Una tibia mañana recibió a las cerca de cincuenta personas que se reunieron frente a la hermosa capilla Nuestra Señora del Rosario, en la localidad de Huasco Bajo, para celebrar la misa de su fiesta patronal.
La misa fue presidida por el Obispo, Monseñor Ricardo Morales, junto al párroco, P. Enrique Sarneguet, el diácono Juan Badilla y las personas de la comunidad, previa inscripción.
«No se sientan solos», dijo el Obispo en su homilía, junto a la imagen de la Virgen del Rosario, imagen que de acuerdo a la tradición, es de la época de la Colonia y que fue traída los españoles. Reconoció que este es un tiempo de gran incertidumbre, «pero no estamos solos, estamos haciendo comunión, porque tenemos una Madre que nos sostiene y que nos alienta». Lamentó que la comunidad no pudiera celebrar como es tradicional, con mucha gente y procesión, pero recordó que no se debe poner en riesgo la salud de las personas y que «como nos recuerda el papa Francisco, nadie se salva solo, nos tenemos que cuidar unos a otros. Debemos ser solidarios, tender la mano, no podemos rezar a la Virgen si nos olvidamos de nuestros hermanos».
Don Ricardo dijo que la Virgen «sostiene en sus brazos un rosario, y a su hijo. Ella nos está diciendo el camino: la oración y Jesús». Manifestó su deseo de que «de esta celebración salgamos con más ganas de ser una familia, por eso el Señor nos ha regalado una Madre, para ser familia y vivir como hermanos; salir de acá con el corazón renovado y lleno de alegría, porque tenemos a Cristo y Él nos regala a nuestra Madre».
Después de la misa, la imagen recorrió las calles de Huasco Bajo para saludar a las familias, que la esperaban en las puertas de las casas. En una de ellas, recibió el homenaje de la pequeña Indara Cisternas, que le ofreció un pie de cueca.
Cabe señalar que esta capilla fue construida en 1667, y fue el primer templo católico del valle del Huasco.