¡LLEVAR A MIL, A MIL MASCARILLAS!, GRITA UN LOCATARIO, MIENTRAS UN HOMBRE DE AZUL BAILA CON UN MANIQUI.

Por Jorge Oporto Marín. Periodista

Copiapó (Domingo 26/04/20).- Un hombre grita a viva voz “Llevar a mil, a mil las mascarillas” en la Feria Libre de los días domingos, mientras muy cerca, en la Feria de Las Pulgas, un hombre de azul baila con un maniquí.

Locatarios y usuarios de las ferias han masificado el uso de la mascarilla, también las pescaderías, pero es imposible concretar el “distanciamiento social” sugerido por la autoridad sanitaria (a lo menos un metro de distancia entre personas).Precios hay para todos los gustos, pero las naranjas están más baratas que en los supermercados, igual que los huevos y las paltas. Hay que recorrer las ferias para comparar valores e ir preparado para comerse una empanada (a mil pesos) o unos “fierritos” que al despedir su olor parecen incentivar el apetito.

Mientras a la distancia el hombre grita “a mil las mascarillas”, otro las exhibe convenientemente envueltas en bolsas. Hay de color negro, de varios colores y otras con dibujos infantiles.
P.- ¿Cuándo valen las mascarillas?.
Mil pesos las de adulto y quinientos pesos las de niños
P.-¿Quién las hizo?.
Mi señora, hay que hacer algo para ganarse la vida.
Llega una señora y dice:”me da una mascarilla” y le tiende mil pesos.
Algunos puestos comienzan a ser desarmados y al caminar unos metros por la feria escucho al hombre que vocea las mascarillas que le comenta a un amigo: “Gano como cuarenta lucas al día, pero tengo que llegar a las ocho de la mañana, hoy llegue tarde”.
“Weon tenis que levantarte más temprano y no quedarte dormido”.
“Si, llegue muy tarde”.

EL BAILE DEL MANIQUI

Un hombre vestido de azul se acerca a un maniquí, de chaleco rosado y pantalón gris, ajustado.
Parece hacer una reverencia. Sonríe a pesar de la mascarilla blanca que lleva y toma con su mano derecha, que porta una bolsa, la izquierda de la figura y la otra se apoya en uno de sus hombros para comenzar un ritmo lento, cadencioso. El maniquí es inmutable, pero un leve viento hace mecer su cabello castaño, mientras sus pies, que lucen sendos botines, en cualquier momento parecen despegarse del suelo.

Mientras me alejo lo observo y pienso “mejor bailar con un maniquí, que bailar con la fea, COVID 19”.

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