Inmigración Descontrolada

 

CRISTINA BRAVO BASSI

Abogada

Candidata como Constituyente por Atacama

 

[i]“Repartiréis, pues, esta tierra entre vosotros según las tribus de Israel.

 Y echaréis sobre ella suertes por heredad para vosotros,

 y para los extranjeros que moran entre vosotros,

que entre vosotros han engendrado hijos;

 y los tendréis como naturales entre los hijos de Israel;

echarán suerte con vosotros para tener heredad entre las tribus de Israel.

En la tribu en que morare el extranjero, allí le daréis su heredad”

Resulta difícil la indiferencia hacia el ser humano, hacia la pobreza y la vulnerabilidad. Como personas dotadas de emociones y razón, no podemos ignorar las distintas aristas de la inmigración en nuestro país. Chile se había caracterizado por tener una economía relativamente sobresaliente en Sudamérica, lo que evidentemente, era un lugar atractivo para extranjeros, sin embargo, la entrada de estos últimos al país, resultaba ser un proceso natural, y con un crecimiento paulatino y coherente con las condiciones económicas de Chile, pero, tuvimos un cambio a comienzos del 2017  donde de forma explosiva llegamos a tener [ii]438.224 visas de residencia, según lo informado por el departamento de Extranjería y Migración, aumentando más de un 200% la llegada de extranjeros, ¿por qué? ¿cómo? ¿tan increíble se volvió Chile que, se ha transformado en la atracción de los turistas y extranjeros?

Las últimas cifras del año 2019 indicaban que, [iii]“son 42 las comunas con 10.000 o más personas extranjeras, las que concentraban en total 1.111.952 personas, representando el 74,5% del total estimado para ese año” y sólo en nuestra región de Atacama [iv]“se estimó un total de 19.241 personas extranjeras residentes. Esta cifra representa un aumento absoluto de 3.171 personas y un alza relativa de 19,7% respecto a lo estimado para 2018. Respecto del colectivo, Bolivia es el principal, con 33,3%; le sigue Colombia, con 20%”. Las cifras de este 2020 aún no están claras.

Ahora bien, los datos señalados son aquellos que corresponden a inmigrantes que están registrados y que entraron conforme a la ley, pero, ¿qué pasa con los ilegales? ¿El Estado debe dar visa a los extranjeros con trabajo, aunque entren de forma clandestina? ¿Parece correcto que, se autodenuncien en la PDI, presentan contrato de trabajo, documento de identidad y puedan vivir tranquilos, obteniendo la residencia y como consecuencia la ciudadanía y nacionalidad chilena?

Sabemos que la solicitud de carta de nacionalización es un medio para obtener la nacionalidad chilena que, se concreta con un Decreto firmado por el Ministro del Interior, por orden del Presidente de la República que esté en ejercicio. En el 2018 se permitió otorgar la nacionalidad a quienes hayan cumplido 18 años y que tengan 5 años de residencia en Chile, pero, además, los hijos de extranjeros que hayan cumplido 14 años, con 5 años de residencia, que sean titulares de permanencia definitiva y que tengan la autorización notarial de quien lo tenga a su cuidado. De lo ya expuesto, deducimos que, esto es prácticamente un llamado notorio a promover la inmigración, pero ¿acaso el ingreso de extranjero no es sino una carga extra para el Estado, ya que al hacerse acreedores de ciudadanía y nacionalidad pueden exigir todo tipo de beneficios sociales? Entonces, resulta interesante cuestionarse ¿Tenemos que aceptar que entren extranjeros como turistas, sólo con el objetivo de obtener trabajo, residencia y nacionalidad? ¿debemos instaurar en una nueva Constitución el Derecho a la Migración?

En mayo del 2018 Chile mantenía alrededor de [v]3.000 presos extranjeros, asociados a delitos de narcotráfico, algo que este año ratificó el Director de la PDI al relacionar el tráfico de drogas con el fenómeno migratorio y que curiosamente fue duramente criticado. A su vez, podemos evidenciar que en Chile hubo un aumento considerable de tomas de terreno, existiendo hasta el 2019, 802 campamentos a nivel nacional, donde alrededor del 30% de ellos, corresponde a población extranjera. Lamentablemente, la región de Atacama presentó un aumento de [vi]170% desde el 2011 al 2019, sobresaliendo negativamente a nivel nacional, junto a Antofagasta y Tarapacá.

Otro factor importante a analizar es el  empleo v/s cesantía,  ya que, [vii]“de acuerdo a un estudio del Gobierno, las remuneraciones que reciben los extranjeros vienen en descenso desde el 2016, lo que también impone un techo a los reajustes del resto de los trabajadores: “el efecto de freno” en las alzas de salarios que estaría ocasionando la baja que registran las remuneraciones de los extranjeros contrasta con el hecho que, según el mismo estudio, las personas migrantes ocuparon la mayor parte de los nuevos puestos de trabajo. Al respecto, el Subsecretario del Trabajo comentó que, más del 80% de los nuevos empleos creados, son para extranjeros”.

Entonces, nos quejamos de cesantía, de la falta de apoyo por parte del Estado, de la dificultad de tener una vivienda propia, de tener malas pensiones, de tener una educación cara, una salud pública y un poder judicial frágil, pero, al parecer estamos muy bien preparados para dar la bienvenida y apoyar a una población inmigrante y en la mayoría de los casos, vulnerable.

Lo anterior no significa, como apoda la izquierda de “ser xenófobos, hostiles e indiferentes” todos sabemos que, el mundo entero contiene pobreza, vulneraciones de derechos humanos y falta de empatía hacia el prójimo, pero, para que un país prospere, debemos ser ordenados, mesurados e inteligentes, por lo mismo, debe ser un imperativo para el legislador, tener una inmigración controlada, y acorde a las garantías y oportunidades que se puedan ofrecer al extranjero, “no es humano ofrecer pobreza a quien viene de la miseria”.

Es menester que un Estado tenga exigencias mínimas para la obtención de la residencia, algunos países exigen una determinada cantidad de dinero, profesión, tener dónde vivir, pero, pareciera que Chile cada día se vuelve más dócil frente a este fenómeno y esa sumisión no es sana para este país.  A su vez, creo necesario eliminar la burocracia en los trámites relacionados a la deportación de extranjeros infractores de ley, y elevar los estándares de adquisición de nacionalidad, “ser chileno, no es algo que uno lleve a la ligera,  “como quien presenta un papel en una oficina” ser chileno involucra una creencia, ser parte de una tradición, con una historia y pueblo común, significa ser parte de una nación que encarna una soberanía, ser chileno es un sentimiento inherente a nuestras raíces, por lo mismo, el llamado es a mejorar nuestro país, hagamos crecer a nuestros compatriotas y luego de ello, adoptemos y recibamos visitas, “primero debemos ordenar la casa, luego, quienes lleguen a ella, pueden exigir sus derechos y evidentemente sujetarse a sus reglas”.

[i] Ezequiel 47, 21-23

[ii] https://www.extranjeria.gob.cl/estadisticas-migratorias/

[iii] https://www.extranjeria.gob.cl/media/2020/10/sintesis_extranjeros_2020.pdf

[iv] Fuente: INE-DEM

[v] https://www.emol.com/noticias/Nacional/2018/08/18/917440/La-mayoria-por-trafico-de-drogas-El-6-de-los-reos-en-Chile-son-extranjeros.html

[vi] https://www.minvu.cl/wp-content/uploads/2019/12/Presentaci%C3%B3n-de-Resultados.pdf

[vii] https://www.accionrepublicana.cl/la-ceguera-de-la-izquierda-ante-la-migracion-ilegal-108/

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