Por Fernando Silva Calonge
Vicepresidente Cámara Minera de Chile
La pequeña minería en Chile, es una de las actividades importantes que tiene el país, pero que muchas veces no recibe el merecido reconocimiento.
Para quienes somos del sector, sabemos que algunos de los grandes proyectos comenzaron con fases de exploración basadas en explotación de pequeña minería original. Hoy vengo en señalar acá lo que falta para potenciarla.
Tres son los ejes fundamentales que se deben considerar o potenciar. Aún cuando no son temas nuevos, no se ha avanzado en ellos como se requiere.
El primero es el conocimiento técnico. Es decir, debemos contar con información geológica que indique los recursos con los que se cuenta; y mineros, pensando en la forma en que ese pequeño yacimiento debería ser explotado.
Hace años hubo intentos de proveer de profesionales a los pequeños mineros, que no tienen los recursos económicos, sin embargo, esta iniciativa ha sido insuficiente en cantidad y calidad, para abarcar a la cantidad de pequeños mineros que existen en el mercado chileno.
Como segundo eje: Capital, bien escaso y preciado en el sector, que no es factible de ser bancarizado, ya que para el sistema financiero es una actividad de alto riesgo, por lo que no son sujetos de créditos.
Si bien, el Ministerio de Minería otorga ciertos recursos a través del Programa de Capacitación y Transferencia Tecnológica para la Pequeña Minería Artesanal, PAMMA, tampoco es suficiente y muchas veces no entrega lo que este sector requiere.
Sorprende que en un país minero y con un sistema financiero desarrollado, las finanzas y la pequeña minería no tengan puntos de encuentro y sepulte a decenas de comunas a una pobreza innecesaria.
El tercer eje en el que es fundamental trabajar, se trata de la capacidad de gestión que tiene la pequeña minería. Hoy el pequeño minero es capaz de gestionar, pero debe ser potenciado para obtener mejores resultados.
Enami sin duda cumple un rol fundamental y estratégico en la existencia de la pequeña minería, lo cual se genera por la gran cantidad de poderes de compra en el país, así como su estructura de tarifas sustentable en el tiempo.
Desde el punto de vista técnico, la pequeña minería siempre debe pensar en construir un modelo geológico para conocer las reservas, las que permitirían efectuar un diseño minero; elaborar un plan de desarrollo y de producción de la mina, considerando como ejes fundamentales las operaciones unitarias mineras.
Sin duda no es simple, pero es fundamental poseer un modelo, el cual se irá corrigiendo en el tiempo, cuando se vaya adquiriendo mayor conocimiento, a partir de la información que el mismo yacimiento nos vaya entregando.
Hoy por hoy, el conocimiento técnico, el capital y la capacidad de gestión escasea en la pequeña minería y no hay instituciones que aporten en estas materias de manera clara, contundente e importante.
Hacemos un llamado al Estado a hacer su parte, a articular el apoyo técnico con profesionales, a acompañar con capital de manera decidida y protegida, y por último, a establecer una ruta clara de apoyo a la gestión.
De la misma manera los pequeños mineros deben ser más abiertos a los cambios, a la asociatividad y estar dispuestos a hacer las «cosas de manera diferente».
Esta actividad de la pequeña minería genera empleo directo e indirecto a miles de personas a lo largo y ancho del país, sostiene a comunidades completas, activa las alicaídas economías de la zona y genera crecimiento y educación a la población.