Si hay algo que merece destacarse o acaso considerar respecto a las campañas electorales de aquellos tiempos ni tan pretéritos, pero que marcaron un momento y un modo de cómo se armaban y articulaban algunas fases de las campañas, en cuanto a la llamada publicidad que, gracias a la Ley y a las desagradables consecuencias de hasta de orden público que provocaron en su momento, ya no serán más. El rayado de paredes, cierros, muros y cuanto fuera, con o sin autorización del dueño. Me imagino la furia del dueño al levantarse y ver su muro rayado, y más aun de un candidato que no era de su gusto, eso avinagraba cualquier desayuno. La cartelería desmedida de algunos partidos y candidatos con afiches inconcebibles. Folletos de todos los diseños, colores, con fotos retocadas con un siempre pulgar en alto, y hasta de candidatos de profesión como, médicos o médicas, que salían con una bata y el estetoscopio, como que si quisieran decir o predecir que la cosa política, ya venía enferma. Los destrozos de la publicidad de la competencia, rayado sobre rayado, palometas degolladas, en fin, era un espectáculo casi narco, incluso con matones. Eso estaba naturalizado, pero también eso era un indicio del tipo de personas que asechaban y querían sentarse en el sillón municipal y como su modo de operar ya cortaba lo delictual. Afortunadamente, como suele ocurrir en este país, las leyes son reaccionarias nunca progresistas y, al final, se civilizó toda esa cultura del más fuerte, el con más recursos o, simplemente, del que estaba con el timón en la mano. Si bien las campañas siempre han sido tierra fértil para ideas y soluciones, entre paréntesis aclaro que estoy hablando de Tierra Amarilla y de todas las comunas, y de las elecciones de alcalde y concejales de esos tiempos. Era normal y esperado el cierre de campaña con grandes bailes y shows, artistas, discursos que nadie escuchaba y la correspondiente festeja de la camarilla después de la puesta en escena. Todo un aparataje que hoy, tanto por la contingencia de salud y las mismas restricciones y moderaciones que impuso la normativa al proceso de campaña, ya no veremos, sin considerar también algo importante: los recursos que disponen los candidatos que, a diferencia de aquellos tiempos, hoy son muy moderados o nulos.
Y afortunadamente no volverá a ser así. Calles sucias y rayadas, incluso hoy quedan algunos eslóganes casi borrados en algunos muros, donde todavía se puede leer “A nacionalizar el agua”, lo que nunca se hizo ni se hará o “Tierra Amarilla se respeta”, una frase mejor sin comentario.
Volviendo al cambio de paradigma. Estas restricciones, suponen nuevas herramientas para quienes desean captar adherentes y poder llegar a buen puerto. En este aspecto, las redes sociales, más específicamente facebook, hoy es la trinchera y el laboratorio donde se miden todas las variables psicológicas, afectivas, creativas y hasta de simpatía, poetas, doctores a su servicio, tantos figurantes, entre los cuales me cuento. Pero también es un ring muy grande donde los contrincantes a diferencia de antaño, no se tocan, no se miden, se alejan entre sí, no se diferencian, nadie quiere herir susceptibilidades, ni incomodar a nadie, aunque sea por el debate y las verdades, nadie quiere hablar de los robos, de los abusos que aún siguen, como si de alguna manera todos quieran ganar por puntos, o existiera en las campañas políticas, el premio al mejor compañero.
Por lo menos yo, quiero salir a la calle dentro de lo posible y quiero conversar con la gente, por supuesto con los que quieran charlar conmigo, tampoco nos vamos a tomar un café tirados en un sillón sin mascarilla y arriesgando la vida de todos como si fuéramos leprosos, de una forma tan irresponsable, como quiso suponer un candidato que no tiene que salir a buscar clientes, ya que le llegan ahí mismo y aprovecha de hacer proselitismo con vacunas. Y, al parecer, las medidas preventivas son solo las que entrega él y no los protocolos por parte de la autoridad de salud. Yo con mis colaboradores haremos un buen uso de ellos.
Como es de suponer, al final de la temporada de campaña, no habrá aglomeraciones, caravanas, a lo sumo celebraciones pequeñas en tamaño, pero grandes en triunfo. Lo que me hace prever que estas serán las campañas electorales nacionales más aburridas, insípidas y caballerosas de la historia, considerando que las buenas costumbres en estos asuntos no es la norma.
Bueno, después de condimentar un poco la contienda, quiero decir y sin afán de ofender, pero tampoco seamos tan sensibles y reaccionarios, ni niños de cristal, lo repito, Yhanss Delgado va a ganar por nocaut, a su rival más próximo que, dicho sea de paso, no se me ocurre quien podrá ser.
Yhanns Delgado Quevedo no pertenece al club de los que deambulan en la política, saltando de un cargo a otro, en reparticiones públicas, como muchos que se han pasado años alardeando de haber sido, intendentes, subsecretarios, seremis, director de aquello y de esto, todos designados, ninguna batalla ganada. A diferencia de don Yhanns Delgado, él fue electo tres veces alcalde y sus dos hermanos también autoridades electas. Y cuando tuvo que dejar su cargo, se dedicó a labores mineras y de empresario y salió adelante, sin tener que subordinarse a un partido para que le dieran un premio de consuelo como muchos hoy tienen, tanto en la Municipalidad, como en otras reparticiones del gobierno. Y ahora vuelve, honestamente, lo ha dicho sin recursos, solo con el recurso de ser el mejor candidato, con el recurso de la experiencia y con la conciencia sobre las penas y necesidades que hoy sufre nuestra comuna. Por eso, yo voto Yhanss Delgado. Y todo lo que escribo, acepto los contra comentarios. Esto es campaña 2021.