Chile, un país invadido

Señor Director:

De manera irrefrenable, millones de “migrantes”, tal como fuerzas de ocupación, han invadido Chile. Esto, que en tiempos pretéritos hubiese significado un juicio a las autoridades políticas por traición a la patria y ciertamente, que hubiese generado la reacción de la población –como en la Guerra del 79–, hoy no tan sólo se ha permitido sino que además, se ha promovido.

Las autoridades y las Fuerzas Armadas han sido cómplices de este crimen y el pueblo, el tan ensalzado pueblo chileno, idiotizado al ritmo de la televisión-basura –los “matinales”, los programas de “talentos”, las “teleseries”–, de la pueril prensa, del cabaret deportivo, de las “redes sociales” y de cuanta impostura promueve el sistema, ha sido indiferente.

Todo esto es la expresión clara de la destrucción de la nacionalidad –advertida por Nicolás Palacios y luego, por Miguel Serrano–.

El recambio poblacional ha comenzado. Y es irreversible.

Con justa razón los traidores a la patria hablan del “nuevo” Chile: Nuestros ancestros amaron a Chile y jamás hubiesen permitido la invasión del país y tampoco la proliferación de los anti-valores que hoy dominan a la decadente sociedad chilena de la “diversidad” y de la “multiculturalidad” que avergonzaría al degenerado más repugnante de décadas pasadas.

 

Por Rafael Videla Eissmann

Historiador egresado de la Universidad Católica de Chile

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