el mercado de los commodities, de las negociaciones entre China y Estados Unidos se aminoren, la  consecuente aceleración de la minería y la materialización de nuevas inversiones, por nombrar algunos, la expansión de la economía nacional se encontraría en un rango entre 3,0% y 3,5%.

En el caso de Atacama asignar cualquier número a una proyección de crecimiento es aventurado, mientras que la economía del país es relativamente capaz de compensar el menor desempeño de un sector con mejores resultados en otros, la economía regional es más volátil y reaccionaría con mayor sensibilidad, por ejemplo, a una eventual contracción de la demanda por cobre.

 

¿Qué temas son los que les preocupan para 2020?

-A lo ya mencionado, es necesario agregar la modernización tributaria y la flexibilización del mercado laboral, mientras que particularmente en la Región de Atacama existe la preocupación constante sobre la ejecución de grandes inversiones, que no sólo aumenten el producto regional sino que también generen empleos. Recientemente se publicaron los resultados de una encuesta realizada por Cadem y CORPROA donde se destacan, dentro de las principales preocupaciones de los atacameños, la falta de inversión pública y privada y el consecuente desempleo.

Según datos de la Oficina de Gestión de Proyectos Sustentables, en la Región de Atacama la cartera de proyectos de inversión para los años 2019 – 2023 es de US$11.570 millones, de los cuales tan sólo US$554 millones (equivalentes a cinco proyectos) están en etapa de construcción. En tanto, aunque las cifras de desocupación han mostrado continuas bajas en comparación al año anterior, persiste un alto porcentaje de informalidad laboral, así en la última medición correspondiente trimestre marzo – mayo si bien la cantidad de ocupados creció en 7,6%, la cantidad de ocupados informales aumentó en 14,1%, con ello la informalidad abarca cerca de un tercio de la ocupación en la Región de Atacama (la tasa de ocupación informal en el trimestre marzo – mayo de 2019 alcanzó un 29,9%).

 

¿Cómo evalúan las medidas del gobierno? ¿Qué impacto pueden tener en la inversión?

-Con un 4,8% de la cartera de proyectos de inversión en etapa de construcción (en base a datos de la Oficina de Gestión de Proyectos Sustentables) el impacto de las medidas “Pro-Inversión” pareciera no ser el esperado todavía. Las modificaciones tributarias y el largo camino de trámites, permisos y observaciones que debe atravesar un proyecto para materializarse aún representan fuertes barreras de entrada. Esto no quiere decir que se deban transar estándares de sustentabilidad, pero si es necesaria mayor claridad en los procesos  para generar interés y confianza en los inversores.

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