Enfermedades bucales comunes que puedes evitar

 

Las enfermedades bucales se presentan a todas las edades, pero si no son reconocidas y tratadas de forma oportuna, podrían generar un gran impacto sobre la calidad de vida de las personas.

De acuerdo al Ministerio de Salud, cada año en Chile se realizan unos 7 millones de consultas odontológicas en hospitales públicos y centros de salud primaria, siendo el 60% de ellas, prestaciones generales o de especialidades no urgentes. Además, existe un incontable número de atenciones de forma privada. No obstante, una parte importante de la población sigue asociando la salud e higiene bucal como un tema estético más que sanitario.

“La Organización Mundial de la Salud considera la salud bucodental como uno de sus objetivos prioritarios, potenciando la higienes y el cuidado y la prevención de los problemas orales como las caries o la enfermedad periodontal. En este sentido, es fundamental que la población conozca las patologías más frecuentes y cuáles son sus consecuencias en nuestro bienestar”, indica Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.

De hecho, la misma OMS señala que entre un 60% a 90% de los escolares y casi el 100% de los adultos tienen caries dentales, mientras que alrededor de 30% de las personas entre 65 y los 74 años no tiene sus dientes naturales. Para Molina, estas cifras son preocupantes, por lo que “desde nuestra vereda, debemos contribuir con una misión informativa y formativa, que ayude a potenciar y fomentar los hábitos de higiene en la población, sobre todo, desde la temprana edad”, indica.

Por eso, es importante conocer algunas de las afecciones más comunes que podemos evitar:

  • Caries: Es una enfermedad crónica progresiva que comienza con la destrucción de una parte superficial del diente, pero puede generar una cavidad que afecta –incluso- el nervio del mismo. Es una de las más comunes, generando halitosis y dolor en la pieza afectada, y suelen aparecer en edades tempranas.
  • Enfermedad periodontal: Se genera debido a la acumulación de placa bacteriana en nuestra boca, causando lesiones en las encías y los tejidos que rodean y sostienen los dientes, debido a una mala higiene. Los síntomas comienzan con la inflamación, el enrojecimiento y sangrado de las encías, pero en su estado más avanzado, puede generar lesiones en el hueso maxilar o la pérdida de piezas dentales.
  • Fluorosis: Son lesiones en el esmalte dental, que pueden aparecer como manchas blancas y opacas en la superficie del diente. Sin embargo, en una etapa más avanzada, se tornan cafés y aparecen rupturas en el esmalte. Se produce por una sobreexposición al flúor –que puede encontrarse en aguas o pastas de dientes con exceso de este mineral- en la etapa temprana de la formación dental.
  • Edentulismo: Es la pérdida parcial o total de los dientes, y puede ser consecuencia de otras enfermedades, como la periodontal o traumas. Esta afección se asocia a personas mayores, pero –en realidad- puede afectar a individuos de cualquier edad. Una de sus principales consecuencias son los problemas de funcionalidad, como la habilidad para masticar o pronunciar algunas palabras.

Asimismo, Molina enfatiza que la salud bucal está estrechamente relacionada con el bienestar general. “Cuando hablamos de la salud, las personas no piensan en lo bucal. Sin embargo, esta es una idea errada pues existe una asociación directa entre ciertas enfermedades y nuestra boca. Por ejemplo, pacientes con diabetes, patologías respiratorias y cardiovasculares, o cáncer podrían llegar a tener consecuencias mucho más severas –como úlceras o sangrados espontáneos- al no tener una óptima salud bucal”, añade.

Es así que para mantener una buena salud bucal es clave la higiene oral que incluye el uso de un cepillo y pasta de dientes adecuados a la edad, el uso frecuente de seda dental y enjuague bucal, además del lavado de dientes luego de cada comida. “No podemos olvidar tampoco la alimentación, donde tenemos que evitar alimentos con exceso de azúcar o carbohidratos, el consumo de alcohol y evitar fumar, además de controles periódicos –por lo menos, una vez al año- con el dentista”, recalca la farmacéutica.

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