TIPIFICAR EL ECOCIDIO: LA INICIATIVA PARA SALVAR EL HOGAR VULNERADO.

Por Jorge Oporto Marín. Periodista

 

Vietnam, 1965-1975. Agente Naranja – Napalm –Fósforo Blanco.- Para las generaciones jóvenes  lo más probable es que el país y las fechas indicadas poco o nada signifiquen y para las generaciones que vendrán menos aún el “Agente Naranja”, “Napalm” y “Fósforo Blanco”.

En el conflicto bélico, denominado también Segunda Guerra de Indochina o Guerra de Resistencia contra Estados Unidos, se estima que los aviones estadounidenses arrojaron 75,7 millones de litros de “Agente Naranja” sobre una superficie de 24 mil kilómetros cuadrados de cultivos y bosques en el conflicto.

Las guerras, prácticamente, sólo dejan destrucción y muerte pero del caos, la desesperanza, el asesinato, deben extraerse lecciones, aprendizajes o al menos un mensaje moral que nos haga cada vez mejores como especie humana.

El concepto “ecocidio” se originó como consecuencia de la Guerra de Vietnam, que duró 10 años desde la entrada “oficial” de Estados Unidos al conflicto, por sus efectos desvastadores sobre su territorio, principalmente por el “Agente Naranja”, “Napalm”y “Fósforo Blanco” arrojados por el ejército estadounidense contra los vietnamitas.

Murieron miles de personas y millones de hectáreas quedaron destruídas, convertidas en verdaderos páramos incluyendo cultivos de labranza que tardaron años en recuperarse y ser nuevamente productivos, incluso hasta hoy continuan los efectos negativos de dichos elementos..

“AGENTE NARANJA”

El “Agente Naranja”  es un producto químico defoliante que produce el desprendimiento artificial de hojas de plantas y árboles de bosques y selvas pero al cual le fue alterado uno de sus componentes para ser usado como arma química y causar un daño letal, que destruye todo a su paso y deja el territorio donde es lanzado sin vida.

Las bombas de “Napalm” originan verdaderos incendios que arrazan con pastos, plantas, árboles, animales, insectos, etcétera. Con todo ser viviente que en ese momento se encuentre en el lugar bombardeado pues también generan altísimas temperaturas u “olas de calor” insoportables para cualquier ser viviente. Por su parte, el “Fósforo Blanco” causa efecto similares pero se enciende y quema en contacto con el oxígeno y continúa su acción hasta los 1.500 grados fahrenheit (816° celsius) hasta que no queda nada o se corta el suministro de oxígeno.

El Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de La Plata (UNLP), estima que murieron entre 3,8 y 5,7 millones de personas.

Nunca se sabrá con exactitud cuantas personas murieron por estos componentes en forma directa y cuantas por sus efectos secundarios o retardatarios, pero quienes sobrevivieron quedaron para siempre con secuelas graves de salud.

A más de cuatro décadas de terminada la guerra existen niños y niñas vietnamitas sufriendo varias enfermedades, entre ellas,  malformaciones congénitas que serán de por vida.

Expertos estiman que entre 3 y 4 millones de vietnamitas están discapacitados o tienen enfermedades relacionadas con el “Agente Naranja”.

También existen antecedentes que hijos de veteranos de guerra norteamericanos, que estuvieron expuestos ocasional y levemente al “Agente Naranja”, sufren de varias enfermedades, como cáncer de próstata, diabetes mellitus tipo 2 y toxicidad sistémica que compromete el tracto gastrointestinal, hígado, riñón y sistema nervioso central.

EL OLVIDADO OLOF PALME

Los participantes de la Cumbre Ambiental de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de 1972 escucharon por primera vez el concepto de “ecocidio” de Olof Palme, Primer Ministro de Suecia, asesinado el 28 de febrero de 1986 a los 59 años, quien acusó a los Estados Unidos de destrucción masiva, empleando dicho término por sus prácticas en Vietnam, aunque la primera persona que lo acuñó fue el biólogo estadounidense, Arthur W. Galston en la Conferencia sobre Guerra y Responsabilidad Nacional (Washington) y en 1970 caracterizó  la destrucción de ecosistemas como ecocidio refiriéndose a los efectos defoliantes del “Agente Naranja”.

