Señor Director:
Astutamente, la “Agentur” que gobierna Chile por medio de la prensa, establece las pautas de la así denominada contingencia nacional, es decir, de la “realidad”, inoculando a la permeable sociedad en los “valores” del mundo moderno. El Establishment enfatiza las bondades del sistema democrático con pomposas frases como “Elige el país que quieres”, “Chile elige”, “El Chile con que sueñas” y “El poder de tu voto”, en un claro intento para demostrar que es la gente –el “pueblo”– quien en esta argamasa llamada Democracia ostenta el poder de decisión. ¡Gran mentira! Nada más lejos de la realidad, pues Chile y sus antiguos habitantes fueron vendidos al poder omnívoro del oro y con ello, entregados en “sacrificio” al globalismo –las “Naciones Unidas”–, decretando así, al irreversible recambio poblacional, evidente en cada pueblo y ciudad del país.
¿Hubo elección? ¿Hubo la tan apreciada “votación democrática” sobre lo que hemos querido para Chile y sus habitantes? ¿Hubo alguna “consulta” sobre la entrega de nuestro país a los inmigrantes? No, no la hubo, y tampoco la puede haber, pues la decisión es una orden impuesta y por cierto, acatada por todas las pérfidas “autoridades”-marionetas de las últimas décadas, por las Fuerzas Armadas y asimilada por el “pueblo”… ¿Y qué vemos frente a nosotros? Un país que avergonzaría al más ruin y vicioso criminal de hace cien años, en donde prima la decadencia, el materialismo, la delincuencia, la corrupción, las mentiras y la hipocresía y donde se han alterado los principios básicos de la vida: Los valores son presentados como anti-valores y estos como “valores”… Se ha destruido el concepto de Patria, de familia y se ha promovido el caos social en nombre de las palabras más adecuadas repetidas al unísono tras el adoctrinamiento de los agentes del marxismo cultural en la simbiótica alianza Derecha-Izquierda: “Progreso”, “justicia”, “más derechos”, “inclusión”, “tolerancia”, “diversidad”, “multiculturalismo”, “todos y todas”, etc., etc., etc.
El “nuevo” Chile es una afrenta para nuestros ancestros.