Gabriel Canihuante, periodista, académico UCEN Región Coquimbo
A fines de agosto se conoció el nombre de la nuevo Premio Nacional de Educación, se trata de Nolfa Ibañez, educadora diferencial, investigadora y académica de larga trayectoria.
El hecho fue muy poco relevante a juzgar por las páginas o segundos que ocupó en los medios de comunicación del país. Una pena, pero es una muestra más de las equivocadas prioridades informativas de la prensa chilena.
Informar, entretener y educar deberían ser las principales funciones de los medios de comunicación. Y a menudo pareciera que la última es la de menor valor. E incluso suele ocurrir que las noticias son presentadas como espectáculo, es decir, entretención.
Hay quienes sostienen que “Una noticia es aquello que alguien no quiere que se publique. El resto son relaciones públicas”, pero esto no quiere decir que el robo de relojes de alto costo -por señalar una noticia cualquiera- sea más importante que el debido reconocimiento a quien se ha consagrado a una profesión como es el caso de la académica de la UMCE, Nolfa Ibáñez.
La Premio Nacional de Educación 2021, sin duda, ha hecho diversos aportes al país y justo es su reconocimiento oficial, tal como se celebran los escasos triunfos deportivos de atletas nacionales.
Y este Premio debiese ser festejado, aplaudido, por todos quienes nos relacionamos con la enseñanza. En el diario “El Mercurio” de Santiago (29/08/2021), la profesora Ibáñez planteó cinco grandes desafíos para la educación en Chile.
Son todos interesantes y dignos de atención, pero quiero recoger el último: “La consideración de las emociones de los estudiantes como disposiciones corporales para hacer cosas, parece ser fundamental para propiciar los aprendizajes”. Lo subrayo porque no siempre esto ha sido tomado en cuenta, especialmente en las universidades, donde se suele aspirar a un “conocimiento científico objetivo”.
Ibáñez nos advierte que si un niño o joven está interesado, va a hacer cosas y le va a facilitar su aprendizaje y, agrega que esto pasa en los diferentes niveles de educación. Los docentes, puntualiza, “debiésemos realizarnos en ese punto, con independencia de en qué niveles estemos trabajando. Desde párvulo a doctorado”.
El llamado cobra más fuerza en estos tiempos de pandemia. A pesar de las restricciones y de las distancias, los estudiantes de una u otra forma, dejan ver sus emociones, pero no siempre hemos podido estar atentos.