Desde la intervención de Olof Palme el concepto empezó a permear el mundo hasta ser adoptado por algunos países que aún hoy bregan por la instalación de un derecho internacional que condene y sancione dichas prácticas porque las consideran “crímenes de lesa humanidad”.

Indira Ghandi de India y Tang Ke de China apoyaron la iniciativa del primer ministro sueco y destacaron que la destrucción de los ecosistemas debía considerarse como un crimen contra la humanidad.

Casi nadie recuerda a Olof Palme como un defensor del medio ambiente, pero lo cierto es que su iniciativa sigue vigente y enarbolada no sólo por activistas ecológicos, sino que también la asumieron varios países y gobiernos del mundo.

Han tipificado el ecocidio en sus constituciones o respectivas legislaciones Rusia, Vietnam, Ucrania, Armenia, Ecuador, Georgia, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia,  Tayikistán y Uzbekistán.

Georgia es el país que tiene la legislación más estricta al respecto. En su artículo  409 indica: 1).- Ecocidio, es decir, contaminación de la atmósfera, el suelo, los recursos hídricos, la destrucción masiva de flora y fauna y  cualquier otro acto que pudiera haber provocado un desastre ecológico, será reprimido con pena privativa de la libertad de 12 a 20 años. 2).- El mismo acto cometido durante los conflictos armados será reprimido con pena privativa de libertad de 14 a 20 años o con reclusión perpetua”.

A fines del año 2020 Francia tipificó el ecocidio y argumentó: “para evitar y sancionar los daños graves que se causen al medio ambiente”. La figura legal es “delito de ecocidio” y puede ser castigado con multas de hasta 4,5 millones de euros y un máximo de 10 años de prisión.

En esta cruzada, desde el 2019,  participa desde Emmanuel Macrón (Presidente de Francia), hasta el Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio), pasando por Greta Thunberg, la etóloga Jane Goodall, la baronesa (Natalia) Bennett de Manor Castle  y otros activistas ambientales y ecológicos. El Papa en el XX Congreso Internacional de la Asociación de Derecho Penal (Vaticano 2019) señaló: “pueden ser considerados como ecocidios la contaminación masiva del aire, la tierra y los recursos hídricos, la destrucción masiva de flora y fauna  y cualquier acción capaz de producir un desastre ecológico o destruir un ecosistema” e incluso destacó que se añadan al catecismo “los pecados contra la ecología”.

UNA LUCHADORA INCANSABLE

En la lucha por instaurar y masificar el ecocidio como delito punible e internacional que comprende daños graves y permanentes al medio ambiente o entorno, han existido y existen verdaderos íconos que impulsan dicha iniciativa.

Entre éstos se reconoce a la abogada escosesa Polly Higgins (1968-2019) y a la organización Foundation Stop Ecocide, la cual impulsa y continúa su legado a través de conferencias, seminarios, acciones educativas y otras en diversos países.

Polly Higgins era una abogada que defendía cotidianamente a sus clientes en los tribunales de Londres hasta que un día (2006), mientras exponía un caso de vulneración a los derechos laborales en el Tribunal Supremo que limitaba con el parque londinense de Lincoln’s Inn, miró por una de sus ventanas y contempló la naturaleza. “El panorama de Londres era muy bonito. Se veían árboles, los tejados de los edificios más bellos de la ciudad y me ví pensando, no es sólo mi cliente el herido y discriminado. ¡Era la Tierra!. Lo vi muy claro. Pensé que la naturaleza necesitaba un abogado que la defendiera. ¿Quién defiende a la tierra  de las agresiones  continúas  a las que está sometida?”, señaló Higgins en una conferencia dada tiempo después, cuando se había convertido en una activista y líder en defensa del medio ambiente.

Ese día -explicó-, mientras se dirigía del tribunal a su bufete una idea ocupaba su cabeza. Existía una ausencia de cuidado de la Tierra y se preguntó cómo podríamos crear un deber legal de cuidado de la Tierra. “¿Cómo creamos un marco legal para garantizar el bienestar de la tierra?”, enfatizó.

