¿Es posible decirle adiós a las enfermedades crónicas?

Cambios en los hábitos alimenticios y rutinas diarias, además de un control de salud periódico, son esenciales a la hora de prevenir su aparición.

En 2019 el Ministerio de Salud reportó que más de la mitad de los chilenos -cerca de 9,7 millones de personas-, vive con dos o más enfermedades crónicas. Esto no sólo conlleva un desgaste emocional de las familias con uno o más miembros afectados por éstas, sino que también el agotamiento de los recursos financieros personales o públicos, por el alto costo de sus tratamientos que, generalmente, deben ser de por vida.

En general, estas patologías son de progresión lenta y se concentran en afecciones cardiovasculares, como la hipertensión y el colesterol alto o dislipidemia, la diabetes, y el cáncer, que están determinadas no sólo por factores genéticos, sino también sociales y ambientales. De hecho, la Sociedad Americana del Cáncer estima que en un futuro cercano, el 60% de la población mundial morirá por cáncer, el 90% estará muy enferma y el 40% se verá afectada por envejecimiento prematuro, destinando cerca del 47% del presupuesto familiar en medicamentos para tratar estas afecciones.

“El aumento en la esperanza de vida, además de cambios nutricionales y epidemiológicos en Chile, junto al incremento de factores de riesgo como la obesidad, el tabaquismo y el sedentarismo, han propiciado la aparición de estas enfermedades de forma más prematura en la población”, comenta Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada, agregando que esto nos impone un importante reto para afrontar el tratamiento de éstas pero, además, para su prevención.

Es aquí donde las variables sociales y ambientales son claves. Los malos hábitos alimenticios, rutinas perjudiciales, sedentarismo – en Chile más de 12 millones de personas se declaran sedentarias-, el tabaquismo y el abuso en el consumo de alcohol son gatillantes a la hora de potenciar la aparición de estas patologías. “Por ejemplo, según el Minsal, en el país más del 50% de la población sufre de algún tipo de trastorno del sueño, lo que impide que nuestras células puedan regenerarse de forma óptima, teniendo mayor prevalencia de padecer obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares”, señala la facultativa.

Del mismo modo, el Ministerio reporta que se redujo la ingesta de agua en la población y el consumo de frutas, verduras y legumbres, aumentando la utilización de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados. Como lo advierte Molina, “la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), recomiendan un consumo mínimo de 400grs de frutas y verduras al día, distribuidas en cuatro comidas principales y donde deben incorporarse carnes magras, legumbres y frutos secos. Claramente, y por diversos factores –que incluyen el económico- estamos lejos de alcanzar esa recomendación”.

Lo mismo pasa con la actividad física. Especialistas sugieren realizar ejercicios de 30 minutos, por lo menos, tres veces a la semana. “No sólo mejorará el estado muscular y óseo, sino también disminuirá el riesgo de hipertensión, diabetes, accidentes vasculares y hasta depresión”, señala la farmacéutica.

Por esto, es imprescindible que los habitantes tomen conciencia de los riesgos asociados a malas prácticas como las mencionadas y a hacerse revisiones periódicas, ya que la detección temprana también lo será para comenzar un tratamiento indicado, con el fin de mantener el organismo compensado. “La pandemia ha perjudicado enormemente este último punto. El Ministerio ha dado a conocer que, hasta septiembre del año pasado, existía una disminución del 60% en controles cardiovasculares respecto al promedio 2018-2019. La falta de control y la discontinuidad de los tratamientos farmacológicos en estos pacientes podría traer consecuencias fatales”, enfatizó la farmacéutica.

Entonces, Molina subraya que “se hace necesario que el foco esté centrado en la prevención para no estresar aún más nuestro sistema sanitario, que ha estado al límite conteniendo la pandemia y descompensaciones de los enfermos ya diagnosticados”. En este sentido, y como señala la OMS, también es preciso que los países adopten medidas ya que la prevención y un mejor tratamiento de estas enfermedades incidirán en la productividad, disminuyendo los índices de ausentismo por licencias médicas, demostrando el crucial vínculo entre la salud y el desarrollo económico, clave a la hora de enfrentar una crisis económica como la actual.

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