Sumado al dolor y conmoción que causó en la población de Tierra Amarilla el doloroso deceso del joven Benjamín Carvajal de 18 años, tras ser atacado por peligrosos perros de la raza pitbull en un sector ribereño de la comuna, se han unido los cuestionamientos al alcalde de la comuna, Cristóbal Zúñiga, por el no cumplimiento de una ordenanza municipal aprobada hace 2 años y que, literalmente, duerme el sueño de los justos sin que la máxima autoridad local la ejecute aun.
Así lo manifestó públicamente el concejal Pablo Olivares Traslaviña, quien recordó que en 2019 se aprobó la ordenanza municipal 925 que norma la tenencia responsable de animales de compañía y la fiscalización de perros callejeros.
El concejal hizo presente que ha intervenido en varias ocasiones en las sesiones del concejo para hacerle presente al alcalde la vigencia de esta normativa que, además, conlleva la creación de un canil, sin obtener respuesta alguna por parte del máximo edil.
Lamentablemente, lo que debiera ser hoy un tema que aúne esfuerzos y voluntades entre las autoridades locales, se asume por parte del alcalde como una cuestión política y personal, según lo deja entrever en su cuenta facebook, donde señala en respuesta a Olivares: “Que lamentable que se aproveche de esta terrible noticia para sus fines políticos. Detestable”, a lo que el aludido concejal respondió que no es cierto, ya que se trata de un tema presentado muchas veces ante el concejo: ¡Cuántas veces se lo dijimos!. Usted todo se victimiza. Hágase cargo mejor, sé que me detesta, porque me lo ha dicho en pleno concejo, pero la ley es una sola, no la hace usted”.
¿Y qué dice la citada ordenanza municipal?
En sus decretos, define lo que es una mascota de compañía, un animal abandonado, el maltrato animal, un perro callejero, un perro comunitario y un animal peligroso, entre otros conceptos.
En lo material, esta ordenanza consigna la obligación municipal de “mantener un refugio animal o centro de rescate dispuesto o administrado por el municipio, destinado a recibir y a mantener en condiciones dignas por un tiempo determinado a los animales abandonados o retirados desde espacios públicos”. Evidentemente, esta auto-obligación no se ha cumplido y, en alguna medida, le adosa responsabilidad al municipio frente a lo ocurrido.
En el artículo octavo, manifiesta que la Municipalidad de Tierra Amarilla, a través de la Unidad de Medio Ambiente y de acuerdo a su disponibilidad presupuestaria, creará programas de esterilización masiva producto de una campaña comunal o bien desarrollará aquellas que se promuevan a nivel nacional (…)”.
El artículo 17 también deja en mal pie al municipio frente a la reciente desgracia ocurrida, porque si hubiera cumplido lo indicado, tal vez la historia sería distinta: “Toda mascota o animal de compañía que transite con o sin sujeción de su responsable o paseador, podrá ser controlado por personal municipal en las vías o espacios públicos, a fin de verificar su identidad y estado general”.
En tanto, el artículo 19, ahorra comentarios respecto de la responsabilidad municipal: “La Municipalidad, a través de la Unidad de Medio Ambiente, podrá rescatar animales en estado de abandono en las vías o espacios públicos y trasladarlos a caniles para llevar a cabo alguna de las acciones señaladas precedentemente, siempre y cuando exista capacidad en dichas instalaciones. Una vez rescatado el animal y no habiendo capacidad en los caniles, la Municipalidad podrá efectuar un control sanitario reproductivo, esterilizándolos o castrándolos y en su caso devolverlos a su lugar de origen”.
El pensamiento del concejal Olivares es presentar el caso a la Contraloría Regional para que determine si existe un posible abandono de deberes por parte del alcalde Zúñiga, a raíz del triste suceso ocurrido en Tierra Amarilla y, por ende, se adopten las medidas administrativas y políticas que correspondan.
*Fotografía de referencia.
Tierramarillano Chile