Tiempo después, propuso  la formulación del ecocidio ante la Comisión Legal de las Naciones Unidas e inició una lucha que no pararía hasta su muerte, por un  cáncer muy agresivo cuando tenía 50 años.

Definió el ecocidio como “la pérdida, el daño o la destrucción generalizada de los ecosistemas de un territorio(os) determinado(s) de tal manera que el disfrute pacífico de los habitantes ha sido o será severamente disminuido”. 

Gracias a su acción se creó la fundación que heredó la verdadera cruzada por los derechos del entorno y que incluso algunos países han asimilado en sus respectivas constituciones (aunque no han tipificado aún el ecocidio), al incluir el medio ambiente, la naturaleza, como un sujeto de derecho y no como un objeto al cual se puede contaminar y depredar sin tener alguna sanción o castigo. Hay cuatro países en el mundo que consideran la naturaleza como sujeto de derecho: Nueva Zelanda, Ecuador, Bolivia y Colombia.

LEGISLACION AMBIENTAL INTERNACIONAL

Extensas islas de plástico en los océanos, deforestación de los bosques nativos suplantados por plantaciones de especies foráneas – pinos y eucalyptus en Chile -, calentamiento global como consecuencia de los gases de efecto invernadero originados por la acción antrópica, extinción de especies por caza furtiva, invasión de sus hábitats e introducción de especies exóticas, lluvia ácida sobre cultivos y masificación de alimentos transgénicos, ríos contaminados y/o disminuidos gravemente sus caudales -en Chile con metales pesados por la actividad minera-, son sólo algunos de los problemas que enfrentan las actuales generaciones y donde las legislaciones existentes de cada país son insuficientes y permisibles.

En 1977 la ONU realizó la Convención sobre la Prohibición de Uso de Técnicas de Modificación Ambiental con Fines Militares u Hóstiles, donde se aprobó y rechazó todo tipo de acción que vulnere el medio ambiente en conflictos bélicos o similares, sin embargo, aún hay mucho por hacer y urge una legislación ambiental internacional que permita perseguir y sancionar a quienes, sean persona naturales, estados o naciones, realicen dichas acciones pero no sólo en conflictos bélicos sino que también en tiempos de paz.

En el 2018 la Asamblea General de la ONU realizó el encuentro “Hacia un Pacto Mundial por el Medio Ambiente” que buscó sentar las bases de un Derecho Ambiental Internacional.

Al respeto y a instancia de parlamentarios suecos encabezados por Rebecka Le Maine y la Foundation Stop Ecocide se reunió un “Panel de Expertos Independientes para la Definición Legal de Ecocidio”, cuyo trabajo concluyó en junio, que busca incidir en los estados y naciones del mundo para que dicho concepto sea incluído como un crimen en el Estatuto de Roma, documento en el cual se basa la Corte Penal Internacional.

En la actualidad, este tribunal considera cuatro crímenes internacionales reconocidos en el mundo: de guerra, genocidio, crímenes contra la humanidad o “de lesa humanidad” y crímenes de agresión. De prosperar la iniciativa, el ecocidio sería el quinto crimen de carácter internacional y que podría ser considerado por la Corte Penal Internacional  si existiera alguna denuncia al respecto.

El panel de experto, donde participaron 12 abogados ambientales y penales internacionales que deliberaron durante seis meses e incluyeron consultas públicas, concluyeron que al ecocidio es posible considerarlo como un crimen internacional y señalaron que “se refiere al daño a la naturaleza  que es grave y generalizado o de largo plazo”.

BARONESA VERDE

Tomando en cuenta dicho trabajo, la Baronesa Bennett de Manor Castle, ex-líder del Partido Verde de Inglaterra y Gales, presentó la primera semana de julio (2021), una enmienda al Proyecto de Ley del Medio Ambiente del Reino Unido, señalando que debía incluirse la definición propuesta por los expertos. El mes pasado había presentado otra indicación destacando que “el Gobierno negocie la adición del ecocidio  a la lista de crímenes internacionales bajo la jurisdicción de la Corte Penal Internacional”.

La periodista y política, australiana y británica, fue Presidenta del Partido Verde entre el 2012 y 2016 y por su trabajo en el parlamento recibió el titulo nobilario de Baronesa de Manor Castle, nombre de la localidad donde vive. Cuando la BBC de Londres le preguntó por qué se unió  al partido, contestó: “Pensé en el estado del mundo y que necesitaba hacer algo”.

CONSTITUCION ECOLOGICA

Varios expertos y estudiosos del tema coinciden que para la defensa del medio ambiente o la naturaleza, el mundo debe contar con una legislación que tipifique y sancione los delitos ambientales cometidos en un determinado país y que puedan ser perseguidos a nivel internacional independientemente del lugar o territorio donde se concreten y debe existir un tribunal con competencias específicas que pueda aplicar dicha legislación.

En esta iniciativa también ha trabajado la organización Ecocide Project de la Universidad de Londres que realizó un foro académico único que proporciona un punto focal  nacional para liderar, facilitar y promover la investigación sobre ecocidio, sus implicaciones de derechos humanos y que incluye la iniciativa impulsada para “erradicar el ecocidio” y convertirlo en el quinto crimen contra la paz.

El  Grupo de Acción Ecológica de Atacama (GAEDA) planteó el 12 de noviembre del 2020, en la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Constituyente de Atacama (ACA), que debía estructurarse una Constitución Ecológica y existir una legislación internacional que protega el medio ambiente pues es fundamental si queremos salvar nuestro único hogar: el planeta tierra.

Chile tiene una oportunidad única en los momentos en que la ciudadanía a mandatado, a los  recién asumidos constituyentes, construir a una Nueva Constitución, y no hacer una reforma a la Constitución de 1980.

Esta misión debe ser concretar una “Constitución Ecológica” donde el medio ambiente sea sujeto de derecho y no un objeto al cual se puede contaminar y depredar a ultranza, muy propio de la concepción o cosmovisión antropocéntrica sobre el mundo y el universo, y tipifique el daño a la naturaleza como un verdadero ecocidio.//

Lectura de Fotografías.

Phan Thi Kim Phuc, 9 años, huye de su aldea bombardeada con Napalm luego de despojarse de sus ropas quemadas (1972). La imagen captada por el fotógrafo vietnamita, Nick Up, The Associated Press, se convirtió en un icono del horror de la guerra. Fue publicada por The New York Times y recibió el Premio Pulitzer 1973. Phan Thi vive en Canadá, su cuerpo presenta las huellas del Napalm, y realiza conferencias sobre su experiencia y la Guerra de Vietnam.

Niños vietnamitas en el Orfanato Ba Vi, a 60 kilómetros de Hanoi, con secuelas graves sobre su salud por efectos del Agente Naranja. Fotografía de Loung Thai Linh (EFE).

Olof Palme (1927 -1986). Acusó a los Estados Unidos de ecocidio por sus acciones en Vietnam. Su crimen no fue aclarado y la investigación cerrada el 2020 por los tribunales suecos al morir uno de los principales sospechosos que nunca fue llevado a juicio. Fotografía de Bertil Ericson/EFE (1982).

 Para no Olvidar:

 

Bibliografía.

  • Foundation Stop Ecocide.(Google).
  • Instituto Promise para los Derechos Humanos. Facultad de Derecho. Universidad de California Los Angeles (UCLA).
  • BBVA Open Mind.com “La historia del ecocidio, un nuevo crimen contra la humanidad”. Autora: Bibiana García.
  • Instituto de Relaciones Internacionales. Universidad Nacional de La Plata (UNLP). “30 de Abril de 1975. A 45 años del fin de la Guerra de Vietnam”. Autora: María Laura Brito.
  • “Guerra de Vietnam”. Wikipedia, la inciclopedia libre.
  • Ecocide Project. Consorcio de DD.HH. Escuela de Estudios Avanzados Universidad de Londres.(Google)

http://www.eradicatingecocide.com

 

 

 

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